“Testarudez, ansia de poder y egoísmo”. Estas son las tres palabras que definen la actitud de Angela Merkel según una columna de opinión del semanario Der Spiegel, publicación que (no es ningún secreto) no es precisamente afín a la canciller. El texto prácticamente justifica las críticas que ha recibido la jefa del Gobierno alemán por su papel en la crisis de la eurozona, situación que se ha agravado en los últimos días con el rescate de Chipre.
El texto acusa a Merkel de intentar imponer en todo momento su visión a través de una “política de fuerza”. “Los alemanes atan a los pueblos europeos con los grilletes de la deuda”, acusa Der Spiegel, que cree que con el empeoramiento de la crisis del euro que ha supuesto el rescate de Chipre se ha descubierto “una verdad sobre la política alemana: está marcada por la testarudez”.
En este escenario, el editorial culpa a “los bancos irresponsables” de jugarse el dinero de “los ricos lavadores de dinero” y a los Gobiernos de beneficiar a ambos con los rescates, que finalmente tienen que pagar los ciudadanos, “y todo bajo el predominio de Alemania”.
Respecto al papel de Alemania, culpa a la canciller de “entregarse al lujo alemán de mirarse el ombligo” y de haber obviado las “experiencias históricas”. “Al igual que dos veces antes en la joven historia, los alemanes se han dejado conducir a un conflicto cada vez más profundo con sus vecinos”, narra el texto, en una referencia velada a las dos guerras mundiales.
“El concepto de integración europea de Merkel es algo así: Europa tiene que doblegarse a la política de Alemania”, explica el semanario, que pone en duda la fiabilidad de la jefa del Ejecutivo teutón: “¿Qué valor tiene la palabra de la canciller? Chipre lo ha demostrado otra vez: no hay dependencia de los alemanes en Europa”.
Por último, y haciendo un ejercicio de autocrítica, Der Spiegel reconoce que los alemanes han sacado beneficio de la situación que azota a la economía de la eurozona. “Hasta ahora, los alemanes no sólo han pagado por la crisis, sino que también han ganado con ella”, indica, refiriéndose al ahorro en el pago de intereses por su deuda y al cobro de intereses por comprar deuda de otros países con un interés más alto.
“Esta es la realidad de la crisis del euro: los pobres de Atenas pagan a los ricos de Alemania”, zanja la publicación.