¿A qué trabajador con un puesto más o menos decente y un salario relativamente holgado –para los tiempos que corren- puede interesarle cambiar España, cada vez más maltrecha pero en la que, dicen, se consigue vivir, por un emirato desértico, sin libertades civiles, vejatorio con los derechos de la mujer y cuna del wahabismo, una de las patas más radicales del credo islámico? La respuesta está en… ¡Renfe!
Y es que la empresa estatal promueve entre sus aproximadamente 13.000 empleados trabajar en el proyecto Hamarain en Arabia Saudí, más conocido como el Ave de los Peregrinos por ser el tren de alta velocidad que conectará Medina con La Meca a través de otras ciudades importantes de la monarquía teocrática como Yida. La segunda fase del proyecto, la más suculenta, se la adjudicó un consorcio español en el que participa Renfe Operadora. Y la propuesta ha tenido acogida en el gremio ferroviario: 853 trabajadores se han apuntado.
Los interesados proceden de distintas jerarquías dentro del operador. Del total de solicitudes, 45 pertenecen a la estructura de dirección, 95 a la estructura de apoyo, 153 son mandos intermedios y 560, personal operativo. El proyecto cuenta con un presupuesto de 6.500 millones de euros y el despegue de los trenes se espera para 2014. Será la primera vez que Renfe opere servicios ferroviarios fuera de España, auxiliada por una amalgama de empresas nacionales (Adif, Cobra, Consultrans, Copasa, Dimetronic, Imathia, Inabesa, Inecao, Indra, OHL, Talgo).
El régimen de los Saud, la dinastía rectora del país que más petróleo exporta en el mundo, también adjudicó a Renfe la explotación del AVE durante 12 años, por lo que quizás los empleados agraciados puedan pasar, si así lo desean, una buena temporada en el desierto arábigo. No ha trascendido el número exacto de trabajadores que precisa la compañía para llevarse a Riad. Tampoco lo que cobrarán los elegidos.