Se llama Yves Bouvier, tiene nacionalidad suiza y, para muchos, es el 'Messi' de los marchantes. De hecho, entre sus clientes se encuentran el magnate ruso Dmitry Rybolovlev, la familia Nahmad, considerada la mayor coleccionista de 'Picasso' y el ya fallecido baron Thyssen. Lo que no se sabía hasta ahora es que en esa elitista lista también figuraba David Marjaliza, el constructor español señalado como principal cabecilla de la trama Púnica. El socio de Francisco Granados utilizó el almacén acorazado que el empresario helvético tiene en la ciudad de Ginebra para ocultar durante cerca de dos años los 28 cuadros, cinco fotos, cuatro esculturas y 185 plumas estilográficas de colección que utilizó para blanquear 4,2 millones de euros. Allí los localizó la Guardia Civil el pasado mes de abril y allí siguen bajo control de las autoridades de Berna a la espera de su futuro traslado a España. El hallazgo se suma a la larga lista de escándalos relacionados con su condición de marchante de arte en los que Bouvier se ha visto salpicado en los últimos meses.
La UCO localizó el pasado 23 de abril los 28 cuadros, cinco fotos, cuatro esculturas y 185 estilográficas en el 'depósito fiscal' de Bouvier en Ginebra
La localización del botín 'más artístico' de la Púnica se produjo el pasado 23 de abril. Ese día, un grupo de guardias civiles acudía a la vivienda de Valdemoro en la que residen los padres de Marjaliza en busca de documentación de la trama, pero también de cuadros y esculturas que el constructor pudiera tener ocultos en la misma. Encontraron varios. No fueron los únicos. Al mismo tiempo, varios agentes de la Unidad Central Operativa (UCO), acompañados de miembros de la Fiscalía Anticorrupción y de la Agencia Tributaria, se desplazaban a Ginebra, la ciudad suiza donde los dos cabecillas de la trama tenían sus cuentas bancarias en el BNP Paribas y el UBS. Sin embargo, su destino no eran cajas de seguridad en estas entidades bancarias, como se dijo en un primer momento, sino el lugar donde sospechaban que podían estar ocultos más objetos artísticos del cabecilla de la Púnica.
El juez Eloy Velasco había cursado semanas antes a las autoridades de Berna una Comisión Rogatoria para que facilitaran el trabajo de aquella comisión española. Ésta seguía la pista la la empresa de transportes que en los registros de aduana españoles figuraba como responsable de la exportación de las obras de arte con la que Marjaliza repatrió en el verano de 2013 desde Singapur parte de su fortuna oculta en el extranjero. Ésta era Sit Grupo Empresarial, especializada precisamente en el traslado de obras de arte, cuyos camiones habían trasladado entonces aquellos objetos desde nuestro país a los almacenes que otra compañía dedicada al transporte y almacenaje de bienes valiosos tenía en Ginebra.
El 'depósito franco' de Ginebra
Esta última era Fine Art Transports Natural Le Coultre SA, propiedad de Yves Bouvier. Allí, en el 'depósito franco' que la compañía tiene en Ginebra, en la Route du Grand-Lancy Les Acacias, un auténtico 'búnker' donde se custodian bienes de particulares (desde obras de arte a metales preciosos pasando por botellas de vino de precios astronómicos), la delegación española localizó el botín y procedió a su comiso. Allí permanece aún, según han confirmado a Vozpópuli fuentes cercanas a la investigación, a la espera de que puedan ser repatriadas para su embargo definitivo.
Portavoces de la compañía helvética han reconocido el hallazgo del botín de la Púnica en su 'depósito franco', pero niegan cualquier relación con la "transacción"
El hallazgo de estos cuadros y estilográficas de la Púnica, que figura detallado en la parte del sumario que aún permanece secreta en España, ha provocado revuelo en el país centroeuropeo, donde este tipo de 'búnkeres' son cuestionados al ser considerados como reductos de opacidad fiscal en los que se sospecha se ocultan bienes de procedencia dudosa. Portavoces de Natural Le Coultre confirmaron recientemente a la prensa local el hallazgo en sus depósitos de las obras de Marjaliza, pero declinaron dar detalles de los mismos por indicación de la Justicia helvética. Tras recalcar que estaban colaborando con las autoridades, los responsables de la compañía rechazaron cualquier relación de la empresa y del propio Bouvier (al que adjudican un simple papel de accionista mayoritario, pero no de gestor) con la falsa "transacción" investigada en el 'caso Púnica'.
Fraude y blanqueo
En los últimos meses Bouvier se ha visto involucrado en varias investigaciones por las supuestas irregularidades en la compraventa de obras de arte que le han costado ser acusado en el Principado de Mónaco de los delitos de fraude y blanqueo de capitales. De hecho, fue uno de sus mejores clientes, el magnate ruso Dmitry Rybolovlev, propietario del club del fútbol del Principado, el que provocó su arresto el pasado mes de marzo tras acusarle de haber inflado el precio de una partida de 38 obras de arte que le adquirió. En concreto, aseguraba haberle pagado 127 millones de euros por una pieza de Leonardo da Vinci que Bouvier supuestamente había comprado por 'sólo' 50 millones. En esa operación bajo sospecha también había cuadros y dibujos a tinta de 'Picasso' que una de las herederas del pintor malagueño, Catherine Huntin-Blay, había denunciado como robadas. Bouvier tuvo que comparecer ante una jueza de París para intentar aclarar cómo había llegado a él el lote.
El marchante fue detenido en marzo en Mónaco tras ser acusado por unos de sus clientes de haber inflado el precio de una partida de 38 obras de arte que le adquirió
Además de en Ginebra, el empresario helvético tiene 'búnkeres' para almacenar bienes lujosos en Luxemburgo y Singapur, zonas libres de impuestos donde numerosos coleccionistas guardan sus bienes más preciados sin necesidad de declararlos al fisco. En la ciudad estado asiática es en la que reside y de la que, precisamente, partieron los 4,2 millones de euros de Marjaliza una vez blanqueados. También es allí donde tiene su 'depósito franco' más célebre, un auténtico 'Fort Knox' con la más sofisticada tecnología en seguridad. De hecho, el socio de Granados planeó en un primer momento llevar las obras de arte de la falsa compraventa hasta allí. Sin embargo, el elevado coste del transporte y de la custodia le hizo desistir y decantarse por la más económica Ginebra, donde finalmente el 'tesoro' de la Púnica fue intervenido por la Guardia Civil.