Los tiempos se aceleran en el proceso soberanista catalán. En palabras de Artur Mas, se van cerrando etapas y, tras el referéndum, entraremos en lo que denominó la 'última fase', de la que no desveló su contenido. En Moncloa dan por hecho que tras el 9 de noviembre no le quedarán al president más alternativas que renunciar al cargo o convocar unas elecciones anticipadas.
Regresó a Barcelona relativamente satisfecho el equipo que acompañó a Artur Mas a su encuentro con Mariano Rajoy. Llegaban trémulos y debilitados por la escandalera fiscal de Pujol y se esperaban una actitud inhóspita y rígida en La Moncloa. El presidente del Gobierno no se mostró muy sonriente ante las cámaras en la escena de las escaleras, pero permitió que su invitado salvara la cara y ganara tiempo.
Artur Mas insistió una y otra vez en que celebrará la consulta 'dentro del marco legal'. Aunque dejó dicho para los medios adictos del sabelianismo que 'sin consulta no habrá solución buena ni estable'. Él mismo se encargó de anunciar ante los periodistas la postura inamovible de Rajoy sobre el plebiscito imposible. Luego enjaretó un 'dossier' con 23 asuntos pendientes de negociación entre el Gobierno central y la Generalitat, que abarcan a todos los ámbitos económicos y sociales y así pudo salir de Moncloa con la satisfacción de que “el diálogo sigue abierto” y que el encuentro había resultado muy “positivo”.
Pujol sobrevuela la cita
La sombra del Pujol defraudador sobrevoló durante la visita. Artur Mas esperaba algún gesto del Gobierno que le permitiera buscar una vía de escape al callejón sin salida en el que se sumergió hace dos años. No la hubo, porque no la puede haber. "No hay una propuesta alternativa", resumió. Pero sí recibió de su anfitrión algunas palabras amables el amplio paquete de reclamaciones con el que se presentó en Moncloa. Una argucia del president para ganar tiempo y llegar hasta la fecha del 9 de noviembre, cuando vanamente intente convocar el plebiscito. No hubo portazo y hasta se escucharon palabras de invocación al diálogo ("hablando se entiende la gente" dijo el president, como en su día mencionó el rey tras recibir a un diputado de ERC) y subrayó también que "hoy no es el final de nada".
La estrategia de Moncloa se basa ahora en dos fases. La primera, sobrevenida tras el 'petardazo fiscal' de la familia Pujol, se centra en impulsar la labor de la Fiscalía Anticorrupción para arrojar luz en el entramado de los negocios del clan.
Los resultados del frente judicial pueden ser demoledores para el pujolismo, su entorno y alrededores. La manifestación convocada para la próxima Diada servirá de barómetro del 'sentimiento patriótico de la población' al descubrir, presumiblemente que su líder carismático era mucho más defraudador y tramposo de lo que se pensaba. Un horizonte de centro penitenciario emerge ahora sobre alguno de los hijos del expresident.
El segundo paso será el recurso ante el Constitucional contra la ley de Consultas, en primer término y contra la propia convocatoria del referéndum en segunda instancia. Es en ese momento en el que Artur Mas habla de que, en el caso de que no pueda celebrarse la consulta, se entraría 'en la última fase del proceso'. Una expresión sobre cuyo contenido no ofreció más detalles.
El actual presidente de la Generalitat tiene el tiempo tasado y fecha de caducidad. Ayer logró en Madrid que sus días en el Palacio de la Generalitat se prolonguen al menos hasta la fecha de la consulta, es decir, hasta noviembre. Luego ya, todo es posible. La película de misterio se denomina Encuentros en la última fase.