Los líderes soberanistas han relatado una y otra vez que la hipotética independencia de Cataluña no implicaría la salida de la Unión Europea. Spain is a fascist state, teclean raudos en las redes sociales, pero el proyecto europeo -hasta ahora- se estaba salvando.
Sin embargo, existe un sector del independentismo, capitaneado por Carles Puigdemont desde Waterloo, que lleva tiempo tanteando si un giro hacia el euroescepticismo serviría para reavivar un procés agonizante.
De ahí sus incursiones en los medios de comunicación rusos. En su nueva aparición en un medio ruso en la órbita de Vladímir Putin, el ex presidente catalán acusa a la UE de permitir a uno de sus Estados miembros [España] "emplear la violencia contra sus ciudadanos […] duele comprobar que las instituciones políticas europeas todo esto lo ven y guardan silencio".
Fracaso en la 'internacionalización'
La búsqueda de afecto por parte del Kremlin ha llevado a Puigdemont a tomar posiciones alejadas de los acuerdos alcanzados en la Unión Europea (UE) sobre asuntos controvertidos como la anexión en 2014 de la península de Crimea por parte de los rusos o la guerra en la región del Donbas (este de Ucrania). Ahora apoya que el este ucraniano y Crimea formen parte del gigante euroasiático.
"Este giro responde a un cambio de estrategia que tiene que ver con los resultados de la internacionalización del conflicto, que están siendo un fracaso, especialmente en la UE", explica el politólogo Eduardo Bayón a Vozpópuli.
En la continua construcción del discurso nacional popular, que en este caso no es de izquierdas, siempre aparecen 'los otros'"
"En la continua construcción del discurso nacional popular, que en este caso no es de izquierdas, siempre aparecen 'los otros'. Antes solo se hablaba de Madrid y el Estado español y, ahora, en una vuelta de tuerca más, también está la Unión Europea", añade el especialista en asesoramiento en comunicación política.
Este fenómeno, dice Bayón, es similar a otros movimientos de derecha populista que está habiendo en otros países de Europa. "No se habla de clases sociales, sino de opresores y oprimidos, pero no creo que se llegue a posiciones que apoyen la salida de la UE. No sería un discurso ganador, al menos en estos momentos", considera.
Para Bayón, los juegos independentistas del eje Puigdemont-Torra no tienen cabida en una UE que no está por la labor de sentar precedentes en la secesión de territorios.
Un 'enemigo' exterior
Steven Forti, historiador y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), reconoce que no definiría el independentismo como un movimiento político euroescéptico. "En absoluto", explica a Vozpópuli. Dicho esto, considera que "hay cada vez más señales que nos muestran que algunos sectores dentro del independentismo están sembrando el terreno con una serie de declaraciones para, quizás, dar un giro euroescéptico en el futuro".
Hay señales que nos muestran que algunos sectores independentistas están sembrando el terreno para, quizás, dar un giro euroescéptico en el futuro"
"En 2017, en un mitin independentista, Puigdemont ya cargó contra la UE", recuerda. Sin embargo, dice Forti, parecía un "error" en el discurso. Hasta ahora. "En los medios rusos vuelve a arremeter contra la UE y su asesor lo justifica en Twitter. Puede que el sector más cercano al ex presidente, la parte más de derechas, esté tanteando o esté sembrando el terreno para dar este giro porque están convencidos de que es lo que toca hacer", opina.
Según Forti, se trata de intentar encontrar un enemigo exterior entre muchas comillas ante sus propios fracasos. "Cuando se crea un enemigo se refuerza y se unifica la propia comunidad. Explicar a las propias bases que la responsabilidad es de la UE 'porque no nos ha ayudado' es como encontrar una cabeza de turco y descargar responsabilidades", apunta el historiador.
'Players' internacionales
Por otro lado, el profesor considera que las élites políticas soberanistas intentan encontrar otras vías para salir de la situación de profunda crisis que atraviesa el independentismo. Además de señalar un enemigo exterior, Forti cree que algunos sectores ven factores de desequilibrio internacional que podrían ser útiles para reanimarse.
Como la UE ha mostrado que la integridad de sus Estados miembro es uno de sus pilares, dice, debilitar el proyecto europeo podría ser una ventana de oportunidad. Tampoco descarta un interés en el independentismo por parte de players internacionales como un factor de desestabilización de la UE. No hay pruebas, pero es una interpretación que no se pueden descartar", advierte Forti.