La crisis energética que se ha desatado en 2021 evidencia que las grandes fuentes de energía renovables (agua, sol y aire) no son suficientes para asegurar el suministro a la sociedad. Cada país apuesta por tecnologías alternativas para cubrir esta ineficiencia. Con el carbón y los derivados del petróleo apartados del sistema por su impacto medioambiental, el gas y las nucleares se convierten en las dos mejores soluciones para dar estabilidad al sistema.
España ha elegido el gas para este cambio y ha vetado a las nucleares. La decisión que defiende el presidente Pedro Sánchez y su ministra para temas energéticos, Teresa Ribera, se ha reafirmado esta semana después de que Francia anunciará la intención de aumentar su gran despliegue nuclear. La oposición española reclamó de nuevo a Moncloa una revisión del papel de las nucleares en su política energética. Pero el Ejecutivo reafirmó su apuesta de cerrar todas sus centrales nucleares en 2035, que es cuando vence la última concesión de la central de Trillo.
La apuesta del Gobierno por abandonar la energía que se produce en las centrales nucleares queda reflejada en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030. Su estrategia de 427 páginas incluye una reducción de 2,3 veces de la aportación nuclear al sistema, la desaparición del carbón, la reducción considerable del petróleo, mantener una presencia similar del gas y que las renovables dupliquen su aportación.
La desaparición de la nuclear de esta receta energética se sigue sin entender por parte de los expertos. Más aún, después de la crisis de precios energéticos que se está viviendo en 2021 marcados por la dependencia del gas que llega incluso a poner en riesgo el suministro. “Se está dando una tormenta perfecta”, destaca Alfredo García, más conocido en redes como @OperadorNuclear, divulgador de ciencia y tecnología nuclear.
“El cierre de las nucleares limita su aportación a la producción de electricidad, llevo desde 2016 asegurando que si reducimos la aportación de nucleares habrá que quemar más gas y, si quemamos más gas, se aumentan las emisiones y el precio de la electricidad. Esta es la clave de la crisis que estamos viviendo”, añade García.
Alternativas nucleares
España tiene encima de la mesa varias alternativas nucleares. La iniciativa de Francia se fundamenta en un nuevo despliegue de nucleares, en este caso, 'reactores de tercera generación'. Estas centrales tienen como característica mejoras evolutivas de las actuales centrales sobre todo a los sistemas de seguridad, la fiabilidad, a la operabilidad y a la estandarización de los diseños. Un despliegue de estos reactores que también sondea Polonia, el mayor emisor de CO2 de la Unión Europea.
La otra vía de aumentar la capacidad nuclear son los reactores modulares o, como ya se les conoce, 'mini centrales'. Es una tecnología todavía en una fase muy inicial, pero potencias como Rusia, Francia, Estados Unidos o China acumulan cerca de 70 proyectos para convertir a esta 'mini centrales' en una realidad. Según los expertos, esta innovación puede adelantarse al desarrollo de baterías, la innovación que el sector espera para dar estabilidad a la producción renovable.
Hay interés del cierre de las nucleares por parte del propio Gobierno por temas ideológicos y de las propias empresas por un tema de rentabilidad
La otra solución es revisar el plan de cierre de los siete reactores nucleares que hay en España y cambiar su controvertida fiscalidad. Las propias empresas que las explotan, Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP, aseguran que con una situación de precios convencionales de la electricidad pierden dinero con estas centrales.
“Hay interés del cierre de las nucleares por parte del propio Gobierno por temas ideológicos y de las propias empresas por un tema de rentabilidad”, comenta el economista y gurú económico del PP, Daniel Lacalle. “Las empresas están interesadas en que se cierren las nucleares porque pierden dinero con la gran carga fiscal que tienen", señala.
Dependencia por el gas
La energía nuclear lidera la producción española en los últimos años aportando más del 21% de la electricidad, mientras que la potencia instalada supone sólo el 6% del total en España, según destacan los expertos de Advanced Energy Consulting en su último informe. En ciclo combinado de gas cuenta una potencia similar a la de 28 reactores nucleares. Este año, con la crisis de precios de electricidad, la media de la producción eléctrica del gas ha pasado del 17% a cerca del 30%. Unos datos similares se han vivido en Alemania, que ha tenido que recurrir al carbón, o en algunos estados de Estados Unidos que apostaron por cerrar sus centrales.
"La energía nuclear es esencial en la transición energética al tratarse de una fuente que ofrece estabilidad al sistema eléctrico y ayuda a alcanzar los compromisos ambientales al no emitir CO2", destacan desde el Foro Nuclear a este medio. "La nuclear es imprescindible para España y se trata desde hace una década de la fuente que más electricidad produce. Junto a ello, es la que más emisiones contaminantes evita a la atmósfera. La necesidad de esta fuente de energía queda reflejada en el PNIEC", recuerdan.
"Sin nucleares se quema más gas y el gas está descontrolado", puntualiza Alfredo García. "Es el sustituto natural, ya que son tecnologías capaces de producir electricidad independientemente de las condiciones meteorológicas", matiza. El problema añadido de esta materia prima, que emite CO2 en su producción de energía pero en menor medida que el carbón, es que España necesita importarlo en su totalidad. Una dependencia que provoca que el sistema eléctrico español se tambalee con las decisiones de productores como Argelia, como se ha demostrado con el cierre del Magreb.
“Esta situación es contraproducente para los consumidores, la competitividad y, sobre todo, para la seguridad de suministro eléctrico en España", añade Daniel Lacalle. “Y la situación es alarmante. Hay que recordar que con la senda de electrificación del transporte aumentará la demanda de electricidad mientras se están reduciendo las fuentes de generación eléctrica en la obsesión de centrar todo a las fuentes renovables. El problema a medio y largo plazo será precios altos o muy altos y posibles problemas de suministro", comenta.
Felipe González y el ecologismo
La nuclear en España dejó de ser un aliado desde la llegada la apuesta total por el carbón y la paralización del desarrollo de más centrales del Gobierno de Felipe González en la década de los 80. El bloqueo de nuevos desarrollos en Lemóniz, Valdecaballeros y Trillo, con la correspondiente indemnización a las eléctricas, impidió que España aumentara su capacidad nuclear. Una decisión que también se acompañó con el despliegue de la gran potencia de gas actual y, con el cambio de siglo, las renovables se convirtieron en la única alternativa para frenar el cambio climático.
En estos 40 años, ningún Gobierno ha planteado una revisión de la estrategia nuclear. Tampoco ha ayudado las críticas en las últimas décadas del ecologismo, pese a ser una de las tecnologías no emisoras de CO2. "La energía nuclear ha demostrado ser un fracaso económico, tecnológico, medioambiental y social, que ha causado ya graves problemas a la salud pública y al medio ambiente: accidentes nucleares, la generación de residuos radiactivos imposibles de eliminar, y además, contribuye a la proliferación de armas nucleares", asegura Greenpeace en este documento.
La energía nuclear ha demostrado ser un fracaso económico, tecnológico, medioambiental y social
Una posición que ha tomado fuerza en los últimos años y que comparte, por ejemplo, uno de los actuales partidos del Gobierno, Unidas Podemos. Con todo este escenario, el desarrollo de nueva potencia nuclear en España o el aplazamiento del cierre de las centrales existentes es más que remoto. Una tendencia que le condena a la dependencia total por el gas en la transición ecológica.
“Soy optimista porque creo que nuestros políticos se darán cuenta que esto nos interesa a todos”, opina Alfredo García. "Vamos hacia tecnologías más limpias y ese el objetivo para eso necesitamos a la nuclear. La Agencia Internacional de la Energía asegura que se necesita esta tecnología para reducir las emisiones y la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recomendaba a los países miembros la nuclear como la mejor compañera de las renovables”, expone el experto. Dos instituciones que, de momento, no son escuchadas por el actual Gobierno español.