Son estos días especialmente intensos en RTVE. Hay un aroma a final de etapa en sus pasillos y quienes se sienten amenazados por la incertidumbre han comenzado a tirar de agenda para evitar su destitución. En algunos casos, con un descaro digno de estudio.
Son tiempos raros en la televisión pública: hay mañanas en las que Jesús Cintora conecta con un hospital en el que se halla ingresado uno de sus colaboradores. Mientras tanto, vuelan los puñales en sus pasillos. Una parte de estas cuchilladas se explican en los odios enquistados que existen en un lugar en el que hay quien se siente como un funcionario entronizado. Otra, a que las diferencias entre el PSOE y Podemos también se reproducen en esta empresa.
El pasado miércoles aparecía un rótulo en el programa La Hora de La 1 que decía lo siguiente: “Leonor se va de España, como su abuelo”. Pocos ejemplos resultan tan reveladores del descontrol que existe en Torrespaña. Sólo así se explica que La 1 difunda una frase que compara la decisión de los reyes de enviar a su hija a estudiar al extranjero con el viaje del Emérito hacia ese lugar tan alejado de los focos. Donde tan bien se disimulan las vergüenzas.
Poco después de su aparición, RTVE anunció el cese de sus responsables. Pero el problema no es el cartel, sino lo que hay detrás.
Comparecencias de los candidatos
Quizás usted no lo sepa, pero durante las últimas semanas han desfilado por el Parlamento los 90 candidatos que optan a presidir la corporación -y a formar parte de su Consejo- durante los próximos 6 años. Una de las preguntas más habituales que se han escuchado en las sesiones decía lo siguiente: “¿Ha recibido usted alguna llamada de algún partido político durante las últimas semanas?”. La respuesta de los aspirantes siempre era negativa. Miénteme, que yo te voy a creer.
Los grupos parlamentarios que dependen del Gobierno han negociado la composición del Consejo de Administración de RTVE antes incluso de que comenzaran las comparecencias, lo cual convierte el proceso en poco menos que una pantomima. Pero es que aún hay más: algún aspirante incluso contactó con varios partidos para solicitar apoyo para su candidatura. Y no acaba ahí: alguno ha prometido a actuales directivos un buen acomodo en caso de que presida Radiotelevisión Española. El ego y los deseos más perniciosos pueden llevar al ser humano a ser verdaderamente despreciable.
Llegados a este punto, convendría preguntarse por qué Mónica López -la ex presentadora de El Tiempo- se encuentra al frente de las mañanas de La 1. La explicación también resulta descorazonadora.
Convendría preguntarse el porqué Mónica López -la ex presentadora de El Tiempo- se encuentra al frente de las mañanas de La 1. La explicación también resulta descorazonadora
Todas las fuentes de RTVE consultadas por este periódico emplazan a mirar lo que ocurrió antes de las elecciones generales de abril de 2019. Entonces, Pedro Sánchez quería librarse de debatir dos días seguidos con los candidatos del resto de los partidos y maniobró para evitar comparecer en el plató de Atresmedia. Su intención era hacerlo en La 1, pero el problema es que el coloquio de la televisión pública se iba a celebrar un día después que el de Antena 3 y La Sexta.
¿Qué hizo Moncloa? 'Emplazó' a Rosa María Mateo a que moviera el debate de fecha, de modo que coincidiera con el de la citada televisión privada. La entonces jefa de Informativos de TVE, Begoña Alegría, se posicionó en contra de la cacicada, al igual que Xabier Fortes. La una es hoy corresponsal en Roma. El otro presenta el debate nocturno del Canal 24 Horas. Fue enviado a galeras. Antes, se encargaba del debate matinal de La 1. Pasó de ser un presentador estrella a un actor secundario.
Unos meses después, Moncloa tiró de Enric Hernández -exdirector de El Periódico- para poner orden en Torrespaña, ante el convencimiento de que Podemos y Comisiones Obreras tenían demasiado poder en RTVE. Hernández fue nombrado director de Información y Actualidad e inició una serie de cambios que llevaron al destierro de algunos elementos incómodos -como Fortes y Alegría- y al ascenso de Mónica López.
Fue en su programa donde el miércoles se cometió la estupidez del rótulo anti-monárquico.
No ven la realidad
Estos periodistas de postín y gestores de referencia tienen una capacidad limitada para engañar al personal. Entre otras cosas, porque demuestran concebir el mundo como hace 30 años, cuando ahora, realmente, RTVE no le interesa lo más mínimo a casi nadie. Entre otras cosas, porque el monopolio televisivo hace décadas que se rompió y hay una enorme abundancia de medios de información y desinformación. Dos terrenos en los que, por fortuna y por desgracia, la televisión pública ha competido históricamente. De ahí lo de 'ce, ce, o, o'. O lo del rótulo de Leonor. O lo del cuervo ingenuo.
Una buena parte de sus sindicatos suele reivindicar la necesidad de una televisión pública de calidad. Luego, se sientan a negociar y obvian que RTVE gasta el 40% de su presupuesto en personal, lo cual, desde el punto de vista de la gestión, resulta absurdo. Entonces, exigen que se mantenga el actual volumen de la plantilla so pena de movilizaciones. La corporación cuenta actualmente con 6.694 empleados. El número ha crecido en 294 en los últimos meses y nadie sabe muy bien a qué se debe. ¿Cuántos han pedido explicaciones? ¿Eso es lo que cuidan por el futuro de la televisión pública?
Cuando termina, por la mañana, el programa de Mónica López, aparece Jesús Cintora en pantalla, conocido por su indisimulada cercanía a la ideología de Podemos. ¿Qué hace Cintora en La 1 en un momento en el que el PSOE quiso reducir el 'poder morado' en Torrespaña. Es una buena pregunta cuya respuesta se obtiene si se sigue el rastro del dinero. El co-productor del espacio es José Miguel Contreras, un empresario conocido por su cercanía a una parte del PSOE. Cuando Zapatero dirigía el país y concedió a Roures, Globomedia y compañía una licencia de emisión para crear La Sexta, Contreras fue nombrado consejero delegado. Hoy, obtiene una parte de sus ingresos de la televisión pública.
RTVE ha tenido tiempos mejores, algo que no cuesta deducir. De hecho, bate frecuentemente su peor registro histórico de audiencia, lo que deja claro la posición que le otorgan los españoles.
RTVE ha tenido tiempos mejores, algo que no cuesta deducir. De hecho, bate frecuentemente su peor registro histórico de audiencia
En las próximas semanas, habrá cambio de presidente y existen dos opciones: la más probable, como siempre, es que todo siga igual y Moncloa y los grupos internos y externos de presión (no olviden la capacidad de extorsión de algunas productoras) sigan manejando el cotarro a su antojo.
Lo deseable sería que quienes han llevado a la corporación a este extremo -incluidos los grupos parlamentarios- desaparecieran a la mayor brevedad de sus más altos despachos. Eso incluye a sus actuales directivos, desde la administradora única provisional hasta los gestores de su imagen, su comunicación o su programación.
Todos ellos han conducido a RTVE a la situación más penosa de su historia. Y, francamente, si el plan es que todo siga igual, sería mejor que la cerraran. Que cada cual pague su propia propaganda y se costee sus campañas personales de imagen.