29 de marzo de 2021. Las restricciones para la movilidad siguen vigentes en España debido a la pandemia del coronavirus. El escenario político aún se tambalea ante la polémica derivada del delcygate, que supuso la llegada a Barajas un año antes de la vicepresidenta venezolana y bajo la sospecha de que llegara a pisar suelo español a pesar de la prohibición de la Unión Europea. En esas, Koldo García, asesor de José Luis Ábalos, y Víctor de Aldama, intermediario, gestionan la llegada de nuevos venezolanos al aeropuerto de Madrid. Y lo hacen a través de varios subterfugios. “Espero que lo saquen por otra puerta”, llegan a afirmar.
Durante las jornadas previas a la fecha que arranca este artículo, Víctor de Aldama solicitó a Koldo García que mediase para permitir la entrada de varias personalidades venezolanas en el aeropuerto de Barajas. Departen sobre los medios más adecuados y se llegan a expedir cartas firmadas desde el Ministerio de Transportes para autorizar el acceso de los implicados. De las conversaciones se infieren varios vuelos y que el propio Víctor de Aldama viajaría con alguno de ellos desde República Dominicana.
Las conversaciones del binomio Koldo-Aldama a veces están marcadas por la tensión. El primero llega a reprochar al segundo el volumen excesivo de autorizaciones que pretende conseguir. En cualquier caso, el entonces asesor de José Luis Ábalos realiza varios trámites, algunos de ellos con la Policía -tal y como llega a afirmar en los mensajes aportados por la UCO ante la Audiencia Nacional- para permitir el acceso de las personalidades venezolanas. La mayoría de ellos son empresarios.
Hay uno de ellos con el que surgen mayores fricciones. Se trata de Carlos Alfonso Guillén, exjugador profesional de béisbol y una referencia deportiva de Venezuela. En días anteriores, Aldama y Koldo buscan la fórmula adecuada para lograr que el individuo pudiera entrar en España a través de Barajas.
“Mándame su teléfono, por favor”, le pide el asesor de Ábalos. A continuación le explica: “Están hablando con él y dice que no tiene ningún problema en demorar el viaje unos días y que viene. Lo dicen para la autorización de Policía, ya que se la denegaron”. “¿Cómo? -responde Aldama-. A ver, se la denegaron hace tiempo, por eso de entrar ahora como turista”. “Le están solucionando el tema y va a entrar”, añade Koldo.
Una carta del Ministerio
Instantes más tarde, Koldo García le manda a Víctor de Aldama una carta de invitación cursada desde la Secretaría Particular del entonces ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos. “D. Carlos Alfonso Guillén Salvedo, con Pasaporte N.º XXXXX, se reúne en el gabinete del ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el martes 30 de marzo, en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, situado en Paseo de la Castellana nº 67, Madrid”. Un documento firmado y sellado en el que Koldo y Aldama confían para lograr el acceso del exjugador de béisbol en Barajas.
“Antes de coger vuelo que lo enseñe”, le instruye Koldo a Aldama. Cuando éste último manifiesta sus dudas sobre si este trámite será suficiente para lograr su objetivo, el primero responde: “Me avisas. Pero estoy seguro de que le dejan venir con todo lo que hice”.
Así llegamos al 29 de marzo, cuando surgen las tensiones en torno a la entrada de Carlos Alfonso Guillén a España. De la nueva conversación se concluye que el exjugador de béisbol finalmente no esperaría el tiempo que habían previsto y que ya estaba embarcado en el avión rumbo a España. Y que Víctor de Aldama realizaba el mismo desplazamiento en la aeronave comercial, gestionada por Air Europa. El intercambio de mensajes se produce de madrugada.
“Ya en el avión. ¿Mañana le esperan al salir a este señor?”, pregunta Aldama. “Sí, ahora lo arreglo para que le esperen. Pero ya me dijeron que es un problema grave, que teníamos que esperar. Pero ya hablamos”, le advierte Koldo. “¿Un problema grave?”, le pregunta entonces el intermediario español. “Si es deportista, un tipo normal”, añade.
“Gonzalo, estamos en pandemia y con 48 horas de antelación es casi [imposible] que dejen entrar a nadie. Y encima sin ningún documento de la Unión Europea”, le espeta el asesor de José Luis Ábalos. En ese momento Koldo le pide a Aldama que el venezolano no enseñe ningún documento comprometedor: “Espero que nadie saque el documento mío, porque si no me cesan. Y no es broma”.
“Nadie lo va a sacar”, le tranquiliza Aldama. Pero poco después añade: “¿Y cómo va a entrar si no enseña el documento?”. “Llegas a las 10”, le dice Koldo. “A las 11”, le corrige Aldama. “Estaré atento”, añade el entonces asesor de Ábalos. “¿Él [en relación al exdeportista venezolano] tiene que hacer algo?”, pregunta entonces el intermediario. “No”, manifiesta Koldo de forma tajante.
¿Deportación de qué?
Pero las explicaciones no deben de ser suficientes para Aldama, que inmediatamente le pide más información: “Ok. ¿Y le digo que no enseñe el papel? ¿Ni en inmigración?”. “Espero que lo saquen por otra puerta”, le dice Koldo, en una muestra de la influencia que ejercía sobre los controles en el aeropuerto de Barajas.
“Y de cómo me entero yo de eso para que no enseñe el documento. No quiero que te metas en un lío”, interpela Aldama. “Eso quería hablar”, responde Koldo, antes de manifestar su malestar por que el venezolano no haya esperado más días para acceder a España y así alcanzar la fecha en la que se iban a aliviar las restricciones de desplazamientos debido a la pandemia del coronavirus. “Ya que nos dijo él que podía esperar 15 días y se podía haber hecho bien, y aquí se levantan las restricciones”, indica Koldo.
“Joder, me estás poniendo nervioso. ¿Qué hacemos entonces?”, pregunta Aldama. “Tienes el otro”, le dice Koldo [en otras partes de las conversaciones hacen alusiones a una segunda línea de comunicación entre ambos]. “Sí, pero voy en el avión, estoy con la wifi del avión”, le explica el intermediario.
Koldo habla entonces de un audio que Aldama le debió de enviar anteriormente en relación a los accesos en Barajas: “Lo que me cuentas en el audio yo no lo sabía. De alguna forma se arreglará”, indica. “¿El qué del audio? ¿Lo de que tenía vuelo hoy y había venido de Colombia y todo eso?”, le pregunta Aldama. Koldo contesta: “Lo arreglo seguro. Dice que si tiene deportación”. “¿Cómo? ¿Deportación por qué? Si tiene residencia americana”, le interpela el intermediario.
En cuatro mensajes consecutivos, quien fuera asesor de Ábalos le explica: “Es que los americanos no nos dejan entrar [debido a las restricciones por el coronavirus] y hacemos lo mismo”. Aldama busca una alternativa: “Pero él entra con el pasaporte venezolano”. “Peor”, concluye Koldo. “Joder, ¿pues entonces?”, le dice Aldama. “Si tiene residencia igual la saca. Pero repito, se supone que no tendrá problemas. Yo estaré pendiente. Tranquilo”, añade Koldo.
Una confusión
Pero Aldama está lejos de tranquilizarse: “Pero para no liarla, ¿qué tiene que sacar o hacer? Porque joder, según me estás contando va a ser un gran problema. ¿Tranquilo? Sí, la hostia, es como si te digo yo que te han robado el coche pero TRANQUILO lo encontraremos [sic]”. Koldo le da nuevas instrucciones: “Al llegar se arregla. En dos horas, a las siete [la conversación tiene lugar a las cinco de la madrugada], hablo con los de aquí. Me dijeron que no había problema. Y así voy a creer”.
¿Había posibilidad de deportación del exjugador de béisbol venezolano? Parece que los temores del tándem Koldo-Aldama son infundados. Y que en realidad, todo se debe a una confusión entre ambos, basada en un mensaje que Aldama le reenvió anteriormente a Koldo. Se trata de un audio del “jefe de servicios de Air Europa” -así lo dice el propio Aldama- con indicaciones para permitir el acceso del venezolano a España. Se infiere que este “jefe de servicios” trata de aclararle algunas dudas al intermediario.
El audio, al que ha tenido acceso Vozpópuli, reza del siguiente modo: “Con eso así tal cual no puede entrar, salvo que tenga una visa de trabajo o sea residente en algún país de la Unión Europea o tenga algun permiso especial de alguien. Yo no sé si el Gobierno de España le ha dado algún tipo de permiso, si tiene alguna reunión allí o algo, pero debe enseñarlo. Porque si no, no le van a dejar embarcar. […] Eso en teoría lleva multa y ademas deportación al llegar a España. Así que no sé, averigua si él tiene algún tipo de visado que yo te comento”.
En ese momento, Koldo y Aldama caen en la cuenta de su confusión. “Joder, macho, la hostia, eso es del jefe de servicio de Air Europa. Dios. Eso no es nada”, le dice Aldama en varios mensajes consecutivos. Y añade: “Es lo que él [el jefe de servicios] dice, por eso dice que con el papel que tú le diste al final sí se puede”. “Me cago en tu puta madre”, reprende Koldo. “Yo en la tuya, coño -añade Aldama-. No sabía de qué me hablabas”. “Y yo acojonado”, confiesa el asesor de Ábalos.
Una vez aclarada la confusión, Víctor de Aldama dice que “este tío [el venezolano] está más limpio que una patena”: “¿Pero en inmigración tendrá que enseñar el papel o sacarle por otro lado?”. “Que pase como normal sin problema. Que viene a unas reuniones, eso tiene que decir. Y la carta que la guarde”, le especifica Koldo.
El episodio concluye con una serie de mensajes que Koldo le reenvía a Aldama, y que atribuye a un “comunicado de la Policía”: “Ya está arreglado. Se ha notificado al puesto fronterizo para entrar sin problemas. No debería de tener problemas. Que el tío no entregue ninguna carta”.
“Ala [sic], con Dios”, le despide Koldo a Aldama. “Graciasssss”, concluye éste.