El proceso independentista en Cataluña, la crisis económica, las próximas elecciones generales, el caso Bárcenas... Con tanta presión es normal pensar que en algún momento el presidente del Gobierno quiera tomar distancia con la realidad.
Ana Rosa Quintana reveló el lunes tras emitir en su programa en Telecinco el reportaje sobre las 24 horas transcurridas con Mariano Rajoy que el presidente se tomó cinco dobles de cerveza en el bar en el que finalizaron el encuentro, acompañadas de patatas con mojo picón. La charla en el bar, situado en la calle Génova de Madrid, cercano a la sede del Partido Popular, fue tan distendida que se les hizo de noche y tuvo que ser el equipo de Quintana el que advirtiera al dirigente popular de la hora. Los cinco dobles bebidos por Rajoy, que comentó que prácticamente no sale a cenar, ni al cine, ni al teatro..., lo que es "injusto, sobre todo para mi mujer", equivalen a más de un litro y medio de cerveza (una cantidad más que suficiente para dar positivo en un test de alcoholemia).
Durante el encuentro con la periodista de Telecinco, Mariano Rajoy admitió como una "carencia" suya la comunicación. Contó que se levanta antes de las siete de la mañana, hace deporte hasta las 7.45 horas y después desayuna con sus hijos, con los que 'pelea' por leer el Marca. Señaló el próximo 20 de diciembre como fecha más probable para la celebración de las próximas elecciones generales. Sobre su posición ante la cuestión catalana, dijo: "Rajoy no tiene la culpa de nada de que haya más independentistas, lo que no voy a ceder es en la unidad nacional, lo siento mucho, le guste o no a Mas [Artur Mas, el presidente de la Generalitat]". El presidente del Gobierno reconoció que los escándalos de corrupción han hecho más daño "que las decisiones de política económica".
En La Moncloa Rajoy contó a Ana Rosa Quintana que en su despacho dispone de tres teléfonos. Uno que "descuelgas y te pasan a cualquiera", otro blanco, y un tercero de color negro con comunicación directa con los ministros y Jefes de Estado. A este último teléfono llama un ministro "cuando tiene un problema, no cuando ya lo ha resuelto". Esperemos que Rajoy no empleara el teléfono negro al regresar a Moncloa el día de la entrevista.
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