Los Comités para la Defensa de la República (CDR) se expanden por Europa y ya están presentes entre las comunidades catalanas de algunas ciudades clave como Bruselas, París o Berlín, según un informe confidencial sobre estos radicales elaborado por la Guardia Civil, que sigue de cerca los pasos de este movimiento con cerca de 350 grupos activos dentro y fuera de Cataluña, también en los llamados Països Catalans (Comunidad Valenciana y Baleares).
Se trata de una manera de internacionalizar sus objetivos. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado ya recaban información sobre altercados protagonizados por estos grupos en los últimos días. Según informan a Vozpópuli fuentes policiales, el pasado 23 de marzo unas 25 personas se concentraron ante la embajada de España en Londres. Habían sido convocadas por el canal de Telegram CDR London. En un primer momento, desplegaron unas pancartas y profirieron gritos como “¡Hijos de puta!” y “¡Fascistas!”.
La tensión fue a más cuando se acercaron a colocar lazos a amarillos en la verja de la embajada, protegida por el Convenio de Viena. Esto provocó algún enfrentamiento entre los radicales y los agentes que velan por la seguridad dentro del recinto diplomático. Desde la embajada llamaron a la Policía londinense, que se personó en el lugar y advirtió a los presentes de que no podían ni acercarse ni tocar la verja. El grupo de cederistas ya era casi de un centenar. Minutos después de que se retirase la policía volvieron a la carga y llegaron a cortar el tráfico. Este obligó a regresar a la policía.
Lisboa, Oporto y Edimburgo
También las redes sociales fue el mecanismo de convocatoria que usaron los CDR en Lisboa el 26 de marzo, horas después de la detención en Alemania del expresident catalán Carles Puigdemont y el encarcelamiento de cinco miembros del anterior Gobierno autonómico. Se citaron por la tarde ante el consulado de España en la capital portuguesa, apoyados por miembros del Bloco de Esquerda Portugués.
La embajada de España en París albergó otra protesta de unas 60 personas convocadas por ANC Francia, CDR París y Collectif de Solidarité amb le Peuple Catalan. Mostraron imágenes de los Jordis y Puigdemont y pidieron la libertad de los “presos políticos”.Entre los presentes había muchas personas de nacionalidad francesa. El acto estuvo vigilado en todo momento por efectivos de las fuerzas y cuerpos de seguridad galas.
Ya en el marco del referéndum del 1-O, individuos radicales protagonizaron altercados en delegaciones diplomáticas españolas en el extranjero. Fue el caso, por ejemplo, del consulado de España en Edimburgo a cuyo edificio accedió un grupo de exaltados y tras unos minutos se marchó antes de que llegasen las autoridades. Protestas similares se produjeron esos días en el consulado de Oporto y tanto en la embajada como en la residencia del embajador en Londres.
Las fuerzas de seguridad, en alerta
Sus acciones más conflictivas hasta ahora tuvieron lugar durante la huelga general convocada el pasado 8 de noviembre, pero su presencia se ha hecho más visible en los últimos días tras el arresto de Puigdemont y el procesamiento de los líderes independentistas. Los CDR han bloqueado carreteras, han saboteado líneas de tren, han hecho pintadas en sedes de partidos y medios de comunicación o incluso amenazas a jueces como el instructor de la causa del procés en el Tribunal Supremo, Pablo Llarena.
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Todo esto ha activado la alerta de las autoridades. Los Mossos d’Esquadra ya han anunciado un plan específico para contener sus acciones hasta el 22 de mayo y sus servicios de Información han actualizado sus informes. Uno de ellos, elaborado a finales de marzo al que ha tenido acceso este periódico, recoge los posibles escenarios de futuro con respecto a los CDR. El Cuerpo autonómico pone el foco en fechas clave como el 23 de abril (día de Sant Jordi), el 1 de mayo (Día del Trabajo), o la próxima Diada del 11 de septiembre. Creen que puede crecer en “agitación” y “conflictividad”.
Los Mossos temen además que grupos de extrema izquierda se infiltren en los CDR en los próximos días “para sacar provecho, conseguir transversalidades y complicidades, manipularlos en beneficio propio y utilizarlos como cobertura para realizar acciones sin la necesidad de utilizar las siglas de sus sectoriales”. También apuntan al Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (SEPC), afín a la CUP. Temen que la ruptura de esta formación con el resto de fuerzas políticas independentistas haga que el sindicato de estudiantes pueda “quedar liberado del compromiso de no llevar a cabo práctica combativa, subiendo el tono de las acciones”.
Escenarios de riesgo
Otro factor de preocupación es la convocatoria de una huelga general que pueda provocar disturbios o la “proliferación de hechos violentos aislados al margen de campañas concretas”. “Las próximas semanas puede haber un crecimiento de hechos de agitación aislados procedentes de personas adscritas ideológicamente en la izquierda revolucionaria consistentes en pequeños sabotajes, acciones contra sedes de formaciones políticas constitucionalistas u organismos del Estado, sedes judiciales, etc”.
Los Comités de Defensa del Referéndum fue una evolución de los Comités de Defensa Territorial, su primera denominación cuando fueron creados en marzo de 2017 por una corriente afín a las CUP llamado PobleLliure. El cambio de nombre se produjo en una asamblea de la CUP en el barrio de Gracia de Barcelona la noche del 28 de septiembre, con el 1-O y la proclamación de Independencia como telón de fondo.
Inspirados en los comités cubanos que velan por la ortodoxia revolucionaria castrista barrio a barrio, en este caso los CDR tenían la misión de defender en la calle la celebración de la consulta del 1 de octubre, primero, y la república independiente, después. Aunque sus simpatizantes tratan de presentarlo como un movimiento transversal, el informe de la Guardia Civil al que ha tenido acceso Vozpópuli habla de militantes de la CUP y sus juventudes de ARRAN así como otros movimientos de la izquierda radical, anarquistas. También movimientos vecinales y estudiantiles con afinidad ideológica.
Gozan además de la simpatía y apoyo de colectivos sindicales clásicos como la CGT o CNT, por supuesto de las plataformas ANC y Òmnium y otros partidos políticos como ERC. Tienen un amplio seguimiento en las redes sociales (Twitter y Facebook) y sólo a mediados de noviembre ya contaban con un total de 344 grupos activos, una cifra que puede haber ascendido en los últimos meses. Comenzaron con 80 grupos. La Fiscalía de la Audiencia Nacional ya ha anunciado una investigación sobre ellos que acompaña a las que ya realizan desde hace tiempo las fuerzas de seguridad.