La hasta hace unos meses inquebrantable unión entre el comisario jubilado José Manuel Villarejo y su principal socio, el también comisario Enrique García Castaño, conocido con el sobrenombre de 'el Gordo', se ha roto definitivamente. Sobre todo si se hace caso al contenido de la declaración de García Castaño en julio pasado ante el juez de la Audiencia Nacional Diego de Egea, que investiga la trama policial.
'Vozpópuli' ha tenido acceso la grabación de la comparecencia, celebrada el pasado 13 de julio, y tras la que el magistrado de refuerzo del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional decretó su libertad con medidas cautelares, pese a que la Fiscalía Anticorrupción había reclamado la prisión incondicional y sin fianza para García Castaño.
"Villarejo se metía una grabadora en el bolsillo, adornaba el asunto, iba provocando a uno y a otro, y no sé con qué fines, chantajear o...", explicó García Castaño al juez De Egea, que mantiene una importante diferencia de pareceres en la causa con la Fiscalía Anticorrupción, partidaria de la prisión incondicional de los investigados.
"Un entramado"
García Castaño, que era hasta hace unos meses el responsable de la UCAO (Unidad Central de Apoyo Operativo), también explicó al instructor que era muy conocido que Villarejo desarrollaba trabajos particulares con la connivencia de sus jefes: "Esa era la comidilla que teníamos todos los compañeros, dirigía un entramado que permitía la cúpula policial".
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'El Gordo' llegó incluso a quejarse en su declaración de que Villarejo grabó a todo el mundo, y que siempre decía a los policías con los que hablaba que de sus negocios "guardaba el 10% para los compañeros". Sin embargo, García Castaño negó haber recibido dinero del excomisario encarcelado, al tiempo que retó a su supuesto socio a que aportara datos de sus negocios conjuntos: "Que me lo demuestre".
"Dos mafiosos"
En su testimonio, el imputado también informó al juez instructor de que los clientes de Villarejo eran del "ambiente bancario, despachos abogados, de la alta sociedad del país y grupos empresariales", al mismo tiempo que calificó sus informes como "un cuento chino", y que se aprovechaba "del desconocimiento de la gente. Todos conocemos al señor Villarejo", sentenció García Castaño, que no obstante aseguró que le tenían "miedo".
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Por su parte, el fiscal Miguel Serrano, quién junto a Ignacio Stampa son los fiscales que investigan la causa, realizó un duro alegato en el que reclamaba la prisión provisional de García Castaño. En concreto, dijo que en las grabaciones se ponía de manifiesto "la fundación de un consorcio criminal entre dos mafiosos que, guiados exclusivamente por su ánimo de lucro van a tratar de poner en marcha un plan para hacerse ricos".
Y para conseguir esos ingresos los integrantes de la organización criminal se habrían aprovechado de sus empleos como policías, según la Fiscalía, que dijo de forma textual: "Las conversaciones que están aportadas en el procedimiento tienen ese 'leit motiv' permanente, el ánimo de lucro, el abuso de su condición policial, el burlarse de esos puestos que desgraciadamente desempeñaban, siendo muy sensibles además para la seguridad del Estado", concluyó el fiscal Serrano, que no consiguió convencer al juez de que enviara a García Castaño a la cárcel de forma provisional.