Mientras París y Berlín luchan por superar su crisis política, Donald Trump prepara su hachazo aduanero a los productos europeos y China sigue avanzando en su conquista comercial por todos los continentes. En territorio europeo, Rusia recupera terreno en Ucrania y extiende su influencia entre otros gobiernos de la UE. En ausencia de Alemania y Francia, solo una persona responde al teléfono de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, que firma en Montevideo un controvertido acuerdo Mercosur.
En conversación telefónica con Vozpópuli, Pascale Joannin, directora general de la Fundación Schuman, centro de estudios sobre la UE con sede en Bruselas y París, afirma que, “cuanto más débil es el Consejo europeo (la representación de los jefes de gobierno), más fuerte es la Comisión presidida por Ursula von der Layen, que siempre quiere aumentar su poder. “Por eso, es urgente que Alemania y Francia resuelvan rápidamente su crisis y expongan su postura sobre todos los asuntos que nos atañen a los europeos, y no solo sobre el Mercosur. Por suerte contamos con Antonio Costa, nuevo presidente del Consejo, para intentar avanzar en línea directa con todos los gobiernos; además, es portugués, el único representante de la Europa del Sur con responsabilidad en la UE y podrá equilibrar la visión alemana de la presidenta de la Comisión”.
Pregunta: Desde la Fundación Robert Schuman, ¿Cómo se explica la situación de Francia y su repercusión en la UE?
Respuesta: “Lo que es grave es que una moción de censura haya sido votada por partidos que no están de acuerdo entre ellos, la extrema izquierda y la extrema derecha, una alianza entre dos extremos. Si se aplicara el programa electoral de la extrema izquierda o el de la extrema derecha, Francia estaría hoy en bancarrota”. Francia está debilitada por la decisión del presidente Macron de disolver la Asamblea. Él pensaba clarificar la situación política y ya vemos dónde estamos hoy. Esperando las elecciones alemanas de febrero, sí, podemos decir que el motor europeo está algo averiado”
P: ¿Pero esa supuesta “pareja” franco-alemana no ha estado desequilibrada siempre hacia un lado, no ha supuesto una ventaja para la parte alemana, que ha impuesto un euro fuerte, que ha presionado para hacer desaparecer la energía nuclear, que se ha autoproclamado negociador comercial en jefe con China, entre otras cosas?
R: En los últimos diez años, los alemanes han elegido malas soluciones: frente a la energía nuclear han preferido depender de la energía fósil rusa y, después de la agresión a Ucrania y la guerra se ven hoy obligados a repensar su estrategia. Han practicado, además, una política comercial exportadora muy intensa, especialmente para su industria del automóvil. En su idea de querer trabajar mucho con China no se han dado cuenta de que ese país había cambiado, que iba a importar menos coches. Alemania se encuentran hoy en una situación delicada y frente a un nuevo presidente norteamericano que amenaza con aumentar las tasas aduaneras.
P: ¿Los países antes llamados despectivamente “Pigs” (Portugal, Italia, Grecia y España) hacen hoy los deberes mejor que Francia y Alemania?
R: Es así. No hay que reproducir lo que Alemania hizo con Grecia; hay que ayudar rápidamente a un país en dificultad, porque otro día puede ser otro el que sufra los mismos problemas. Alemania y Francia no están en el mismo caso en el que estuvo Grecia, pero hay que tener cuidado y estar atentos porque estamos todos en la misma barca. Tenemos que defender el interés europeo de la misma manera que Trump defiende el de su país.