Carles Puigdemont no quiere saber nada de Santos Cerdán, número tres del PSOE, y hasta hace poco el encargado de negociar en nombre de Pedro Sánchez con el prófugo fuera de España. Tanto es así que, el pasado lunes, reclamó la presencia de forma telemática de José Luis Rodríguez Zapatero, que se tuvo que conectar de madrugada por videoconferencia con él, para solucionar la crisis que estuvo a punto de dinamitar el acuerdo fiscal que habían alcanzado días antes. Todo por las diferencias entre sus socios con el impuesto energético.
El presidente de Junts per Catalunya, según ha podido confirmar Vozpópuli de fuentes de ambas formaciones políticas, exigió que fuera Zapatero el que le diera garantías de que lo acordado entre el PSOE y JXCat se iba a cumplir en su integridad. Las alarmas saltaron alrededor de las diez de la noche cuando ERC, Bildu y BNG, anunciaron a través de una escueta nota de prensa que habían logrado prorrogar el impuesto a las energéticas que los junteros pactaron abolir con los socialistas para no perjudicar a las empresas del sector ubicadas en Tarragona.
Tras la votación y cuando Zapatero logró calmar los ánimos de Puigdemont, el Ministerio de Hacienda, que dirige María Jesús Montero, salió al paso con una breve nota de prensa de tres líneas en la que afirmaban que darían cumplimiento a todos los puntos acordados días antes con Junts per Catalunya. Ahora falta por ver como Montero cumplirá su palabra con sus diferentes socios, los separatistas izquierdas y los separatistas de derechas, cuando los pactos con ambos son completamente contrapuestos. Aunque fuentes de Moncloa, este miércoles, afirmaban en los pasillos del Congreso que son "perfectamente compatibles".
Con esta incursión del expresidente del Gobierno en una negociación entre el Ejecutivo y sus socios, en Moncloa respiraron ciertamente aliviados, conscientes de que, como mínimo, tenían unos días más de margen para intentar acercar posturas. Aunque saben que es difícil que el sostenimiento del impuesto a las energéticas siga en vigor, sea mediante la prórroga pactada con ERC, Bildu y el BNG o con un proyecto de ley que sí permitirá incorporar exenciones que serían del agrado de Junts, pero que, sin embargo, no contaría con los apoyos suficientes.
Reuniones en Suiza
Esta videoconferencia de Zapatero con Puigdemont, que se produjo a lo largo de la trasnochadora reunión de la Comisión de Hacienda que se celebraba en el Congreso, no estaba prevista. Surgió tras la exigencia del prófugo, que rechazaba seguir hablando con el número tres del PSOE, porque en su opinión "con Santos Cerdán es inútil". Pedro Sánchez, desde Brasil, tuvo que contactar con Zapatero para pedirle ayuda. No es la primera vez que recurre al expresidente para solucionar los problemas que le crea el secretario de Organización socialista.
De hecho, aunque Cerdán es la cara visible y pública de las reuniones con Junts en el extranjero, con presencia del mediador internacional, "prácticamente en todas", según fuentes conocedoras, ha estado presente Zapatero. Aunque siempre han viajado por separado, el exlíder del PSOE incluso en avión privado, para esconder su presencia. La interlocución de José Luis Rodríguez Zapatero con Junts ha ido en aumento en los últimos meses. Es el único hombre, a día de hoy, capaz de desactivar las amenazas del partido separatista.
En los próximos días, tal como avanzó Vozpópuli el pasado fin de semana, está previsto también que Zapatero y Cerdán viajen de nuevo a Suiza para seguir negociando cara a cara, con el mediador internacional levantando acta de todo lo hablado, con la mirada puesta en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Será, previsiblemente, la última cita a la que acuda un Santos Cerdán la que todos dan por sentenciado como secretario de Organización de un PSOE que a finales de mes renovará su dirección.