El caso es que por toda la isla se encuentran muestras de su pasado milenario, desde ciudades neolíticas a castillos de los cruzados, y desde iglesias bizantinas y monasterios góticos a uno de los lugares más santos de los musulmanes. Y entre sus puertos orientales y sus montañas cubiertas de bosques, no es seguro, pero puede uno tropezarse con los espíritus de Otelo y Desdémona recién salidos de su tragedia. De cualquier tragedia.
Para ser una isla no muy grande (aunque es la tercera más extensa del Mediterráneo) y de que la República de Chipre ocupa sólo dos terceras partes de la misma —no olvidemos que está dividida desde hace casi 40 años— acumula tal cantidad de mitos, historias, monumentos, montañas y playas que hay que poner un poco de orden. Veamos siete lugares que muestran las diferentes caras de este país y que se pueden conocer fácilmente en un viaje de una semana:
1. Nicosia, la capital (a la que los chipriotas llaman Levkosia) tiene entre sus tópicos el de ser la única capital dividida del mundo. Desde 1974 un muro la parte en dos. La parte sur, la chipriota, es la más moderna y probablemente menos vistosas. Hay que pasar a la parte norte para palpar el ambiente de los bazares y ver los monumentos más interesantes: la mezquita que fue iglesia gótica y los edificios otomanos.
2. Por Lárnaca habrá que pasar porque aquí está el aeropuerto y el puerto de cruceros. Su papel en la historia se demuestra por dos muertos célebres: san Lázaro y la nodriza de Mahoma, enterrados y venerados aquí. Su paseo marítimo es uno de los más animados y en las callejuelas se esconden los talleres de algunos de los mejores artesanos e la isla.
3. Limassol tiene una parte dedicada a la vida nocturna de los británicos que visitan la isla y un barrio antiguo con castillo de recuerdos de los cruzados.
4. Petra tou Romiou, donde Afrodita surgió de las aguas. La playa no es la mejor del mundo, ni siquiera de Chipre, pero es el sitio. Hay que ir.
5. Kato Pafos tiene dos caras: un centro turístico al que muchos no le encuentran el estilo ni la gracia y uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de la región, con 2.000 años de historia y unos mosaicos para recordar.
6. Las montañas de Troodos forman el corazón de la isla. Por mucho que te guste la playa y las discotecas hay que venir un día a estas alturas a sentir el aire relativamente fresco de las alturas y buscar los tesoros escondidos. Hasta hace pocos años internarse en estos valles era emprender un viaje a otro tiempo. Hoy sigue valiendo la pena visitar las iglesias y monasterios bizantinos repletos de frescos.
7. Agia Napa es la playa entregada sin pudor a los extranjeros, sobre todo a los grupos. Tal vez el lugar menos chipriota de la isla, y donde se vive más de noche que de día. Recibe chorros de visitantes.
Algo más. En el norte de la isla, en la no reconocida (salvo por Turquía) República Turca del Norte de Chipre, quedan algunos de los lugares más interesantes de la isla, como Kyrenia (con su puerto, su castillo y su museo de los Naufragios) y Bellapaix (con los recuerdos de Lawrence Durrell y sus Limones amargos).