Comunidad Valenciana

La Confederación del Júcar no comunicó que monitorizaba sólo el 50% del barranco del Poyo

El organismo explica en un escrito a la juez de Catarroja que no se puede confiar la seguridad de las personas "a los datos de caudal de un simple sensor"

  • Miembros de la UME realizan tareas de búsqueda en el barranco del Poyo -

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, reconoce ante la jueza de Instrucción 3 de Catarroja que centraliza las investigaciones sobre la gestión de la dana por parte de las Administraciones públicas que el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) "únicamente" puede monitorizar "los caudales que se generan en un 50% de la cuenca del Poyo".

El escrito enviado el pasado 13 de febrero es en respuesta a la petición de la magistrada del pasado 6 de febrero reclamando la información sobre los caudales que presentaba el citado barranco que segó la mayor parte de las 227 vidas el pasado 29 de octubre.

Esta información no se conocía en el Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) el día de la triple riada que asoló la provincia de Valencia.

Más de 3.000 metros cúbicos

Durante dos horas y media desde la CHJ no se enviaron correos electrónicos a Emergencias sobre el caudal del barranco del Poyo y cuando a las 18,43 horas se recuperó esa forma de aviso informando que ya circulaban 1.686 metros cúbicos por segundo, la realidad, atendiendo a lo descrito por Polo a la juez, podría ser el doble: cerca de 3.400.

En el documento enviado por la CHJ a la titular de Instrucción 3 de Catarroja se refleja que "la cuenca del Poyo está formada por multitud de barrancos que nacen en la sierra de Chiva, en la sierra Perenchiza y en las sierras de Turís y Godelleta. Los diferentes cauces van confluyendo hasta que en el casco urbano de Torrent se unen en un único cauce conocido como Rambla del Poyo o Barranco de Torrent que desemboca en la Albufera".

También describe que la cuenca no tiene ninguna capacidad de laminación de avenidas porque "no existen embalses" y explic qie de todos los cauces de la rambla del Poyo "únicamente dispone de un punto de control automático de caudales en el cruce de la rambla con la carretera A-3 a efectos de comprobación de datos". Este sensor de nivel fue arrastrado por la violenta corriente a mitad de la tarde del día 29 de octubre.

Barrancos peligrosos, sin control

En el escrito de la CHJ se detalla igualmente que "aguas abajo de dicho punto de control, confluyen importantes barrancos, capaces de aportar grandes caudales". Y cita el caso de los barrancos de la Horteta, Cabezas, Gallego, Pelos o Santo Domingo entre otros.

Todas las aguas que se vertieron a esos barrancos desde el interior de la provincia no fueron medidos por el único sensor de la A3 y por lo tanto la mitad del caudal potencial de ese barranco del Poyo no figuraba en la información suministrada por el organismo estatal dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que entonces encebazaba Teresa Ribera.

"Únicamente pueden ser monitorizados por el sensor SAIH los caudales que se generan en un 50% de la cuenca del Poyo, es decir, los caudales que se generan aguas arriba del sensor, pero no los que se generan aguas abajo", explica Polo en el informe remitido a la jueza.

Rápidas crecidas

El presidente de la CHJ reconoce que en este tipo de cuencas de tamaño medio y pequeño la crecida de las aguas "es muy rápida debido a las fuertes pendientes que tienen que salvar en su corto recorrido hasta la desembocadura" y por lo tanto "existe un escaso tiempo de reacción para la población potencialmente expuesta y, por consiguiente, un incremento considerable del riesgo".

Además, incide en que en este tipo de cuencas una lluvia de alta intensidad en cortos periodos de tiempo, como la que se registró en la dana del 29 de octubre, "reduce la capacidad de infiltración del suelo" y origina "hidrogramas muy cortos y con exorbitadas puntas de caudal".

Por todo ello, Miguel Polo explica a la jueza que si se tienen en cuenta las características de la cuenca del Poyo, la funcionalidad del SAIH y el propio Plan Especial de Inundaciones de la Generalitat Valenciana "no se puede confiar la seguridad de las personas ante una emergencia por inundaciones, a los datos de caudal de un simple sensor de nivel, que no recoge toda la información hidrológica de la cuenca y donde, en todo caso, el tiempo de reacción para la población es muy bajo.

Y remata asegurando que las inundaciones en este tipo de cuencas requiere de una mayor anticipación, "para lo cual sirve la información pluviométrica, pero sobre todo ha de servir la predicción meteorológica".

Esa anticipación también tuvo dificultad, ya que la Agencia Estatal de Meteorología informó en aquella jornada de picos máximos de lluvias de 180 litros por metro cuadrado, frente a los 450, 550 y 700 que cayeron en diversas localidades del interior de la provincia y que alimentaron exageradamente los ríos Magro, Turia, el barranco del Poyo y los que confluyen en su cuenca.

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