Con la llegada del verano llegan los de “me voy de vacaciones a mi pueblo”, cuando son más de ciudad que los semáforos. Tener pueblo está de moda. Hasta los que no tienen pueblo adoptan uno en agosto.También en esta época nos bombardean con

Dicen que, teóricamente, no es muy difícil hacer desaparecer a los vivos. Pero cuando la cuestión es hacer desaparecer a los muertos la cosa se complica porque es imposible enterrar a un fantasma. Por eso hay quien cree que estos campan a sus anchas en cualquier lugar cuando cae la noche. Cementerios, casas malditas y recónditas carreteras suelen estar entre los escenarios preferidos de esos fantasmas que no pertenecen a este mundo. Pero también hay pueblos enteros con tétricas historias a sus espaldas cuyos vecinos aseguran que el lugar está tomado por ánimas atormentadas. Para conocerlos, sólo hay que dejarse guíar por la ruta de las almas inquietas. Con suerte, así cumpliremos la mayor ambición del fantasma: ser visto.

Algunos incluso han colgado el cartel de “Se alquila pueblo”, en espera de que alguien pueda reactivar la zona. Mientras eso ocurre, el número de pueblos deshabitados en España no para de crecer: según el Instituto Nacional de Estadística ya hay cerca de 3.000. La cruz es que fueron abandonados y con sus últimos habitantes se marcharon también siglos de historias, tradiciones y leyendas. La cara, que a pesar de que en ellos ya no hay vida siguen ejerciendo cierto hechizo, como una visita a los fantasmas del pasado en entornos que merece la pena recorrer. Esta es nuestra ruta por 6 de esos pueblos abandonados donde aún se puede jugar a adivinar su historia visitando lo que queda de ellos.