ERC está inmerso en las negociaciones para formar gobierno con Junts, pero en el frente judicial se muestra más optimista que nunca. En el viaje a Madrid de este viernes del vicepresidente en funciones, Pere Aragonès, para apoyar a la exconsejera Meritxell Serret ante el Tribunal Supremo ha vuelto a hablar de "aligerar la situación penitenciaria" de los presos del 1-O y eso pasa, más que en la petición oficial de "amnistía", por la concesión de indultos por parte del Gobierno de Pedro Sánchez.
Los de Oriol Junqueras creen que, tras las elecciones madrileñas del 4 de mayo, se abre el escenario más favorable para volver a presionar al Ejecutivo central con esta medida de gracia. Fuentes de la formación se ven reforzados en esta petición política por los vientos de cola que supusieron los dos votos discrepantes del Tribunal Constitucional con la sentencia por sedición a Jordi Turull así como por la posibilidad real de que decaiga el delito de malversación en la causa que tiene que afrontar Serret por su implicación en el procés independentista.
En su momento, desde Junts vieron en la vuelta de Serrat -que se encontraba en rebeldía en Bélgica- la sospecha de un pacto entre ERC y el Gobierno de Sánchez para dividir a los fugados y dinamitar sus respectivas estrategias frente a los tribunales internacionales. El ex conseller de Cultura, Lluís Puig, también huido a Waterloo, incluso dejó entender que la vuelta de Serret perjudicaba al resto de "exiliados".
No obstante, ahora ERC se ve reforzado en su línea tanto política como judicial. La exconsejera de Agricultura cambió de abogado (pasó de Gonzalo Boye, letrado de Carles Puigdemont, al abogado vasco Íñigo Iruin ). Ese cambio fue interpretado como toda una declaración de intenciones del tipo de defensa que ejercería en el Supremo.
Irun es un letrado muy respetado en los círculos de magistrados y fuentes jurídicas del alto tribunal entienden su presencia no como un desafío frentista, sino como la asunción de que la estrategia jurídica entra en otro plano y que la discusión será más jurídica y técnica que política.
Falta de unanimidad en el Constitucional
A la espera de que esta nueva vía judicial dé sus frutos (que en ERC pasan por que decaiga la pena de malversación, como decayó para los exconsejeros Carles Mundo, Meritxell Borràs y Santi Vila durante el juicio en el Tribunal Supremo), la falta de unanimidad en el Tribunal Constitucional con el primer recurso de los presos -el de Jordi Turull- que llega al alto tribunal ha abierto nuevas expectativas.
Si los abogados de la órbita de ERC, como Andreu Van den Eynde, veía de forma muy positiva esa discrepancia en el Constitucional, este viernes los políticos independentistas de ERC, Junts y CUP hacían mención a este precedente a las puertas del Supremo: "La represión se cimenta en el supremo y Moncloa pero empieza a resquebrajarse en el Tribunal Constitucional", decía Pilar Calvo, diputada de Junts.
Por su parte, el diputado de la CUP Albert Botrán se refirió a "contradicciones" por la politización de esta causa en la que incardina las euroordenes denegadas y los votos discrepantes en el Constitucional.
ERC quiere aislar a Puigdemont
La vuelta de Serret de Bélgica, así como la probabilidad de que Marta Rovira, fugada a Suiza, también decida volver a España es una de las hipótesis que contempla ERC para poner fin a la ascendencia que tiene Carles Puigdemont en la política catalana desde Waterloo.
Aunque es más una decisión personal de las implicadas, tiene también implicaciones en las estrategias de ambos partidos. ERC sigue apostando por la negociación con el Estado y quiere "gestos" de Moncloa para calmar a los sectores más radicales de Junts. Se trata, en definitiva, de que la estrategia de los republicanos den, a medio y largo plazo, mayores resultados. Y la concesión del indulto sería uno de los principales logros de ERC en su particular batalla con Junts.