Los planes rupturistas del nuevo Gobierno catalán se toparán con la firmeza del Gobierno y con la acciónde la Justicia. Así lo explitó este domingo Mariano Rajoy en su comparecencia televisada para tranquilizar a los españoles ante el nuevo salto adelante del secesionismo en Cataluña. Señaló en su mensaje que ha hablado telefónicamente con dirigentes del PSOE y de Ciudadanos y espera hacerlo el lunes con el de Podemos. Ha recibido su apoyo y su respaldo para hacer cumplir la ley. El presidente del Gobierno en funciones ha querido dejar bien claro que, aunque nuestro país vive un periodo de transición hasta la investidura de nuevo nuevo jefe del Ejecutivo, no hay vacío legal ni ausencia de poder. "Voy a velar porque las leyes se cumplan. El Estado funciona siempre, la democracia tiene la misma forleza de siempre", señaló en su intervención, en la que insistió en que va a defender la unidad de España, "como lo he hecho siempre y lo seguiré haciendo". "No dejaré pasar ni una actuación contra ley, no dejaré que nadie se arrogue poderes ilimitados", resumió, luego de recordar que los anuncios efecutados por el nuevo presidente de Cataluña en su mensaje previo a la investidura, se basa "en una ilegalidad cosntatada" e incurre en los mismos puntos de la proclama del Parlament que fue anulada por el Constitucional. "El discurso soberanista carece de legitimidad, el Estado tiene las suficientes herramientas" para atajar la nueva andanada que preparan los secesionistas. Y ha advertido tanto al president, al Parlamento catalán y a quien pretenda desobedecer lo señalado por el Alto Tribunal que se topará con la actuación de la Justicia.
El 'procés' sigue en vigor, y la llegada de Puigdemont a la Generalitat parece que le dará un nuevo impulso, tal y como se desprende del discurso del nuevo titualr de la Generalitat. Hace unos días, el presidente en funciones reconoció que estaba manteniendo conversaciones 'discretas' con una seire de personas, pero subrayó que no había hablado con Pedro Sánchez. "Creo que está decidido a forma r gobierno con cualquiera", dijo Rajoy, en tono muy crítico para con el secretario general del PSOE. Esta actitud podría modificarse en los próximos días, según fuentes del PP. Rajoy siguió en Moncloa, en compañía de algunos de sus más estrechos colaboradores, la sesión de investidura del nuevo president, en un ambiente de severa preocupación ante el escenario que ahora emerge en Cataluña. La prioridad de Rajoy es transmitir la idea de que, pese a que el gobierno está en funciones, no hay en España vacío de poder y que cualuqier inciaitiva que pretenda slatarse la ley se topará con la firma actuación tanto por partre de la Justicia como del Gobierno.
El presidente del Gobierno en funciones es consciente de que las turbulencias que emite Cataluña coinciden con un momento de debilidad en el Estado. Las leyes han de cumplirse pero aún no se ha completado el relevo que señalaban las urnas. Rajoy ha repetido con insistencia que este periodo de transción surgido de las elecciones generales debe superarse cuanto antes, de ahí su decisión para que, en la medida de lo posible, todo el protocolo en torno a la sesión de investidura se prolongue durante un espacio de tiempo muy breve. La reaparición del desafío catalán, con su rostro más severo e inequívoco, con un gobierno formado por los restos de Convergencia, más ERC y el apoyo esquizoide de la CUP, supone el retorno a los momentos previos a la declaración independentista aprobada en el Parlament, anulada luego por el Constitucional. Vuelve el mismo libreto de ignoracia al respeto de la ley, puesta en marcha de los pasos hacia la 'desconexión', aprobación de iniciativas ilegales como la seguridad social o la Hcienda catalana. Después de tres meses perdidos a la búsqueda de un inquilino para la Generalitat, el decorado vuelve a ser prácticamente el mismo, aunque sus protagonistas han cambiado de máscara. Artur Mas ha dado un paso al costado para ser susituído por uno de sus fieles, un separatista visceral, abonado al tópico, amigo del concepto incendiario y escamente proclive a cualquier tipo de negociación.
La difícil situación de los socialistas
El PSOE está "con la Constitución y la ley". Lo repitió este domingo su portavoz parlamentario, Antonio Hernando, una vez conocido el nuevo paso al frente de las fuerzas secesionistas en Cataluña. Las palabras de Hernando se recibieron con satisfacción en el PP, que ha centrado ya el eje de todas sus actuaciones en afrontar la neva etapa secesionista que acaba de producirse en Cataluña. "Creemos que éste es el camino", expicó Fernando Maíllo, que actuaba ayer de portavoz de los populares. "No hay mejor respuesta frente a los independentistas que ver a los grandes partidos, el PP y el PSOE, unidos en un gobierno fuerte y estable". Hernando había querido subrayar que el PSOE está detrás del Gobierno en funciones para hacer respetar la ley y defender la Constitución. No olvidó, naturalmente recordar que la posición de los socialistas en este asuntos es el de revisar la Carta Magna, una sugerencia a la que siempre vuelve pero que hasta ahora no ha concretado.
El PP sabe que este nuevo paso del camino soberanista hacia la denominada 'desconexión' con el Estado supone un severo problema en los planes de Pedro Sánchez. El líder de los socialistas, a su vuelta de Lisboa, había lanzado una oferta de acuerdo con 'todas las fuerzas progresistas' para formar un Gobierno que arroje al PP de la Moncloa. El relevo de Mas por Puigdemont y su empeño en desarrollar lo aprobado por el Parlament el 9 de noviembre, altera los planes del PSOE, que tendría enormes dificultades para seguir buscando un acuerdo con quienes no se oponen frotnalmente al secesionismo. Sánchez no sólo necesitaría el apoyo de Podemos para lograr ser investido presidente del Ejecutivo, sino que también debería contar con la anunencia de alguna fuerza separatista, bien sea con ERC o con los saldos de Convergencia. Artur Mas ya ha jugueteado en la mañana del domigno cone sta posibilidad, al deslizar que su formación podría pensarse si apoyar a quienes tienen en su mano desplazar a Rajoy del Ejecutivo.
Desde las filas de Génova se ha insistido con contundencia en que en estos momentos "es imprescindible que aquellos partidos constitucionalistas, que creemos en la unidad de España, estemos más unidos que nunca", decía Maíllo, empeñado en trasladar gran parte de la cuota de responsabilidad del líder socialista, cuya línea de acutiuación puede sufrir algún cambio sobre la marcha conforme se desarrollen los acontecimientos en Cataluña.