El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, se perfila como un auténtico "fontanero" en las relaciones del Ejecutivo con el bloque independentista catalán. En ese asunto, así como en otros considerados problemáticos, el líder de Podemos quiere tener un rol activo.
Entre política territorial y social, Iglesias trabaja para que no se rompa el bloque de la mayoría en el que confió desde la moción de censura contra Mariano Rajoy. "Le encanta ese papel", afirman fuentes socialistas conocedoras de los movimientos de Pedro Sánchez e Iglesias.
Los morados se han convertido en la mejor garantía de la sintonía entre Madrid y Barcelona. Iglesias trabajó activamente a favor del acercamiento con el independentismo desde la moción de censura a Rajoy. En 2019 maniobró para evitar que ERC tumbara los presupuestos de Sánchez, llegando a hablar incluso con la cúpula de JxCat.
Las relaciones posteriormente se enfriaron. Gabriel Rufián e Iglesias se enzarzaron incluso en las redes sociales, y con Irene Montero el líder de los republicanos tuvo problemas (la 'número dos' de Podemos no le considera una persona sincera).
Sin embargo, ahora han rebajado el clima de enfrentamiento. Los republicanos quieren que Oriol Junqueras salga de la cárcel cuanto antes, y los morados que no haya sobresaltos en el Ejecutivo. Así que entre Rufián e Iglesias muchos aseguran que hay afinidad entre ambos líderes. "Son parecidos y se entienden", apuntan.
Fuentes ministeriales aseguran que los primeros movimientos del Ejecutivo rojo-morado son satisfactorios. En lo económico, por ejemplo, insisten en la redacción del presupuesto de 2019, que esperan pueda ver la luz antes del verano. "Avanzamos", aseguran.
Iglesias y Montero en las reuniones clave
"Iglesias está encantado con el trabajo en la sombra, casi de negociador, llamando a unos y otros para ser el artífice de los acuerdos. Y le gusta que luego la gente le llame para congratularse con él", comentan en el PSOE. Prueba de ello es que ERC pidió a Sánchez que Iglesias estuviera en la mesa de diálogo, desvelan fuentes socialistas a Vozpópuli. Y ahora, con el debate presupuestario todavía por cerrar, Iglesias se prepara a tejer alianzas con los independentistas.
En Podemos recuerdan, además, que Iglesias y Montero se sientan en las reuniones más importantes del Ejecutivo, que se celebran el lunes por la mañana en La Moncloa. Y la coincidencia con Sánchez es hasta ahora total, incluso en la redacción de los comunicados y la fijación de la agenda de comunicación.
ERC pidió a Sánchez que Iglesias estuviera en la mesa de diálogo, desvelan fuentes socialistas a 'Vozpópuli'
Aun así, el equipo de Sánchez mantiene que todo pasa por la mesa del Presidente. "Los poderes de Iván Redondo se han magnificado", dicen los conocedores de los movimientos de La Moncloa que aseguran que entre Redondo e Iglesias hay una comunicación fluida. Para esas fuentes, Sánchez "tiene de bueno" que "sabe a quién escuchar", aunque sea él quien finalmente toma las decisiones.
La "piedra resbaladiza" de Venezuela
Más problemas se detectan en el ámbito de la política exterior. La nueva ministra Arancha González Laya acaba de aterrizar, y para algunos su perfil más técnico que político no es suficientemente fuerte. La preocupación del Ejecutivo se dirige hacia Venezuela.
Con el encuentro entre José Luis Ábalos y Delcy Rodríguez de fondo, el Gobierno es consciente de que el tema venezolano se ha convertido en un arsenal a disposición de la oposición. Al menos en este asunto, los socialistas no quieren delegar a Iglesias ninguna función (aunque el vicepresidente ya se ha reunido con miembros de otros gobierno, por ejemplo con un delegado de Obrador).
“La decisión de suspender la Secretaría de Estado para Iberoamérica tuvo a que ver con Venezuela y Podemos”, sostienen fuentes diplomáticas. El Gobierno rectificó, y recuperó la joya de la corona de su política internacional. “Venezuela es una piedra resbaladiza”, reiteran fuentes del ministerio de Exteriores.
Trabajo en la sombra y visibilidad pública
Otro asunto delicado es el del campo. Con las protestas masivas de los trabajadores del sector, Iglesias dio el pasado viernes un paso en falso. Anuló repentinamente una reunión con las organizaciones de los trabajadores del campo, que protestaron.
Iglesias se apuntó al último minuto a la reunión que tenía la ministra de Trabajo Yolanda Díaz con empresarios, asociaciones y sindicatos del sector agrario. Su presencia sorprendió a los actores sociales. Algunos en Podemos sostienen que se trató de una maniobra para intentar “salir en la foto, evitando que todos los focos fueran por Yolanda [Díaz]”. El vicepresidente tiene competencias muy reducidas, y fuentes de Podemos sostienen que a menudo se encuentra sin demasiadas ocupaciones.
El campo puede convertirse en la segunda gran herida del Ejecutivo. En Extremadura, región gobernada por el PSOE, se prepara una manifestación masiva para la semana que viene, y no se descarta que Sánchez decida apartar a los ministros de Podemos de este asunto.
Ese trabajo en la sombra para cimentar el pacto de gobierno es esencial para el futuro del Ejecutivo. Pero Iglesias no puede descuidar su papel público, y en ese terreno es plausible que en el futuro la tensión aumente. De momento, en el PSOE todos hablan con “estupor” de la actitud “positiva” de Iglesias. Pero después de los presupuestos se entrará en una segunda fase, que puede traer sorpresas.