Era el hombre de la cultura en el Partido Popular, aquel al que Mariano Rajoy escuchaba con atención en estos asuntos y al que todo el mundo se refería como el gran proyecto intelectual de los populares. Pero las cosas se torcieron, desde el minuto uno. Cuando todos lo daban por ministro de Educación y Cultura, allá por 2011, terminó como secretario de Estado de José Ignacio Wert. Se trata de José María Lassalle, quien ahora ocupa el cargo de secretario de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital, un departamento que depende de la cartera de Energía y Turismo, encabezada por Álvaro Nadal.
José María Lassalle, probablemente el diputado que más había trabajado los temas de Propiedad Intelectual y Mecenazgo, fue el que tuvo que dar la cara en dos de los más grandes pinchazos del PP en su programa: una Ley de Propiedad Intelectual que resultó ser un fiasco y una Ley de Mecenazgo que nunca llegó a alcanzar rango de tal. Peor que el IVA Cultural, lo fueron para él estos dos asuntos. La puntilla llegó este fin de semana, cuando fue relegado de su cargo como responsable de la dirección nacional del PP de cultura y participación social por Emilio del Río. ¿Podían ir peor las cosas para el santanderino? Por supuesto, todo es susceptible de empeorar, siempre.
Los últimos tiempos no han sido sencillos para Lassalle. Sufrió el varapalo dentro del sector, que comenzó a afearlo e ignorarlo por su absoluta invisibilidad política. Su matrimonio con la la diputada del PSC Meritxell Batet se hizo pedazos tan rápido como su prestigio político. Tras la separación, y con dos gemelas recién nacidas, el secretario se dio... no a la bebida, sino al deporte. Reconvertido de liberal a maratonista irredento, Lassalle olvida sus desaciertos entre maratón y maratón y puede incluso que olvide algo más como, por ejemplo, programar el despertador.
Hace apenas uno días se le esperaba en un acto del ministerio del Ministerio de Energía y Turismo al que acudiría su titular, el mismísimo ministro Nadal, y al que sin embargo José María Lassalle no presentó. Cuestiones de agenda, claro, aseguran algunos. Otras voces sin embargo apuntan versiones distintas e incluso algo más terrenales: se quedó dormido. Así de sencillo. Acaso de tanto correr, a Lassalle se le ha ido la cabeza. Demasiadas pifias juntas.