Los escándalos de corrupción hacen tambalear los puentes que Moncloa estaba tendiendo con las grandes empresas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha eludido, por ahora, la invitación que le cursó hace semanas el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), para asistir a su Congreso Anual. En esta organización están presentes compañías de la talla de Mercadona, Acciona, Ferrovial, Puig, Gestamp o Antolín. Entre todas dan trabajo a casi dos millones de personas en España y generan en torno al 25% del PIB.
A 48 horas escasas de que arranque el evento en Santander, el Ministerio de Presidencia mantiene en vilo a la asociación, presidida por Ignacio Rivera, presidente de la compañía cervecera gallega Hijos de Rivera. El IEF tiene desde hace tiempo la confirmación de la Casa Real -Felipe VI cerrará el acto el martes 22- y de Génova -Alberto Núñez Feijóo acudirá a la capital cántabra en la primera jornada-. A la vista de las experiencias pasadas, en la organización empresarial empiezan a asumir que Sánchez volverá a dar la espantada. A menos que sus 'fontaneros' vean que la asistencia del mandatario tiene un mínimo rédito político.
Que Sánchez plante al IEF ha sido la norma desde 2018. Sólo se ha dejado ver en su Congreso Anual una vez desde que es presidente del Gobierno. Fue en octubre de 2018, cuatro meses después de arrebatarle el trono a Mariano Rajoy con la moción de censura. Sánchez acudió a la cita celebrada en Valencia.Y, desde entonces, ha rehusado año tras año la invitación. El gesto, multiplicado por cinco años, siempre ha generado malestar entre los socios del IEF, que veían cómo Sánchez sí acudía a eventos organizados por otras organizaciones empresariales, como el Cercle d'Economía.
La pasada primavera, para sorpresa de algunos empresarios familiares, Moncloa dio un giro de guión y aceptó la invitación para la otra cita anual que organiza el Instituto. Sánchez aceptó asistir a la Asamblea Anual, celebrada en Madrid. Fue en mayo, después de la polémica generada por la amenaza velada de dimisión, cuando el líder de socialista se tomó unos días de reflexión. Sánchez aprovechó su intervención para sacar pecho de las cifras macroeconómicas y reivindicó un "Estado fuerte", justo cuando la SEPI estaba materializando su desembarco total en Telefónica.
Inicio del curso político sin empresarios
La caída en picado de su imagen pública, paralela al ascenso de las sospechas de corrupción, llevó al presidente del Gobierno a abrir el presente curso político rodeado sólo de los suyos. El acto se celebró el pasado 4 de septiembre, en la sede madrileña del Instituto Cervantes. Fue muy simbólico ver a Sánchez intervenir en un auditorio pequeño, escoltado por casi todos sus minsitros. A la cita se sumaron los líderes sindicales y algunos representantes de la sociedad civil. Sin embargo, no hubo ni un solo presidente o CEO de las grandes del Ibex, ni dueños de grandes empresas familiares.
En ese acto llamó la atención la ausencia de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero. El acto del Instituto Cervantes se solapó con la comparecencia de la ministra de Hacienda en el Senado para explicar el nuevo cupo catalán. Un asunto que preocupa sobremanera no sólo a la oposición parlamentaria, sino también a las grandes empresas. Todas decisiones que generen incertidumbre generan malestar entre quienes se juegan el dinero de los accionistas o el suyo propio, como le ocurre a los empresarios familiares.