España

Los universitarios españoles consiguen trabajo a costa de empleos menos cualificados

Con un 51,4% de paro juvenil los universitarios tienen que aceptar empleos para los que están sobrecualificados. En 2014, solo uno de cada tres ocupados lo estaba en tareas de alto nivel de cualificación, cuando el porcentaje en la UE es del 40,5%.

  • Foto de archivo de grupo de universitarios españoles

El primer semestre del año ha sido muy positivo en cuanto al descenso del desempleo en España y, aunque todavía queda mucho para alcanzar los niveles europeos de población activa, la cifra de paro se sitúa en 4,2 millones registrados en las oficinas públicas. Pero la desocupación juvenil no ha sabido subirse al carro de la velocidad de crucero que ha cogido el descenso de personas que estaban sin trabajo: tasa de paro juvenil del 51,4%, donde más de la mitad de los asalariados menores de 30 años poseen contratos temporales.

En estos momentos, la economía española está manteniendo un ritmo económico elevado, equivalente al que había alcanzado antes del inicio de la crisis, en 2007. El PIB a precios de mercado en el año 2014 ha crecido el 1,4% -cuando en el año anterior se había reducido en un -1,2%- y la semana pasada Mariano Rajoy elevaba las previsiones de crecimiento para 2016 a unas magnitudes situadas alrededor del 3,3%. Asimismo, en el último año 493.000 personas han encontrado un empleo que antes no tenían.

La diferencia de la contratación de jóvenes de 16 a 34 años entre el tercer trimestre de 2007 y el primero de 2015 ha sido superior al -45%

Estas cifras positivas no han de impedir señalar algunas de las debilidades de la situación económica, como el elevado nivel de endeudamiento privado y público y, sin duda, una tasa de desempleo que se ha establecido en el 23,8% en el primer trimestre de 2015. Magnitud aún muy elevada. De igual modo, conviene destacar que recuperar los niveles de crecimiento económico precrisis no va a ser fácil: la diferencia de la contratación de jóvenes de 16 a 34 años entre el tercer trimestre de 2007 y el primero de este ha sido superior al -45%.

Para analizar estos datos la Fundación Crecimiento y Desarrollo (CYD) ha elaborado un informe sobre la contribución de las universidades españolas en el año 2014. El documento muestra una leve mejoría en los indicadores de empleabilidad de universitarios en comparación con el resto de la Unión Europea (UE), pero este tipo de desempleo supera en más de siete puntos al comunitario -menos del 6% en la UE por el 13,5% en España- y la ocupación es menor de la mitad del entorno europeo.

Sobrecualificados para el puesto

España está a la cabeza de las naciones europeas que detentan los niveles más elevados de sobreeducación. Y, lo que pudiese parecer una ventaja, se ha convertido en un problema basado en dos cuestiones principales. En primer lugar, el país no genera suficientes ocupaciones de alta cualificación si se equipara con los demás socios de la UE. Así, en 2014, solo uno de cada tres ocupados -comprendidos en el intervalo de 25 a 64 años- lo estaba en tareas de alto nivel de cualificación, cuando el porcentaje en el conjunto de la Unión Europea era del 40,5%. De hecho, solo cuatro países mostraban un indicador más reducido que España: Rumania, Grecia, Eslovaquia y Bulgaria.

Las ingenierías, informática, matemáticas, física y química tienen las mayores tasas de afiliación. Periodismo y publicidad, las menores

En segundo lugar, para el poco empleo de alta cualificación que se produce, la creación de titulados superiores parece demasiado intensa, ya que España está entre los diez países de la UE con más proporción de población adulta -25 a 64 años- que posee un título de graduación superior. En consecuencia, buena parte de los graduados superiores, si quieren trabajar, lo han de hacer en puestos para los que están más que cualificados.

Igualmente, el informe presentado por la Fundación CYD persiste en un “desequilibrio” entre las titulaciones más demandadas y las que mejor inserción laboral tienen. Mientras que buena parte de las ingenierías, incluida informática, matemáticas, física, química, óptica o administración y dirección de empresas tienen mayores tasas de afiliación, menos sobrecualificación, buen salario y estabilidad, son menos demandadas por los alumnos que otras con peores niveles de inserción, como periodismo o publicidad.

Tirón de orejas de la OCDE

En este sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) alertaba esta semana sobre el desempleo de larga duración y la precariedad laboral que sufren los jóvenes españoles en la actualidad, a pesar del afianzamiento de la recuperación económica. Los ninis -colectivo por el que se conoce a aquellos que ni tienen trabajo ni se forman para conseguirlo- han aumentado de forma muy pronunciada desde que comenzase la crisis. Este grupo representa al 21% de los jóvenes de entre 15 y 29 años, cuando la media está situada en torno al 14%  en los países que conforma la organización.

Por último, la OCDE en su informe anual de Perspectivas de Empleo señala que el Gobierno español presenta una dotación presupuestaria “insuficiente”, teniendo en cuenta que es el segundo país miembro con la tasa de paro más elevada. Solo por debajo de Grecia. Y que apenas bajará del 20% a finales del próximo año. En concreto, la partida equivale al 0,61% del PIB, un 22% menos que antes de entrar en recesión.

Desarrollar políticas públicas, ofrecer mayor información a los estudiantes para que decidan su formación, financiación en las universidades e inversión para reactivar el empleo son los aspectos que ambas organizaciones proponen para dar un giro a la problemática a la que se enfrentan los jóvenes españoles. Aun así, 2014 ha sido un punto de inflexión en la relación que vincula a la Universidad con la sociedad. “Empieza a haber sensación de que las cosas están cambiando”, afirma el presidente de la Cámara de Comercio de España y patrono de la Fundación CYD, José Luis Bonet.

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