Fueron 532 días penosos. En su cautiverio entre el 17 de enero de 1996 y el 1 de julio de 1997, José Antonio Ortega Lara tuvo que vivir con la certeza de que en su nuevo hogar -si acaso pudiese concebirse así- sólo podría dar tres pasos. Sin ventanas ni luz del sol, el funcionario de prisiones secuestrado por la banda terrorista ETA se vio confinado a un espacio de 3 metros de largo por 2,5 de ancho; un habitáculo muy húmedo que, ubicado bajo una nave industrial, apenas contaba con una altura de 1,8 metros.
Un techo acristalado separa ahora la reproducción a escala real del zulo de la mirada del visitante al Memorial de las Víctimas del Terrorismo en Vitoria, que -a la espera de una inauguración oficial que tendrá lugar en el verano de 2018- este miércoles han visitado por primera vez varios altos cargos institucionales. Acompañados por el director del espacio, Florencio Domínguez, el subsecretario de Interior, Luis Aguilera, y el delegado del Gobierno en el País Vasco, Javier de Andrés, han tenido la oportunidad de acceder a las instalaciones del que será el primer centro de Europa dedicado a damnificados por actos terroristas; en concreto, a las víctimas de ETA, pero también del GAL, del Batallón Vasco Español, del GRAPO, del FRAP e incluso de Al Qaeda y el Daesh.
El Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo abrirá sus puertas tras el verano de 2018. Hoy visita de obra con @JavierdAndres, el subsecretario de @interiorgob, Luis Aguilera, y @fdomiri. ▶️ https://t.co/s1FuHzvxTk pic.twitter.com/V9ThSRXhhj
— Delegación del Gobierno en el País Vasco (@DelGobPaisVasco) September 27, 2017
Guiado por los ojos de las víctimas, el centro, ubicado en la antigua sede del Banco de España en la capital alavesa, ofrece un recorrido en 700 metros cuadrados por la historia del terrorismo y de las organizaciones terroristas en España y en el mundo, así como por la "respuesta policial, judicial, política y social" al terrorismo, sin olvidar una zona dedicada a dar voz a los afectados. El objetivo, según los responsables del proyecto, es ejercer una labor pedagógica para evitar que estos hechos se vuelvan a repetir.
En su recorrido por las instalaciones, Aguilera ha destacado la importancia de que el centro busque "preservar y difundir los valores democráticos y éticos que encarnan las víctimas del terrorismo" utilizando un espacio que, según Domínguez, se espera que sea "un instrumento al servicio de la sociedad".
Además de la zona de exposición, el edificio contará con un centro documental para investigadores equipado con un archivo, una biblioteca, una hemeroteca y una sala de consulta. También dispondrá de varios espacios para celebrar conferencias y jornadas de formación, donde se espera invitar a centros escolares con frecuencia para acercarles a la historia del terrorismo y sus terribles consecuencias.