Enseñar a comunicar bien y caer mejor a la opinión pública se ha convertido en todo un negocio en España.
Infinidad de políticos, empresarios y directivos han contratado los servicios especializados de empresas que se dedican a eso, a convertir en afables y convincentes a personalidades públicas que no conectan (hablamos de comunicación) ni con sus familias.
Actores, presentadores de televisión, comunicólogos y periodistas han convertido a siesos personajes públicos en buenos oradores. Uno de los decanos de este tipo de servicios ha sido el actor Imanol Arias, que lleva años enseñando al que se lo pide (y lo paga) a mover las manos, el cuello y el torso; a fijar los ojos y saber convencer con la cara y con la mirada.
También el presentador de informativos Vicente Vallés se ha convertido en uno de los profesores más demandados, así como Liborio García, otro de los históricos de la tele y el entretenimiento.
En cuanto a ilustres alumnos de este tipo de clases se encuentran personalidades del mundo político y empresarial como el ministro de Industria, José Manuel Soria, o el presidente de Endesa, Borja Prado. El ministro canario ha sido capaz de controlar el alocado baile de sus manos y cuello cada vez que comparecía en público. Ahora se le ve más comedido y convincente, como reconoce a este Buscón, un experto en comunicología.
También Prado ha mejorado mucho en sus intervenciones públicas, especialmente en la tradicional comparecencia ante sus accionistas en la junta anual de Endesa. Ahora se le ve más suelto y seguro de su discurso, dicen estos expertos.