Las horas de sol, miles de metros de suelo industrial y el papel de un empresario español, Rafael Benjumea. Esta combinación ha sido clave para que Diamond Foundry, una empresa estadounidense que crea diamantes de forma artificial, haya puesto el ojo en Trujillo (Cáceres) para instalar su primera fábrica en Europa. La sorpresa de los vecinos de la localidad extremeña se la han llevado cuando se han enterado de que detrás de esta innovadora compañía está el dinero del actor Leonardo DiCaprio.
Lo de "Leonardo DiCaprio nos ha hado muchísima publicidad", reconocen fuentes del Ayuntamiento. El plan de la empresa, fundada en California en 2012, es construir la factoría en el polígono de Arroyo Caballo. Las instalaciones ocuparán unos 30.000 metros cuadrados y albergarán unos reactores de plasma capaces de reproducir las condiciones de presión y calor necesarias para generar diamantes. Un proceso artificial, sin el coste social y medioambiental de la minería tradicional. Lo que aún no se ha concretado es el lugar en el que se levantará la planta fotovoltaica que abastecerá una buena parte de la energía que gasta Diamond Foundry para crear el carbono cristalizado.
En principio, la instalación solar será de 120 megavatios, ocupará unas 200 hectáreas del municipio e incluirá una infraestructura de almacenamiento. Aquí es donde aparece el nombre de Rafael Benjumea, un empresario del sector fotovoltaico cuya familia está "muy ligada" a Trujillo y a las energías renovables. Benjumea fundó hace años Powen, una eléctrica especializada en instalaciones solares para el autoconsumo. La empresa se encargará de esta otra rama del proyecto, la de levantar una planta solar para proveer de energía a Diamond.
La intención de Diamond Foundry es que la fábrica comience a funcionar en 2024. El negocio podría generar un millar de empleos en Trujillo
"Han sido todo gestiones muy privadas del alcalde, José Antonio Redondo Rodríguez (PSOE). Conoce desde hace mucho tiempo a los Benjumea", aseguran las mismas fuentes municipales. La firma californiana presentó su proyecto en junio y viajó a Trujillo para conocer el municipio. Las dos compañías han firmado un convenio con el Ayuntamiento, la Junta de Extremadura y el Gobierno central. Se ha creado, además, un comité para seguir los avances del proyecto.
En cualquier caso, según El País, todavía está en una primera fase y quedan por despejar extremos sobre los permisos y la financiación. En total, el proyecto completo supone 800 millones de inversión. De ellos, alrededor del 40% lo aportarían las empresas, mientras que la idea es que el 60% restante lo cubran con financiación pública y privada y con ayudas europeas. Lo que más interesa al municipio son las cifras de empleo que generará el proyecto. Entre los 300 puestos directos y los indirectos podrían crearse cerca de 1.000 nuevos empleos de trabajo. A ello habría que sumarle toda la industria asociada que atraiga la actividad de la factoría. La intención de Diamond es poner en marcha la fábrica en 2024.
Desde el Ayuntamiento aseguran que están "encantados" de los planes de estas dos empresas para poner en marcha este novedoso negocio en su tierra. La economía de Trujillo, un pueblo que no llega a los 9.000 habitantes, bebe principalmente del turismo y la ganadería.
DiCaprio, Sillicon Valley y joyería
La historia de Diamond Foundry nació en un almacén del sur de California en 2012. Martin Roscheisen, cofundador de la compañía, había lanzado antes una empresa de energía solar, Nanosolar. Pero sucumbió ante la competencia china. El empresario se puso manos a la obra para explorar otras formas de negocio y desarrolló junto con otros ingenieros y científicos un método avanzado para fabricar diamantes. A grandes rasgos, la tecnología consiste en utilizar la potencia de los reactores de plasma para emular las condiciones de la naturaleza necesarias para formar diamantes. El carbono cristalizado que obtiene es "igual" que el de los diamantes extraídos en la minería tradicional, pero "verdaderamente ético", presumen en su página web.
La compañía no logró poner en marcha su primer reactor hasta finales de 2014. Después, en 2016, llegó la financiación de Leonardo DiCaprio y otros magnates de Silicon Valley. Entre ellos, fundadores e inversores de Google, Twitter, eBay y Facebook. El actor de Hollywood se metió en el negocio porque le preocupaban cuestiones éticas de la minería tradicional, como su impacto en el medio ambiente. "Estoy orgulloso de invertir en Diamond, que cultiva diamantes de forma sostenible en Estados Unidos sin el coste humano y medioambiental de la minería", dice DiCaprio en una frase que la empresa le atribuye en la web. En 2017, Diamond levantó su principal fábrica en Wenatchee, en el estado de Washington, que funciona con energía hidráulica. Diamond destina sus diamantes a la joyería, pero también para materiales semiconductores que se utilizan en los coches eléctricos, el 5G, la computación en la nube o en la inteligencia artificial.