Año 2005. Por aquel entonces, hace veinte años, en España se podía fumar en los bares, Televisión Española emitía publicidad en su programación y España no había ganado ningún Mundial de fútbol. Ese mismo año, 2005, José Blanco, por aquel entonces Secretario de Organización del PSOE con Zapatero, sembraba la ilusión en las comarcas gallegas de Valdeorras, Quiroga y Lemos al poner sobre la mesa, con la firmeza de quien cree en su palabra, la creación la futura autovía A-76, una arteria viaria destinada a conectar Ponferrada con Ourense y vertebrar el interior de Galicia. Ahora, veinte años después, todo lo anterior mencionado ha cambiado: no puedes fumar dentro de los bares, TVE ya no emite publicidad en su programación y la selección española ha ganado un Mundial y alguna que otra Eurocopa. Todo ha cambiado. Todo, menos la construcción de la autovía A-76, que sigue siendo nada más que un proyecto en papel dentro de un cajón sin abrir; una autovía 'fantasma'.
Como si de un guion kafkiano se tratase, los dos grandes partidos que han gobernado España, PP y PSOE, han mantenido este proyecto dentro de un cajón polvoriento, sin mostrar un interés real en darle el impulso necesario. Las voces de las asociaciones empresariales de las comarcas afectadas, clamando por una conexión que consideran primordial, se han perdido en un mar de tímidas reacciones de diputados de uno y otro signo, dependiendo del color del gobierno de turno.
La Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras de España (Seopan), consciente de la urgencia, incluyó la construcción de la A-76 en un informe remitido al Gobierno central, destacándola como una de las actuaciones prioritarias a acometer hasta 2035. Este “Análisis de la inversión en infraestructuras prioritarias en España” detalla que esta carretera de algo más de 131 kilómetros requeriría una inversión estimada de 1.400 millones de euros. Un desembolso que, según un estudio de la empresa Sener recogido por La Región (periódico gallego), podría generar la creación de 14.000 empleos y unos beneficios sociales significativos a largo plazo.
Doce tramos de una espera interminable
El proyecto se fragmentó en doce tramos, cada uno un capítulo de esta crónica de la desidia. El inicio de las obras se preveía en la provincia de León, entre Villamartín de la Abadía y Requejo. Este tramo, de apenas 6,35 kilómetros, cuenta con el plan de obra terminado y sometido a información pública desde 2022, a la espera de su licitación. Otro segmento, el que uniría A Veiga de Cascallá (Rubiá) con O Barco de Valdeorras, de 8,5 kilómetros, también tiene el proyecto finalizado y aguarda su salida a concurso.
Sin embargo, el resto de los tramos que deberían vertebrar el interior de Galicia, desde O Barco de Valdeorras hasta Monforte, pasando por A Rúa, Figueiredo, San Clodio y Carballo de Lor, navegan en una incertidumbre palpable. A pesar de contar con la declaración de impacto ambiental aprobada, los plazos que maneja el Ministerio de Transportes para la redacción de los proyectos y su posterior licitación son un misterio, como denuncian las preguntas sin respuesta formuladas por senadores y diputados populares.
Curiosamente, dentro de este panorama de parálisis generalizada, destaca un tramo que sí parece avanzar: la circunvalación de Monforte. Con la redacción del proyecto en fase final y pendiente de salir a información pública, este trazado de 7,7 kilómetros que busca aliviar el tráfico en la ciudad del Cabe contrasta con el letargo del resto de la autovía.
Para completar la conexión hasta Ourense, quedarían por ejecutar los tramos Monforte-Os Peares y el más extenso, Os Peares-Lagariños (Coles), crucial para enlazar con la autovía a Santiago de Compostela. Un horizonte que, a día de hoy, se antoja lejano.
Las ilusiones iniciales de los empresarios de Valdeorras, vislumbrando una mejora en el transporte de la pizarra, y de Terra de Lemos, depositando sus esperanzas en el impulso al "puerto seco", contrastan con la frustración actual. En su momento, la propuesta también generó oposición en comarcas como Trives y Caldelas, que se sentían aisladas, aunque se les prometió un ramal que, al igual que la A-76, sigue siendo una promesa en el aire.
Continuos retrasos
Recientemente, en julio de 2024, La Región informaba sobre el compromiso del secretario de Estado de Transportes de tener listo para su aprobación a finales de año el proyecto del primer tramo, Villamartín de la Abadía-Requejo. Sin embargo, esta noticia no calmó las críticas del diputado popular ourensano Celso Delgado, quien recordó los incumplimientos previos del ministro Óscar Puente y advirtió que la aprobación del proyecto no garantiza su licitación. De hecho, en enero de 2025, diputados del PP de Ourense y León ya criticaban el retraso en la ejecución de los tramos de O Barco de Valdeorras y Villamartín de la Abadía, presentando 14 preguntas al Gobierno central sobre esta situación.
Mientras tanto, se analiza la mejora de la conexión ferroviaria Ourense-Monforte-Ponferrada-León dentro del Corredor Atlántico, con una inversión prevista para la línea Monforte-Ponferrada-León. Una alternativa que, aunque importante, no suple la necesidad de una autovía largamente esperada.
Veinte años después del anuncio inicial, la A-76 permanece como un símbolo de la parálisis y la falta de compromiso con el interior de Galicia. La autovía "fantasma" sigue siendo un anhelo para miles de ciudadanos y empresarios que ven cómo el tiempo pasa sin que esta infraestructura vital se convierta en una realidad tangible.