La complicada travesía judicial de Arantxa Sánchez Vicario parecía encaminarse hacia su fin después del acuerdo al que llegó la ex tenista con sus padres y con el que pretendía poner punto y final a unas disputas que durante años han expuesto ante la justicia y los medios las rencillas de una de las familias con más renombre en el tenis español. Las cosas, sin embargo, no resultarán tan sencillas para la cuádruple medallista olímpica: Bonaventura Castellanos, abogado de la familia Sánchez Vicario, ha decidido emprender acciones legales contra ella para restaurar su honor, según adelanta el diario El Mundo este fin de semana.
El acuerdo firmado el pasado tres de julio atañe a la ex tenista y a sus padres, pero el proceso judicial también incluyó a otros actores involucrados, como uno de los hermanos de Arantxa, el gestor del patrimonio familiar o el propio Castellanos. Ahora, el abogado quiere que se rehabilite su imagen pública: “Espero que la condenen a restaurar mi honorabilidad y a pagar las costas procesales que he tenido, además de obligarla a publicar la sentencia en los medios”, ha avanzado en declaraciones recogidas en Barcelona por El Mundo.
Castellanos ha sido un personaje de confianza para la familia Sánchez Vicario desde hace décadas (él mismo recuerda a Marisa Vicario embarazada de Arantxa) y su firma estaba estampada en todo el entramado legal contra el que la deportista acabó por rebelarse. Ahora quiere que “abone el importe compresivo de las costas y gastos procesales en los que ha debido incurrir como consecuencia de las torticeras e infundadas acciones emprendidas por la demandada”, según consta en el escrito.
Tras él, es previsible que a la demanda se sumen el propio hermano de Arantxa, Javier Sánchez Vicario, y el gestor Francisco Oró, de acuerdo con Castellanos. Los tres consideran que fueron usados como meros instrumentos en la batalla de la tenista contra sus padres, y ahora quieren que se restaure su honor. Aunque Arantxa haya logrado apaciguar las aguas con sus padres (que tienen el usufructo de su casa en Barcelona, aunque han renunciado al apartamento en S’Agaró), no conseguirá alejarse demasiado de los juzgados.