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HBO, Netflix, Amazon... ¿Los caballos de Troya que reventarán la TDT?

TVE, Atresmedia y Mediaset están amenazadas, a largo plazo, por los nuevos negocios del sector audiovisual. Multinacionales con una enorme capacidad de producción que aspiran a romper el orden establecido en la industria del entretenimiento española. ¿Será la TDT el nuevo negocio que sucumbirá ante el torbellino de internet?

  • HBO, Netflix, Amazon... ¿Los caballos de Troya que reventarán la TDT?

La televisión en abierto ha sido tradicionalmente un terreno vedado para los enemigos del poder político. Un ecosistema en el que las licencias y concesiones se han repartido entre empresarios a los que el Gobierno quería premiar o seducir. Felipe González, a Jesús de Polanco. José Luis Rodríguez Zapatero, a Jaume Roures. Mariano Rajoy, a Florentino Pérez. Quien tiene padrino, se bautiza. Quien no, ha sido excluido por sistema de la TDT. El problema para quienes durante años han sostenido este status quo es que internet ha provocado una revolución en el sector audiovisual que, a medio plazo, puede hacer que se tambaleen los cimientos sobre los que se asientan los principales grupos españoles.

Esta semana se ha anunciado la puesta en marcha de Amazon Prime Video, una plataforma con decenas de obras audiovisuales cuyo coste de suscripción es de 19,95 euros al año. Llega para competir en el mismo sector que Netflix (entre 7,99 y 11,99 euros/mes) y que HBO (8 euros/mes), el de la televisión en streaming bajo suscripción. Hace unos años, las series más populares se emitían en la televisión en abierto. De la Puerta del Sol cuelga desde hace unos días un gigantesco cartel en el que aparece Wagner Moura, el protagonista de Narcos (Netflix). Mientras tanto, los responsables de La 1, Antena 3 y Telecinco se devanan los sesos para averiguar por qué han fracasado durante los últimos años tantas veces a la hora de programar productos de ficción.

Un directivo de uno de los principales grupos de televisión españoles explicaba recientemente a este periódico que, de momento, Atresmedia y Mediaset mantienen una cómoda ventaja  sobre estos competidores. Sus beneficios son multimillonarios y su influencia, más que evidente. Los españoles todavía dedican 227 minutos diarios a los canales de la TDT (5 menos que en 2015) y la práctica totalidad de los espectadores los ve de forma lineal (cada televidente sólo usa el servicio streaming 3 minutos al mes). Esto no parece que vaya a poner en riesgo su modelo comercial.

Ahora bien, este directivo reconocía que los primeros problemas para las televisiones comerciales llegarán cuando multinacionales como Netflix o HBO comiencen a producir contenidos en España, algo que sucederá tarde o temprano.

El consejero delegado esta última compañía en Europa, Hervé Payan, aseguró este jueves que los productos autóctonos funcionan mejor que los importados, de ahí que HBO prevea comenzar a grabar sus propias series y películas en este país en los próximos tiempos. “En Europa ya producimos y aquí hemos contratado a Miguel Salvat, exdirectivo de Canal +” para este fin, destacó, en declaraciones recogidas por el portal Bluper.

Netflix ha realizado este año 600 horas de contenido y para 2017 espera alcanzar las 1.000

Netflix ha realizado este año 600 horas de contenido y para 2017 espera alcanzar las 1.000. En España, ha financiado recientemente la película '7 años' y espera incrementar su actividad en este campo durante los próximos meses. Su objetivo es llegar a 6 millones de hogares en 2022, cuando, precisamente, se espera que la segunda gran migración de canales de TDT de los últimos años, con el perjuicio para los usuarios que eso supone.

Para expandir su músculo en España, esta empresa estadounidense se ha aliado con Orange, mientras que HBO lo ha hecho con Vodafone. Esto ha empeorado la posición de Telefónica, que ha realizado una importante apuesta en la televisión de pago y cuenta con nutrido catálogo de series, pero que también ve amenazado su negocio -difícil de rentabilizar por el alto coste del fútbol- por estos nuevos competidores.

Ante la creciente amenaza que supone esta nueva forma de consumir televisión, Alejandro Echevarría, presidente de UTECA -la patronal de las cadenas privadas-, reclamó al Gobierno hace unas semanas que dispense un trato equitativo a todos los operadores del mercado. En otras palabras, exigió que los contenidos de HBO, Netflix y Amazon también sean controlados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC); y que, a partir de ahora, estén sujetos a la obligación de financiar el cine español con un porcentaje de sus ingresos. Como las empresas de la TDT.

Lo que está fuera de toda duda es que, tras la eclosión de estos nuevos negocios digitales, la industria del entretenimiento audiovisual nunca volverá a ser lo que fue. Ni en su modalidad gratuita, ni de pago. Ni en las salas de cine, ni en el salón de cada hogar. Este proceso de transformación ha ocurrido en diversos sectores: desde el discográfico hasta el de la prensa escrita o el postal. Unos cuantos se han adaptado con más o menos pericia y otros han sucumbido o han quedado heridos de muerte. 

La unión hace la fuerza

Desde este punto de vista, algunos de los grandes grupos de ambos lados del Atlántico han reaccionado y han emprendido ambiciosas operaciones empresariales para fortalecer su posición en el mercado, bajo la premisa de que la unión hace la fuerza. Esta semana, precisamente, ha trascendido que Twenty-First Century Fox, propiedad del magnate Rupert Murdoch, ha comprado Sky por 13.989 millones de euros en efectivo. Su objetivo es crear un líder mundial en la distribución y creación de contenidos; y convertirse en una referencia mundial en deporte y entretenimiento.

También ha realizado movimientos importantes durante los últimos tiempos Vivendi, el mayor conglomerado europeo de medios de comunicación y ocio audiovisual (Universal Music, Canal +). Este jueves trascendía que su participación en Mediaset ha alcanzado el 20% y todo parece indicar que su dueño, Vicente Bolloré, quiere aumentar su poder en los últimos meses dentro del grupo controlado por la familia Berlusconi (Finninvest), aunque para ello tenga que adoptar una actitud hostil. No hay que olvidar, en este sentido, que las dos compañías mantienen un contencioso que se inició después de que Vivendi no cumpliera el acuerdo que habían alcanzado para la adquisición de la división de pago Mediaset Premium.

Las aspiración de Bolloré es la de crear un gigante en el sur de Europa que disponga de una potente oferta de entretenimiento y de los derechos deportivos más atractivos para los potenciales abonados. De esta forma, aminorarían el efecto que supone para los grandes de la televisión de pago la irrupción en este mercado de Netflix, Amazon o HBO.

En este nuevo contexto, en el que los grandes grupos de televisión buscan alianzas internacionales para adaptarse a las exigencias de un nuevo mercado global, y en el que las grandes compañías norteamericanas no necesitan de permisos de emisión, dedazos o favores gubernamentales para llegar a los televisores de los españoles, resulta difícil pensar que se va a mantener intacto el orden establecido en la industria audiovisual patria. Ahora bien, si Atresmedia, Mediaset o Movistar Plus no demuestran la suficiente capacidad de reacción, a medio y largo plazo perderán una buena parte de su negocio.

De momento, hay un dato incontestable: La televisión sigue siendo el medio de comunicación que más se consume, el que consigue mayores coberturas y al que más tiempo dedican los españoles. El pasado septiembre, el 94,4% de los españoles conectó su televisor en algún momento y casi 30 millones de personas dedicaron al menos una hora al día a ver las cadenas de la TDT.

Pero la gran pregunta es: ¿disminuirá el poder de este medio de comunicación si HBO o Netflix comienzan a producir contenidos en España de forma decidida? La pregunta está en boca de todo el sector.

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