Yolanda Díaz siempre contó que el nombre de Sumar sintetizaba lo que quería hacer en la izquierda española. Pero su credibilidad quedó en entredicho cuando, en vez de sumar, vetó a Irene Montero. La extrema debilidad política de la vicepresidenta segunda, que renunció en verano a la coordinación de su coalición, ha servido en bandeja de plata la liquidación de su proyecto político tal y como lo ideó. Y es que sus socios se preparan ya para borrar el nombre Sumar, según las fuentes consultadas: "El debate sobre el nombre tendrá su tiempo".
Lo cierto es que Izquierda Unida lidera el ataque al proyecto de la vicepresidenta segunda. El objetivo es desterrar la denominación, primero, del grupo parlamentario, aprovechando el mar revuelto tras la elección de Verónica Martínez como nueva portavoz en el Congreso en sustutición de Íñigo Errejón, señalado por sus escándalos sexuales. Pero el resto de formaciones que componen la alianza que sustenta a la también ministra de Trabajo persiguen lo mismo.
"Los partidos quieren marcar distancias sobre esa marca", explica una fuente conocedora como pocas de los entresijos de la izquierda española. Y añade: "La petición de Izquierda Unida está apuntada. Pero lo que diga no será necesariamente lo que se vaya a hacer. Aunque lo que sí tiene más urgencia es reordenar las tareas en el grupo parlamentario".
Las dudas sobre la continuidad de Yolanda Díaz como gran referente de la izquierda una vez salga del Gobierno, así como el arraigo de otras marcas, como Izquierda Unida, y el peso reciente adquirido por otras, como Más Madrid o Compromís -muy arraigadas en sus territorios- son claves para entender porqué Sumar se enfrenta a su funeral tras menos de un año desde su asamblea constituyente. A todo esto hay que sumar el bombardeo de Podemos. Los morados se la tienen jugada a Díaz precisamente por el rechazo a la exministra de Igualdad. Y quieren reinar de nuevo en un terreno que consideran suyo casi por derecho propio, tras haberlo llevado a las cotas de éxito electoral más altas de la historia democrática de España.
En verdad, como ya contó este diario, Podemos e Izquierda Unida se han activado en Madrid para recomponer una alianza que supere a Yolanda Diaz y su proyecto político. Se están produciendo "extraoficialmente" contactos para empezar articular, poco a poco, un espacio que permita a la izquierda española volver a tener la fuerza que tuvo en su día con Pablo Iglesias. Los cargos intermedios y los pequeños ayuntamientos están siendo la avanzadilla.
La idea no es tanto repetir el proyecto de Unidas Podemos, sino aprovechar la fortaleza de ambas organizaciones para revertir el colapso electoral de Sumar que terminó provocando la dimisión de Yolanda Díaz como coordinadora general. La vicepresidenta segunda no hace más que desentenderse del futuro del espacio político que todavía representa en el Gobierno, así como del partido Movimiento Sumar, que creó para levantar su coalición: "No me compete [cómo articular todo ese espacio para que sea eficiente electoralmente]", llegó a decir en una entrevista el El País.
La vicepresidenta segunda ha perdido todo el peso que llegó a tener así como toda la fuerza que tuvo. La integrante de Sumar ha pasado en menos de tres años de arrastrar todas las miradas a pasear sola en el Congreso. Ella elude hacer autocrítica. Pero el fracaso de las elecciones europeas terminó haciendo saltar por los aires. Y ahora nadie en Moncloa la tiene en consideración. Por eso, desde la planta noble del PSOE también se deja en manos de Izquierda Unida y Podemos el futuro de su patio izquierdo tan necesario para mantenerse en el Gobierno.
Sumar afrontará en los próximos meses una "reflexión profunda" sobre su relación con el PSOE, según admiten las fuentes consultadas. Errejón era uno de los cerebros políticos y estratégicos de Yolanda Díaz. Y fue quien la dirigió a una colaboración con los socialistas que tanto cabreo despertó en Podemos. La izquierda alternativa al PSOE no ha superado aún la traumática ruptura de Vistalegre II, que la dividió en dos y provocó la escisión de Más Madrid.
El posicionamiento estratégico de Íñigo Errejón siguió enturbiando la mirada de Podemos (y Pablo Iglesias) sobre la política española. En verdad, los morados siempre fueron muy recelosos sobre los movimientos de Errejón. Tras la figura del exportavoz subyace un conflicto más formal que ideológico. El mismo que subyace aún respecto a Yolanda Díaz. No por casualidad, Pablo Iglesias dijo que la vicepresidenta segunda estaba más cerca de Más Madrid que de Podemos.
Pero no se trata de algo ideológico, sino de una cuestión formal. Los morados lamentan que tanto Errejón como Díaz se esforzaran en ser una suerte de marca blanca del PSOE, aceptable para la élite. En Podemos molesta que solo ellos sean el rostro enfadado, fuerte y duro que dice las cosas como son. Por eso siempre han creído que hay una concertación entre Yolanda Díaz y el PSOE para destruirles.