Ocurrió el 12 o el 13 de julio, uno o dos días después de la agria polémica que enfrentó al Ayuntamiento con la mujer del presidente del Banco Santander. La historia arranca de marzo, cuando en un Pleno municipal el entonces delegado de Las Artes, el siempre polémico Fernando Villalonga, justificó con muy poca diplomacia la retirada de la aportación consistorial al Instituto de Música de Cámara, presidida por Paloma O’Shea, la esposa de Emilio Botín. “¿Ustedes están defendiendo que la esposa de don Emilio Botín haga filantropía con dinero público? ¿Ustedes creen que la señora de Murdock o la de Rockefeller harían filantropía con dinero público y ser aceptable?”, dijo en marzo un Villalonga que parecía haberse metido en la piel de Juan Manuel Sánchez-Gordillo.
Las palabras del entonces concejal provocaron la respuesta por carta de O’Shea, seguida de otra misiva de Villalonga, que elevó la tensión verbal. La correspondencia y su contenido fueron publicadas por El País el pasado 10 de julio con un enfoque bastante condescendiente con la mujer del primer banquero español. Y el 11 de julio la prensa se hizo eco de que el equipo de Gobierno no respaldaba el tono utilizado por Fernando Villalonga, según “fuentes municipales”.
En realidad, Cibeles no solo no respaldaba el tono, sino que la mismísima alcaldesa, Ana Botella, telefoneó personalmente a Paloma O’Shea para pedirla perdón. Qué grado de arrepentimiento usó la regidora solo lo saben ambas mujeres, pero a El Buscón le aseguran que O’Shea quedó plenamente satisfecha.
De hecho, la mujer de Botín ha recibido muchos capotes. Esta misma semana, fue visitada por el portavoz socialista Jaime Lissavetzky, cuyo partido fue el único de la oposición que apoyó el desastre de Madrid 2020.
En sus alocuciones sobre el asunto, Villalonga se refirió a la “proliferación de instituciones que, por defecto, se benefician de subvenciones atendiendo a políticas obsoletas” y a la “falta de transparencia” del Instituto. O’Shea le respondió criticando el “ataque mendaz”, “una ofensa propia de un pensamiento finisecular que parecía muy superado”. Y el exconcejal de Botella, ni corto ni perezoso, contraatacó: “Sobre el supuesto sexismo de mi intervención, me alegro mucho de saber que la obtención de fondos públicos o privados por parte de sus fundaciones e institutos se deba exclusivamente a su nombre, Doña Paloma”.