Si bien los expertos en demoscopia de los dos grandes partidos coinciden en que la fuerza electoral de Podemos irá disminuyendo a medida que se acerque la cita con las urnas, el nerviosismo en sus filas no mengua porque las encuestas detectan que es la primera fuerza política en intención de voto en media docena de comunidades autónomas, incluso en algunas donde todavía carece de candidato visible. Con esta foto de situación, ha habido varios barones regionales del PP y algún presidente autonómico que se han acercado a Mariano Rajoy para proponerle que convoque una reunión con las formaciones que respetan el sistema constitucional y el espíritu de la Transición, con el objetivo de analizar los riesgos y perfilar estrategias que contribuyan a que sea gobernable el Parlamento que salga de las próximas elecciones generales.
"No podemos hacer de Pablo Iglesias una especie de caudillo", se afirma en el PP
La respuesta del presidente, de momento, ha sido negativa. Algunos de sus interlocutores le ven resistente a dar este paso porque opina que la formación de un frente anti-Podemos solo contribuiría a alimentar las simpatías ciudadanas hacia Pablo Iglesias. “Si estudiamos la figura de Hugo Chávez en Venezuela comprobamos que su fama se tejió a partir de los errores de la oposición. "No podemos hacer de él una especie de caudillo", afirma un alto cargo del PP que comparte la opinión contraria del presidente del Gobierno a realizar este tipo de convocatoria.
Rajoy ni siquiera le ha trasladado al líder socialista, Pedro Sánchez, la posibilidad de hacer una reunión de esta naturaleza, según fuentes socialistas. Pero la idea sí que ha estado presente en las conversaciones de varios miembros de la ejecutiva del PSOE y en el intercambio de opiniones entre éstos y líderes de otros partidos. “Estamos todos concernidos por la amenaza de Podemos, pero no vemos el encaje natural de una iniciativa de este tipo, y eso que en Cataluña es muy probable que Podemos cambie muchas cosas en nuestro mapa político”, razona un alto dirigente de CiU.
En el nacionalismo vasco también se han tenido muy en cuenta las ventajas e inconvenientes de forjar un frente anti-Podemos y eso que el daño que la formación de Pablo Iglesias puede provocar a fuerzas como el PNV en las elecciones locales del próximo mayo es menor si se compara con los estragos que sí puede causar en el Partido Socialista de Euskadi (PSE).
"Estamos todos concernidos por la amenaza de Podemos", aseguran en CiU
La oportunidad de convocar a los partidos que se caracterizan por la defensa de las instituciones para detener el empuje de Podemos ha trascendido el debate político interno que se mantiene en los cuarteles generales de las grandes formaciones y ha llegado, incluso, al Palacio de La Zarzuela. Según fuentes parlamentarias, Felipe VI está siendo muy permeable a estas preocupaciones y en más de una ocasión las ha sacado a relucir en las conversaciones tanto con Mariano Rajoy como con Pedro Sánchez e, incluso, en las que ha mantenido con varios presidentes autonómicos en los últimos meses.
Esta controversia soterrada se produce en un momento en el que empieza a detectarse que el PP presenta a Podemos, y no al PSOE, como su principal enemigo y contrincante a batir en los próximos procesos electorales, estrategia que corre paralela al interés de Pablo Iglesias en focalizar el grueso de sus ataques sobre el Gobierno. Si esta tendencia se mantuviera en el tiempo, admiten fuentes socialistas, el voto podría polarizarse entre el PP y Podemos, colocando a Pedro Sánchez en una difícil situación y con espacios cada vez más estrechos para exhibir sus alternativas.
Felipe VI está siendo muy permeable a las preocupaciones que provoca el empuje de Podemos
La gran paradoja es que tanto el PP como el PSOE, por separado, defienden el valor del bipartidismo, sin haber podido hasta ahora fijar una táctica común para reducir la exposición pública de Podemos. En las filas socialistas provoca una inflamación indescriptible el relato de cualquier coincidencia con el Gobierno que trascienda los asuntos de Estado, demostración de que Pablo Iglesias es quien les quita el sueño y con quien se disputan, en realidad, la hegemonía de la izquierda. Ello explica también el escaso eco que ha encontrado en el Partido Socialista la formación de un frente anti-Podemos, por el miedo a sus efectos secundarios. Ahora todas las miradas se dirigen a la manifestación convocada en Madrid para el sábado por los principales rentistas del 15-M.