Serán los Juegos Olímpicos de la austeridad “realistas y conservadores”, los de los trescientos y pico mil empleos, los que atraerán inversión y turismo a porrillo y los que regenerarán el país. Pero de momento son los Juegos del despilfarro tras dos asaltos fallidos y otro que está por ver. Madrid2020, que estos días vuelve a presentar su candidatura en sociedad, defiende su opción con nobles propósitos, a veces sin demasiada solidez como la abrumadora creación de puestos de trabajo. Pero no se mira al ombligo: la inversión en instalaciones deportivas durante los últimos años con motivo de los tres intentos alcanzó los 9.800 millones de euros como mínimo. Con el plus que la capital necesita para 2013, unos 1.500 millones, la candidatura alcanzará los 11.000 millones que costaron los últimos Juegos de Londres. La ciudad aspirante ha invertido ya lo mismo que la elegida.
Siempre es difícil cuantificar el impacto de unos Juegos: Londres, cuyo modelo Madrid dice que copiará y hasta mejorará, atrajo una cantidad apreciable de turistas y creó a corto plazo 50.000 empleos; pero la capital británica espera un déficit de aproximadamente 4.000 millones de euros que amputará todo conato inversor en los próximos tiempos. En el caso de Madrid no hay duda: la Caja Mágica, el Madrid Arena y el resto del recinto de la Casa de Campo, el Centro Acuático y otras instalaciones e infraestructuras siempre vinculadas a la organización de olimpiadas rozan los 10.000 millones de euros.
Ahora la candidatura la encabeza la alcaldesa Ana Botella, pero el frenesí inversor llegó de la mano de su predecesor en Cibeles, Alberto Ruiz-Gallardón. Gallardón, que abonó 12.000 millones en grandes obras y proyectos y ha dejado en herencia a la capital una deuda de 7.500 millones de euros, es el principal exponente del derroche de la ciudad aspirante.
La capital británica, por cierto, estimó que gastaría 5.000 millones y acabó más que doblando esa cifra. Madrid ya la ha gastado, y aún le queda un penúltimo esfuerzo para acabar de rematar ese –casi- 80% de instalaciones que ya tiene construido. De hecho, los 1.500 millones proceden del 20% restante, que se harán si Madrid resulta vencedora en la ronda final de Buenos Aires, que se celebrará en septiembre y en la que también estarán ciudades como Estambul y Tokio. Los recintos ya levantados, algunos sin apenas actividad como el pabellón de la Caja Mágica, son otro de los argumentos a los que recurren los defensores de la candidatura, cada vez con menos adeptos entre los ciudadanos de a pie que en 2012 y 2016.