La violencia en Ecuador dejó en el año 2023 cifras récord de homicidios, en total 7.878, de los que solo se resolvieron 584. El país se ha convertido en centro de almacenamiento de estupefacientes y refugio de líderes de la droga por su lugar estratégico entre Colombia y Perú. Esto ha provocado que alrededor de 20 organizaciones criminales del país hayan tomado el control de barrios enteros en la zona de Durán y Guayaquil.
El presidente, Daniel Noboa, imponía hace apenas una semana el estado de excepción, una medida de contención que tiene como objetivo devolver la normalidad a las calles con una mayor presencia policial y militar. Los agentes de estos dos cuerpos llevan años lidiando con una problemática que tiene como principal bastión los centros de privación de libertad del país.
Las cárceles se han convertido en los principales centros de mando de los líderes criminales, vinculados en muchos casos con los grandes carteles de la droga de Colombia y México. En los últimos meses, la violencia se ha intensificado exponencialmente con la fuga de varios líderes criminales y el secuestro de policías.
En medio del fuego cruzado que marca este conflicto interno se encuentra la corrupción institucional, que apunta a varias las capas del Estado. Así lo cuenta a Vozpópuli un Policía Nacional de Ecuador, testigo en múltiples ocasiones de esta violencia y objetivo de varias amenazas de muerte.
Este agente expone la situación que atraviesa desde hace años Ecuador como una época en la que "los ciudadanos han vivido atemorizados", donde la gente ha aprendido a base de intimidaciones y amenazas, que es mejor quedarse en casa que enfrentarse a los grupos criminales. Donde la actuación policial tampoco ha conseguido frenar el crecimiento de estos grupos, convirtiéndose en el primer objetivo de sus amenazas.
"Yo mismo he recibido amenazas de muerte de manera directa. Lo que pretenden es que los policías no continúen realizando operativos y les dejen actuar a su antojo", describe. Esta situación de inseguridad empeora para los agentes destinados en centros de privación de libertad, donde conviven grupos rivales y dónde la violencia se ha convertido en el día a día para estos servidores públicos.
El poder en las cárceles de Ecuador
"En las cárceles he visto auténticass masacre. En 2022, hubo una matanza entre PPL (personas privadas de libertad) en la cárcel del litoral de Guayaquil, donde se enfrentaron dos grupos rivales", revela. Este agente ecuatoriano explica que los mismos presos disponen del control de los pabellones de la prisión y que durante el episodio que le tocó vivir, mientras unos terminaban una visita, el otro grupo salió y se produjo un duro enfrentamiento.
"Fue horrible porque estaban armados y nosotros quedamos en el medio. Psicológicamente, te quedas traumado, son instantes en los que solo puedes pensar en salvar tu vida o enfrentarte a la muerte"
Aun habiendo sido testigo de episodios de como este, el entrevistado afirma que "nunca" ha pensado en abandonar su cargo. "Nosotros juramos defender y garantizar la vida de las personas. Nunca he llegado a pensar en retirarme", sentencia. No obstante, el mayor miedo viene de la mano de sus seres queridos, en concreto, los más jóvenes que han vivido los últimos años "sin poder salir a la calle con total seguridad".
Ante esta situación, este agente -con más de una década de experiencia- celebra la decisión del presidente Noboa de instaurar un estado de excepción. Defiende la necesidad de actuar con "mano dura" frente a los grupos criminales y reinstaurar la normalidad entre la población.
Este policía cree que el nuevo estatus mejorará la situación y permitirá un suspiro a la economía del país. Según describe, en los últimos meses muchos comerciantes se han visto obligados a cerrar la persiana, ante el incremento visible de la violencia en las calles. "Durante los últimos tiempos, la economía del país se ha hundido. La gente no puede salir a la calle, lo que ha provocado que el comercio baje", señala.
Cierre de comercios y la caída económica
El funcionario público cuenta las presiones a las que se han visto sometidos los pequeños comerciantes en el último año. Víctimas atrapadas en las redes del narcotráfico, cuyos grupos criminales les pedían cumplir sus exigencias a cambio de inmunidad.
"En caso contrario, te mataban. Dejaban bombas, explosivos... Y así funcionan, atemorizando a la gente"
La clave para erradicar esta situación -manifiesta el agente- es "acabar con la corrupción institucional". Según apunta, todo empezó a empeorar con la llegada de los dos últimos presidentes. La sombra del escándalo ha perseguido al último líder del Ejecutivo de Ecuador; el paso de Guillermo Lasso por el Palacio de Carondelet ha dejado el rastro de 30 meses de Gobierno marcados por al menos cinco denuncias de corrupción.
Una telaraña de presunta corrupción institucional que mancilla abarca desde la Corporación Eléctrica del Ecuador hasta al mismísimo cuñado del presidente. El policía nacional matiza que la corrupción que existe en Ecuador tiene una característica que la diferencia de la que puede verse en otros países de Latinoamérica. "Aquí se esconden mejor, es más invisible, porque la corrupción viene desde arriba, desde el Gobierno", describe.
Desde que el nuevo presidente, Daniel Noboa, ha instaurado el estado de excepción, ya que "puede verse como muchas bandas van perdiendo poder en todo el territorio nacional". "Este mismo decreto permitirá que las fuerzas armadas y la Policía Nacional tengan la facultad de hacer uso progresivo de la fuerza y calmar la situación", celebra.