El terremoto mediático que ha sacudido a Vox en Madrid en las últimas horas ha tenido hoy otro episodio histórico. Rocío Monasterio, fulminada ayer por Santiago Abascal y la dirección nacional de su puesto como presidenta regional del partido, ha anunciado que entrega su acta de diputada en la Asamblea de Madrid.
En una declaración concisa, no demasiada larga, llena de agradecimientos y alguna pulla, Monasterio se ha despedido de su trabajo en la cámara de la Comunidad de Madrid después de ocho años, el último año y medio donde ha perdido poder político en detrimento de un Partido Popular que, con su mayoría absoluta, opaca cualquier acción parlamentaria.
"El secretario general de Vox, a instancias del presidente Santiago Abascal, me ha comunicado que voy a ser destituida como presidenta en Madrid. El de Vox en Madrid era el único comité ejecutivo provincial que quedaba en España votado y elegido por sus afiliados. Estos componen el grupo más numeroso de la formación".
"El secretario general y el presidente tienen la potestad de nombrar a dedo al siguiente comité ejecutivo de Madrid, cuya renovación toca el próximo mes de noviembre. Esto deja en el olvido la democracia interna del partido que al principio habíamos venido todos a defender", señalaba Monasterio.
"A la vista de que no soy la persona de confianza del secretario general ni del presidente, anuncio que entrego mi acta de diputada y que formalizaré en el registro. La política para mí ha sido un acto de servicio a España y los españoles. Un tiempo de renuncia a mi familia y mi trabajo", concluía la exportavoz en la Asamblea.
Minutos más tarde, Rocío Monasterio se ha dirigido al registro de la Asamblea, donde ha hecho entrega de su acta, poniendo punto y final a su tiempo como comandante en jefe de Vox en Madrid. José Antonio Fúster, nuevo presidente regional de Vox, ha evitado hacer declaraciones ante los medios por "respeto a la decisión de Rocío".
