La polémica comida celebrada el pasado 19 de febrero en el cuartel de la Guardia Civil en Valdemoro (Madrid) con la presencia del exteniente coronel Antonio Tejero Molina fue preparada hasta el más mínimo detalle. Así lo confirman dos fotografías inéditas a las que ha tenido acceso Vozpópuli tomadas en los momentos previos al ágape conmemorativo del 23-F en el que, además de la figura más reconocible de la intentona de hace 33 años, participaron el también golpista excapitán Jesús Muñecas y dos coroneles en la reserva, entre otros. La comida terminó costándole el puesto al organizador y máximo responsable del Grupo Rural de Seguridad-1 (GRS) en cuyas instalaciones tuvo lugar: el teniente coronel Antonio Tejero Díaz, hijo del alto mando que dirigió el asalto al Congreso.
Antes de la paella, los asistentes a la comida degustaron unos platos de jamón, queso y "saladitos". Todo ello regado con vino, cerveza y agua
Las imágenes que publica hoy este diario permiten saber que la polémica "comida de amigos", como la describieron personas del entorno del exteniente coronel, no tuvo lugar en la 'cantina' de las dependencias que el GRS tiene en Valdemoro, como en un primer momento se dijo. Las doce personas que asistieron (ese es el número de sillas que aparecen dispuestas alrededor de la mesa) fueron agasajados en una sala de la primera planta del edificio que ocupa la Unidad. Dependencia que, según las fuentes consultadas, era de uso casi exclusivo del hijo de Tejero hasta su cese. Presidida por una bandera de España, otra de la Guardia Civil y un pendón con el emblema de Grupo Rural de Seguridad, esta dependencia era utilizada ocasionalmente para celebrar reuniones, según han confirmado a este diario fuentes del Instituto armado.
Ambas imágenes fueron tomados poco antes de las dos de la tarde, en los momentos previos a la llegada de los comensales con una pequeña diferencia temporal entre una y otra visible por los detalles. En la primera aún no hay comida en la mesa. En la segunda, entorno a un centro de flores, se observan varios platos con lo que parecen embutidos y aperitivos, además de una cesta con pan. Según las fuentes consultadas, el menú estuvo compuesto por unos entremeses de jamón, queso y "saladitos" además de la célebre paella. Todo ello regado con vino, agua y cerveza. Al final, los comensales aprovecharon el día soleado para salir a la terraza situada junto al salón, y en la que se habían dispuesto mesas y sillas subidas desde la 'cantina', para tomar el café y continuar la charla.
Mantel y sillas a juego
Las dos fotografías, tomadas desde dos puntos distintos de la sala, permite observar otros elementos curiosos de la escenografía. Así, llama la atención el mantel de color burdeos que cubre la mesa, sillas a juego, servilletas blancas, cubiertos, copas de vino y vasos de 'tubo' para el agua. Todo, en perfecto orden. Además, en una de las imágenes, tomada desde el fondo de la sala de reuniones, se observa una segunda mesa más pequeña situada junto a una pared con un mantel del mismo color burdeos y sobre la que hay nueve botellas de vino de diferentes marcas. En otra se observa también lo que parece ser un botellín de cerveza.
El golpista entró en el cuartel a bordo del vehículo oficial sin distintos de la Guardia Civil que tenía asignado su hijo como jefe del GRS. Iba conducido por el chófer de la unidad
Además, las fotografías muestran detalles de la sala de reunión donde se célebro la polémica celebración. Así, se ven cuadros colgados en las paredes, un sofá negro situado justo enfrente de un pequeño televisor, dos muebles con vitrinas que contienen piezas de cristalería, una pequeña colección de libros en las estanterías y lo que parece un mueble bar bien surtido de bebidas. En ninguna de las imágenes aparece, sin embargo, ninguna persona. Ni los doce comensales ni los integrantes del GRS que, según algunas fuentes, ejercieron la labor de camareros. "Las imágenes se tomaron a escondidas. Había y hay miedo", reconoce la persona que las ha hecho llegar a este diario.
Nombres sin registrar
Las irregularidades de la celebración no se quedaron, sin embargo, en el uso de la dependencia y de guardias civiles para preparar y servir la comida, como denunció la AUGC, la asociación mayoritaria entre los agentes. Según las fuentes consultadas, Antonio Tejero llegó al acuartelamiento a bordo del coche de la marca Peugeot sin distintivos de la Guardia Civil que utilizaba su hijo para los desplazamientos oficiales y que, supuestamente, éste envió con un chófer para que recogiera a su padre. Como adelantó el pasado 17 de marzo el diario El País, el medio que destapó la celebración de la polémica comida, el máximo responsable del GRS también dio instrucciones de que no se registraran los datos de sus invitados cuando entraran en el acuartelamiento. Ello ha impedido que, hasta el momento, se conozca la identidad de todos los asistentes. Antonio Tejero Díaz también ordenó que se realizara una exhibición de material y vehículos de la unidad en honor de los comensales.
El ágape del 23-F no impedirá que tras el verano el hijo de Antonio Tejero sea ascendido por antigüedad al empleo de coronel
Todo ello motivó que el mismo día que se conocía la noticia sobre la 'paella del 23-F', el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ordenara el cese del máximo responsable del GRS-1 por la pérdida de confianza al convocar un acto en su acuartelamiento sin autorización previa, según la nota que hizo pública su departamento. El cese, que le ha supuesto al hijo de Tejero el recorte salarial de varios complementos al no tener destino en estos momentos, no le acarreará, sin embargo, su expulsión de la Guardia Civil. De hecho, está previsto que después del verano ascienda por antigüedad al empleo de coronel. El incidente de la comida de conmemoración del golpe de estado sólo provocará que baje unos cuantos puestos en el escalafón a la hora de aspirar a un nuevo destino a partir de ese momento, según reconocieron fuentes del Instituto armado.