El secreto es que Argoitia, a su manera, existe: está hecho de rincones de algunos de los pueblos guipuzcoanos y navarros más auténticos y espectaculares de la zona, creando algo parecido al pueblo hiper-perfecto. “¡Ay va, la hostia!”, diría el sevillano-abertzale. Pues sí. Un lujazo para no perdérselo.
Getaria
Fue uno de los tres pueblos principales que acogió el rodaje por méritos propios. Entre ellos, un puerto por el que merece la pena darse una vuelta. Es toda una seña de identidad para los vecinos de Getaria, que tienen en su escudo una ballena como símbolo de que sus antiguos habitantes eran conocidos por ser unos estupendos cazadores de ballenas. Si pasas por allí, las mejores vistas de toda la zona las obtendrás desde el faro del monte de San Antón, más conocido como el ratón de Getaria (su forma es muy parecida, en realidad es una pequeña isla que se une al pueblo a través de un espigón artificial).
Ya en el pueblo hay que darse una vuelta por la iglesia de San Salvador, la calle Elcano, con casas de colores y balcones de madera, el pasadizo que une la calle Mayor y la iglesia de San Salvador... Hasta tiene antiguos vecinos ilustres: Juan Sebastián Elcano y el diseñador Cristóbal Balenciaga nacieron aquí -el museo de este último está muy cerca del polideportivo-. Un imprescindible antes de marcharte es tomar un txakoli. El de Getaria tiene fama de ser uno de los mejores, y de hecho fue reconocido como denominación de origen con el nombre de Getariako Txakolina.
Zumaia
Dani Rovira, el protagonista de Ocho apellidos vascos, dijo que se enamoró de este pueblo donde se rodaron gran parte de las escenas de la película. Rodeada completamente de montañas que descienden hasta el mar, Zumaia se levanta en una bahía donde se unen los ríos Urola y Narrondo. Pero además tiene un casco histórico por el que hay que darse un paseo y visitar al menos San Pedro, la iglesia gótica del siglo XIII que parece una fortaleza, y los palacios de Zumaia y Ubillos. Otro de los rincones con más encanto -que también aparece en la película- es la ermita de San Telmo, sobre la playa de Itzurun. Espectaculares las vistas desde allí en un entorno que parece de cuento.
Leitza
Algunas de las escenas que más invitan a la carcajada sin complejos se rodaron aquí, una pequeña localidad del noroeste navarro en pleno valle de Leizarán. En la película aparecen algunos bares de Leitza, casas del pueblo y también su plaza. Pero además de un casco antiguo muy bien conservado y el entorno completamente verde sobre el que se dispersan los caseríos, se puede visitar el imponente edificio de piedra de la Casa Consistorial, la iglesia de San Miguel o Peru-Harri, el museo a cielo abierto que Iñaki Perurena, vecino de Leitza, ha dedicado a la piedra en pleno monte.