La ministra de Defensa, Margarita Robles, se afana estos días por enseñar a cualquiera que le pregunta por su futuro político la agenda personal en la que tiene anotados los próximos eventos relacionados con su departamento de aquí a la fiesta nacional del 12 de octubre.
Con ello quiere demostrar que sigue pendiente de todo lo que acontece en Defensa y las Fuerzas Armadas, aunque sus últimos actos oficiales e intervenciones suenen a despedida, en línea con lo apuntado por fuentes gubernamentales y militares consultadas por Vozpópuli, quienes la ven en otro puesto institucional en la nueva legislatura que va a empezar.
El nombre de Margarita Robles ha sonado en las últimas semanas como presidenta del Congreso de los Diputados
Robles se preocupó por dejar todos los papeles en regla antes de entrar en funciones y por ello, dos días antes de las elecciones del 28-A, resolvió el caso del vicealmirante Alfonso Gómez Fernández de Córdoba, quien fue enviado de forma expeditiva a la reserva en un Consejo de Ministros de agosto del año pasado en una inusual y rara decisión. Tras el varapalo judicial del Supremo, que dio la razón al militar tras ser cesado como subdirector de Reclutamiento, la ministra otorgó al vicealmirante un puesto en la OTAN acorde a su escalafón, según desveló Abc.
El Ministerio de Defensa también firmó unos días antes de los comicios el contrato con Navantia para la construcción de las cinco fragatas de la serie F-110, que "permitirán la creación de 7.000 puestos de trabajo en Ferrol y su comarca", según explicó Robles en una visita a la ciudad gallega durante la campaña electoral.
En su departamento tampoco ha pasado desapercibido el frenesí de visitas a bases e instalaciones militares de la ministra de las últimas semanas. El pasado martes, por ejemplo, visitó la base ‘Cid Campeador’, situada en la localidad de Castrillo del Val, y luego se pasó por el yacimiento arqueológico de Atapuerca con su número dos, Ángel Olivares, de cicerone ya que en los noventa fue alcalde de Burgos con el PSOE.
Al día siguiente se desplazó a la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla), una de las unidades más emblemáticas de las Fuerzas Armadas que aún no había podido conocer. “Esta base es un buque insignia del Ejército del Aire, tanto en España como en el exterior”, dijo al respecto.
En la renovación del TC
El nombre de Margarita Robles ha sonado en las últimas semanas como presidenta del Congreso de los Diputados. Magistrada del Tribunal Supremo en excedencia y ex portavoz del Grupo Socialista, su perfil encaja para dirigir la Cámara baja, aunque Carmen Calvo parece mejor posicionada. Es más, fuentes gubernamentales consultadas por este diario colocan a la titular de Defensa en algún puesto institucional a medio plazo.
En este sentido, si Robles no preside el Congreso, las citadas fuentes la ven ocupando su escaño y presidiendo alguna comisión parlamentaria hasta la próxima renovación del Tribunal Constitucional, en la que el Gobierno debe proponer varios de los puestos que deben cambiar y ahí sí que la actual ministra de Defensa tendría muchas papeletas de salir elegida.
El pasado jueves, cuando fue a recoger su acta como diputada de la nueva legislatura, Robles dejó claro que está abierta a cumplir con otras tareas que le encomienden. A la pregunta de si se veía ocupando de nuevo el puesto de ministra de Defensa en el próximo Gobierno socialista, ella dejó la puerta abierta a otras opciones.
"Estoy encantada, pero desde que tengo 23 años, trabajando en cualquier sitio que sea un servicio público. Para mí es un altísimo honor ser ministra de Defensa, representar a las Fuerzas Armadas, me siento profundamente orgullosa de ser ministra de Defensa, pero siempre me he sentido profundamente orgullosa de todo lo que he sido", dejó claro.
La exmagistrada recordó la "suerte" que ha tenido en su vida a la hora de servir a España en "muchos sitios" y dijo que esperaba "poder seguir haciéndolo" tras la formación del nuevo Gobierno. No hay que olvidar que su llegada a Defensa fue toda una sorpresa.
En su mente estaba Interior
Robles creyó tener en la mano la cartera de Interior en los días previos al anuncio de Pedro Sánchez sobre su nuevo Gobierno y empezó a contactar a antiguos colaboradores suyos, como el exdirector general de la Policía Nacional, Ángel Olivares. Pero a unas horas de que Sánchez anunciase la composición del Ejecutivo, ella se enteró que Justicia iba a recaer en la fiscal de la Audiencia Nacional Dolores Delgado.
Cualquier gobernante sabe que los titulares de Interior y Justicia tienen que ser uña y carne por la cantidad de asuntos en los que tienen que ir de la mano. Sin embargo, Robles se plantó ante Sánchez argumentando que no se sentía cómoda con Delgado en Justicia. Entre otras cuestiones, por la estrecha amistad entre esta última y el exmagistrado Baltasar Garzón, con quien Robles se enemistó en la década noventa a raíz del 'informe Veritas'.
El presidente del Gobierno tuvo que cambiar su plan inicial sobre la marcha y terminó ofreciendo a Robles la cartera de Defensa con el aliciente de controlar el CNI, provocando la caída de Constantino Méndez, quien durante unas horas fue ministro ‘in pectore’ de Defensa.
En ese movimiento rápido de piezas, Sánchez se decantó por Fernando Grande-Marlaska para Interior como contrapeso al poder de Delgado -y por extensión de Garzón- en Justicia. El elegido nunca se había llevado bien con el tándem Garzón-Delgado por la guerra de egos en la Audiencia y su complicada relación cuando Grande-Marlaska sustituyó a Garzón en el Juzgado Central de Instrucción número 5, pero al menos la sangre nunca había llegado al río como sí que ocurrió a raíz del ‘informe Veritas’ entre Robles y el exmagistrado inhabilitado.