El presidente del Senado, Pedro Rollán, ha dado la orden de desalojar este martes de la tribuna de público del hemiciclo a dos activistas de Femen, que se encontraban semidesnudas y que han interrumpido la sesión de control al Gobierno protestando contra la cumbre internacional contra el aborto que se celebrará en la Cámara Alta durante el próximo mes de diciembre, concretamente el lunes 2.
"El aborto es sagrado", han gritado las dos activistas desde la tribuna de público, lo que ha provocado la interrumpción del Pleno durante un par de minutos y posteriormente Rollán ha hecho desalojarlas del hemiciclo.
Una vez ha terminado el turno de preguntas a la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, estas dos activistas han interrumpido el pleno con sus proclamas en contra de la cumbre antiabortista que acoge próximamente.
"Acabamos de protestar en el pleno del Senado contra la cumbre antiabortista que tendrá lugar en esta cámara el próximo 2 de diciembre. Aborto es sagrado, ahora y siempre. ¡Nuestros cuerpos, nuestra normas!", ha puesto Femen en un mensaje.
La cumbre internacional contra el aborto tendrá lugar en diciembre en el Senado y ha provocado diversas críticas desde el Gobierno y sus socios al Partido Popular.
La cumbre internacional contra el aborto
En concreto, se trata de la VI Cumbre Transatlántica, organizada por la Red Política por los Valores, conocida asociación antiabortista liderada por José Antonio Kast. Dicha asociación promueve entre sus postulados ideas contrarias a los derechos sexuales y reproductivos, calificando el aborto como un "asesinato" y rechazando la igualdad de derechos para modelos familiares distintos al tradicional.
En su web, la organización expresa apoyo a líderes de extrema derecha como Donald Trump, Jair Bolsonaro y Viktor Orbán. Entre los asistentes a la Cumbre también destaca el exministro del Interior con el PP, Jaime Mayor Oreja, quien participa con su plataforma NEOS, que califica el aborto de crimen.
Según los partidos que han firmado la propuesta, la Cumbre busca influir políticamente desde una agenda ultraconservadora, lo que supone, de cierta manera, un acentuado retroceso para los derechos de las mujeres.
