País Vasco

El PSE dice vetar a Bildu para gobernar pero Sánchez lo convierte en socio permanente

Los socialistas vascos que encabeza Eneko Andueza mantienen hace tiempo la línea roja: no gobernarán con Bildu en el País Vasco mientras no condene la violencia de ETA. Pero en el Congreso esa línea no existe

  • El líder del PSE, Eneko Andueza.

Al poco tiempo de llegar a la secretaría general del PSE, Eneko Andueza amagó un par de veces con futuros pactos con Bildu para gobernar en el País Vasco. Después, con el enfado peneuvista mediante, volvió al discurso de la línea roja: los socialistas vascos no pactarán a ese nivel mientras Bildu no condene con claridad la violencia terrorista de ETA. Lo paradójico es que esa misma línea roja no existe en el Congreso de los Diputados, donde el Gobierno de Pedro Sánchez está convirtiendo en socio permanente a la formación abertzale.

La aprobación del decreto para paliar la crisis económica gracias a los votos de Bildu y la maniobra gubernamental para permitir el acceso de los bildutarras a los secretos oficiales consolidan aún más, si cabe, la relación de socios entre la coalición abertzale y el Ejecutivo de PSOE y Podemos. Es obvio que ambos ya son socios permanentes e incluso podría decirse que preferentes, ya que en la votación del famoso decreto ERC se posicionó en contra.

El conjunto de cesiones del Gobierno a Bildu a cambio de sus votos, ya detallado por Vozpópuli, evidencia igualmente la sintonía entre las dos partes. Algo que, por cierto, gusta menos que nada en las filas del PNV, supuesto "socio prioritario" del Ejecutivo de Sánchez. Los peneuvistas asisten con malestar no disimulado al creciente protagonismo de Bildu en las negociaciones relevantes de la legislatura.

El giro de Bildu

No puede olvidarse, a este respecto, que la estrategia de Bildu pasa por un giro que consiste en llegar a acuerdos tanto en el Congreso como en el Parlamento vasco que sirvan para darle la pátina de partido serio y listo para gobernar. De hecho, en esa línea a finales de 2021 la coalición que coordina Arnaldo Otegi aprobó tanto los Presupuestos Generales del Estado como los Presupuestos vascos.

Los socialistas vascos tienen que decidir si siguen por la senda de los acuerdos estables con el PNV o toman el camino de los pactos casi inexplorados en la comunidad con Bildu

En el País Vasco la batalla entre nacionalistas por vender mejor los acuerdos con el Gobierno es tan evidente como encarnizada. Porque ambos tienen en mente las elecciones municipales de 2023 y las autonómicas del año siguiente. Y es en ese contexto donde la clave está en qué hará el PSE. Los socialistas vascos tienen que decidir si siguen por la senda de los acuerdos estables con el PNV o toman el camino de los pactos casi inexplorados en la comunidad con Bildu.

Sánchez, sin la línea roja del PSE

Lo cierto es que, como se ha dicho, la postura oficial del PSE choca frontalmente con lo que hace el presidente del Gobierno y líder del PSOE. Porque la formación que lidera Eneko Andueza repite y una otra vez que para pactar un gobierno del País Vasco con Bildu la línea roja es que Otegi y los suyos condenen el terrorismo de ETA y digan que fue injusto. Tampoco parece casual que el PNV reclame una y otra vez a los bildutarras ese mismo movimiento a sabiendas de las contradicciones que eso genera en el mundo de la izquierda abertzale.

¿Qué hará el PSE? Buena pregunta para quien tenga la respuesta. Porque lo cierto es que en los últimos meses la hipótesis de un gobierno vasco con los socialistas y Bildu ha dejado de parecer imposible aunque todavía siga pareciendo lejana. La reunión del pasado enero entre ambas direcciones, con Andueza y Otegi en la sede de Bildu, también generó ríos de tinta en la misma dirección.

Como ya se ha dicho, el secretario general del PSE coqueteó con la idea de aliarse con Bildu cuando llegó al cargo. Después, cuando los recelos crecían entre sus socios del PNV, cambió y volvió a la postura de la citada línea roja. En los últimos meses, de hecho, la sintonía entre PNV y PSE se ha vuelto a afianzar. Una reunión entre Andueza y el lehendakari, Íñigo Urkullu, parecía un bálsamo perfecto para calmar a los más desconfiados. Pero los pactos de Sánchez con Bildu vuelven a dejar en el aire la sensación -cuanto menos- de que hay un cambio del tablero posible. Difícil, sí, pero posible.

Tal y como informó este diario, Andueza tiene ya dicho que "no haremos lehendakari a un candidato de Bildu". Pero esa frase, si se analiza, no es igual a "no gobernaremos con Bildu".

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