Que Esquerra Republicana compita con CiU por el espacio independentista en Cataluña no es ninguna novedad, como tampoco los esfuerzos de Oriol Junqueras por seguir arañando los votos de Convergencia que han decidido alejarse del nacionalismo catalán por sus estrechos vínculos con algunos casos de corrupción bien conocidos. Pero lo que más molesta a Artur Mas, aseguran fuentes de la coalición, es que Junqueras ponga a diario piedras en su acción de gobierno, le haga perder votaciones en el Parlamento y se muestre como un socio desleal con el guion que ambos firmaron el pasado enero coincidiendo con la fijación de las elecciones plebiscitarias para el 27 de septiembre.
Si ERC le quita a CiU alcaldías claves en Cataluña, Mas renunciará a convocar elecciones el 27-S
“La sangre está a punto de llegar al rio y se desbordará si dentro de un mes ERC pacta con otras fuerzas soberanistas para desalojar a CiU de algunas alcaldías”, asegura un miembro de la cúpula de la coalición nacionalista, convencido de que, al final, Artur Mas no tendrá más remedio que renunciar a convocar elecciones anticipadas y acabará agotando la legislatura. “Sería estúpido hacerse el haraquiri cuando tenemos la experiencia de lo que nos ocurrió en 2012 al perder 12 escaños de golpe. Si se repitiera el trastazo, Mas no tendría más remedio que presentar la dimisión”, reconocen en Convergencia.
De hecho, esta es una posibilidad que también baraja el socio democristiano de Unió. “Lo que ocurra en los ayuntamientos catalanes dentro de un mes será concluyente, no solo para las decisiones de Mas sino también para su futuro. Si cometiera el error de confirmar la fecha electoral del 27-S en un escenario adverso y el resultado electoral se tradujera en un bloqueo del proceso soberanista, no tendría otra salida que tirar la toalla”, apunta un veterano parlamentario nacionalista.
A fin de cuentas, resume otro compañero de filas, “Mas cree haber pasado ya a la historia con la convocatoria del referéndum independentista y lo que se juega ahora es quedar en ella como un patriota o como un saltimbanqui manejado por los republicanos”.
Pueden pasar "muchas cosas" hasta septiembre
En el recorrido que aguarda hasta septiembre, como ha reconocido el propio Mas, pueden pasar todavía “muchas cosas”. Algunas de ellas provienen de Cataluña –pactos postelectorales en los ayuntamientos– y otras de Madrid, donde los comicios del mes que vienen influirán también de manera determinante en la estabilidad de Mariano Rajoy y su Gobierno. También pesan las presiones que sigue recibiendo el presidente de la Generalitat de importantes empresarios y del mundo financiero para que se deje de bromas y consuma la legislatura, concurriendo a las elecciones que tocarían en 2016 como alguien que ha sido capaz de compensar el fervor soberanista con la responsabilidad de rescatar de la crisis a una comunidad autónoma que roza los 65.000 millones de deuda.
El presidente de la Generalitat sigue recibiendo presiones de los empresarios para que agote la legislatura
En la mente de algunos dirigentes de Convergencia y también de los empresarios catalanes que apuestan por dar una salida razonable y sin traumas a las ansias independentistas ha quedado grabado que ERC pasó de los cinco escaños de 1984, en la etapa de Heribert Barrera, a los 23 que consiguió durante el liderazgo de Carod Rovira, dos más de los que logró Oriol Junqueras en las últimas elecciones. Ahora, Mas puede terminar siendo quien aúpe a los republicanos como primera fuerza de Cataluña, después de haber ocupado durante más de una década la quinta posición en el Parlamento autonómico. Un fracaso en términos políticos que le obligarían a salir de escena como un líder fallido. “Todas estas dudas están en su cabeza”, reconocen personas de su confianza.