Dos días después de haberse convertido en el portador de la llave de los gobiernos de hasta seis comunidades autónomas y destacados ayuntamientos, Vox se mantiene a la espera, con calma y sin prisa, de que el PP le traslade sus condiciones para formalizar posibles pactos. Los de Santiago Abascal lo tienen claro y se dejarán querer. No hay por qué correr. Ya han dicho reiteradamente durante la campaña lo que quieren: entrar en los gobiernos con el objetivo prioritario e incontestable de acabar con las políticas de izquierda.
Para ello apuestan por el modelo de relación que estrenaron hace poco más de un año en Castilla y León, donde cuentan con tres miembros en el Consejo de Gobierno del popular Alfonso Fernández Mañueco con Juan García Gallardo, de Vox, como vicepresidente. La dirección nacional de Bambú respalda todas y cada una de las polémicas medidas impulsadas por el joven abogado al que ponen como patrón a seguir en el resto de territorios.
Los resultados en la CCAA evidencian que el pacto de la derecha no ha perdido fuelle electoral, e incluso ha ganado fuerza ya que ha mejorado resultados: suman más concejales en las capitales de provincia de Castilla y León. El pacto de la Junts entre ambos podría extenderse a los gobiernos de Valladolid, Burgos y Palencia, a la espera de pactar también con Vamos Palencia.
En el aire están los gobiernos de Aragón, Baleares, Comunidad Valenciana, Cantabria, Extremadura y Murcia (en esta última al popular Fernando López Miras le basta con la abstención de Vox para mantenerse al frente de la región) y plazas importantes como Valencia, Sevilla, Palma, Zaragoza o Valladolid. Fuentes del partido aseguran a EFE que Génova no les ha trasladado todavía qué es lo que quieren de ellos. Ningún planteamiento ni ningún requisito concreto, aunque, según aseguró este lunes Abascal, los equipos de negociación de ambas partes ya han establecido contacto.
Serenos "a ver como vienen las cosas"
En Vox saben que el PP está obligado a echarse en sus brazos si quieren gobernar, por eso aguardan serenos "a ver como vienen las cosas". "Es como si yo te voy a comprar un coche y no te digo las condiciones que yo quiero como comprador", equiparan las fuentes.
Aseguran además que no se trata de si conviene o no cerrar los acuerdos cuanto antes para afrontar las elecciones generales convocadas sorpresivamente para el próximo 23 de julio por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como primera reacción a los malos resultados del domingo de los socialistas.
"La vida es como es y ya está", dicen, así que en Vox se lo toman como "es lo que hay" y creen que hay tiempo, porque aún faltan dos meses para la nueva cita electoral.
Insisten en que primero hay que formar los ayuntamientos, que se constituirán y elegirán alcalde el sábado 17 de junio, y después sentarse a hablar de las autonomías, cuyos parlamentos se formarán a partir del 13 de junio y hasta finales de ese mes.
Luego, subrayan, será el momento de enfocar la campaña de las generales que, en cualquier caso, creen que ya está hecha con la de las municipales y autonómicas del 28M. En cualquier caso apuestan por la discreción y lo que no van a hacer, según ha advertido este mismo martes el secretario general de Vox, Ignacio Garriga, es convertir en un "espectáculo" las conversaciones que puedan tener de ahora en adelante con el PP.
Belén Gil Orantos- EFE