Destinos

Seis ‘pueblos fantasma’ para viajar en el tiempo

Algunos incluso han colgado el cartel de “Se alquila pueblo”, en espera de que alguien pueda reactivar la zona. Mientras eso ocurre, el número de pueblos deshabitados en España no para de crecer: según el Instituto Nacional de Estadística ya hay cerca de 3.000. La cruz es que fueron abandonados y con sus últimos habitantes se marcharon también siglos de historias, tradiciones y leyendas. La cara, que a pesar de que en ellos ya no hay vida siguen ejerciendo cierto hechizo, como una visita a los fantasmas del pasado en entornos que merece la pena recorrer. Esta es nuestra ruta por 6 de esos pueblos abandonados donde aún se puede jugar a adivinar su historia visitando lo que queda de ellos.

  • Belchite (flickr | Fran Ramos - imagen con licencia CC BY 2.0).

Morcat (Huesca)

Pertenece a la comarca del Sobrarbe, y más concretamente al municipio de Boltaña. Sus últimos vecinos dejaron Morcat hace ya casi medio siglo, dejando vacías las cuatro casas escalonadas en pendiente en lo alto de un monte con unas vistas estupendas al Pirineo Central. La iglesia románica de Santa María es una visita obligada, a pesar de que se mantiene a duras penas en pie. Antiguamente desde su campanario podía contemplarse el castillo de Morcat, del que no queda apenas nada. La escuela y Casa Juste, que conserva el lavadero, la pila y el pozo, han quedado como testigos de otra época en la que el pueblo estaba vivo. Más información en el blog Los Pueblos Deshabitados.

Opio (Burgos)

Escondido en el Valle de Mena, en el interior de un bosque, Opio estaba formado por seis casas que aún se mantienen en pie. El último habitante se marchó hace 9 años aunque algunos descendientes de las familias de esta localidad siguen visitándolo durante el fin de semana y el verano, buscando la tranquilidad. La iglesia de San Bartolomé y el propio entorno, rodeado de naturaleza virgen, merecen una visita.

Bujalcayado (Guadalajara).

Es uno de los muchos pueblos deshabitados (o casi, porque aún queda un vecino) de la provincia de Guadalajara, donde se organizan rutas por los pueblos abandonados en torno al Ocejón, en la sierra de Ayllón. Aunque llegaron a vivir en torno a 70 vecinos en sus 18 viviendas, poco a poco fueron emigrando en busca de mejores oportunidades a ciudades cercanas como Guadalajara o Madrid. Todavía se puede pasear entre sus típicas casas y  visitar las ruinas de la iglesia románica del siglo XII de Santa Quiteria o la ermita de San Bartolomé. A escasos 500 metros se encuentran las salinas abandonadas de Bujalcayado, donde antiguamente trabajaban algunos vecinos en los meses de verano.

A Barca (Ourense)

Pertenece al concello de Cortegada y antiguamente fue lugar de paso obligado de uno de los caminos reales a Castilla, donde personas y mercancías debían coger una barca con la que cruzar el río Miño. Hace unos meses colgó el cartel de “Se alquila” por la módica cantidad de 0 euros, con lo que se pretende que algún inversor rehabilite la zona y dinamice así el turismo. Mientras eso llega, se pueden visitar las 12 viviendas de piedra, el embalse y los cerca de 15.000 metros cuadrados de vegetación que hacen de A Barca un pequeño paraíso en plena naturaleza. Inversores alemanes y suecos ya se han interesado por el proyecto, aunque las últimas informaciones apuntaban a que podría ser una empresa inglesa que quería convertir A Barca en un centro de rehabilitación para enfermos cardiovasculares la que podría quedarse con la cesión.

Belchite (Zaragoza)

Es uno de los pueblos abandonados más conocidos de España, al lado del que se construyó el llamado Belchite nuevo, donde viven cerca de 1600 vecinos. Quedó destruido tras una batalla de la Guerra Civil y hoy esas ruinas siguen manteniéndose en el abandono. Desde el pasado mes de abril, el conjunto histórico sólo se puede visitar con un programa de visitas guiadas, a través de las que se pretende recaudar fondos para restaurar algunos de sus edificios. Aún quedan en pie el arco de la villa y el arco de San Roque, algunas fachadas de viviendas en ladrillo y adobe, el convento de San Agustín, la iglesia de San Martín de Tours, el Convento de San Rafael y la Torre del Reloj, único resto de la antigua iglesia de San Juan.

La Florida (Fuerteventura, Las Palmas).

Situado entre Juan Gopar, Tesejeraje y la Calabaza, este pueblo abandonado conserva aún un conjunto de casas tradicionales majoreras, rodeadas por inmensas llanuras donde ya solo se pueden ver algunas cabras. Aunque hoy se encuentre en el olvido, históricamente desempeñó un papel importante en las batallas de Tamasite y Llano Florido, cuando durante el siglo XVIII se produjeron los ataques de la piratería inglesa a la isla de Fuerteventura.

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