La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el presidente del grupo municipal del PSC, Jaume Collboni, cierran un acuerdo tras casi un mes de negociaciones donde apenas se han producido filtraciones. El nuevo Gobierno de Barcelona ha dejado fuera a la oposición incluso de las presidencias de Distrito, sin haber consensuado o dialogado conjuntamente con el resto de grupos parlamentarios, motivo por el que por primera vez JxCat, ERC, PP y Ciudadanos hicieron piña para tratar de frenar a la "totalitaria" Colau.
El PSC, con el apoyo de tres concejales de Manuel Valls, concedió a Ada Colau la reelección, a cambio de formar un gobierno conjunto. La candidatura de Manuel Valls se deshizo tras la entrega de estos votos de forma gratuita. Ahora, PSC, Barcelona en Comú y Manuel Valls tienen 20 concejales, frente a los 21 que forman la oposición, un número que se usará para bloquear el gobierno municipal, según expusieron este martes los grupos constitucionalistas y separatistas del Consistorio en una rueda de prensa conjunta.
El próximo 16 de julio se configura el cartapacio municipal -reparto de cargos y sillas- donde la oposición no estará representada conforme a la configuración del pleno. Pese a que la negociación ha sido lenta, las fuentes consultadas por Vozpópuli aseguran que "han avanzado al ritmo esperado". El acuerdo se presenta este miércoles, pero tendrá ahora que ser ratificado por las bases de los 'comunes' y también a los órganos del PSC, aunque no se descarta que se convoque a la militancia para que se pronuncie sobre este acuerdo.
La intención del PSC en un primer momento era la de repartir las concejalías por partidos políticos, pero el acuerdo alcanzado hará que se solapen, para evitar discrepancias. Desde los comunes apuntan que se actuará con una "sola voz" en el Ayuntamiento, evitando así situaciones y declaraciones contradictorias.
Carteras solicitadas por el PSC
Los socialistas habían pedido las carteras de Economía, Seguridad y Movilidad, pero finalmente tendrán la dos últimas junto con la Promoción Económica de la Ciudad Condal. Mientras, los 'comunes' se quedarán economía y el área social, uno de sus puntos fuertes.
Collboni volverá a ser teniente de alcalde con la misma responsabilidad del pacto alcanzado en 2015, un mandato roto en 2017 por el apoyo del PSC al 155. En este sentido, controlará de nuevo la Fira Barcelona y todos los eventos realizados bajo este paraguas, como el Mobile World Congress o el Salón del Automóvil.
El PSC también controlará el departamento encargado de Seguridad, con Albert Batlle, exdirector de los Mossos d'Esquadra, al frente. Los problemas relacionados con la inseguridad son los que más preocupan a los barceloneses, tal y como apunta el barómetro del Ayuntamiento, con un crecimiento exponencial debido a las violaciones, peleas y atracos a plena luz del día en las calles de Ciutat Vella, el distrito con mayor número de hechos delictivos. Entre otros asuntos, deberá poner fin al top manta, protegido por Colau durante todo el mandato.
Ambas formaciones han despojado a la oposición de tener representación en los diez distritos de Barcelona. El PSC tan solo ganó en uno de ellos con holgura, pero tendrá ahora cinco de ellos. Tal y como pedía el PSC, será un gobierno paritario, ya que cada concejalía tendrá un representante de cada partido como números uno o dos. Es decir, si el PSC asume Seguridad, la mano derecha de Batlle será de Barcelona en Comú, y viceversa. Todo con el fin de mantener un control interno y una única voz en cada una de las áreas.