Tras el asesinato del niño de Mocejón, algunos tuiteros movieron bulos culpando a un inmigrante. Bulos que ya se han convertido en habituales, que terminan replicados en los canales de Alvise y Vito Quiles y tienen como objetivo encabronar a un sector de la sociedad. Esta vez los bulos han resucitado un viejo debate: el de prohibir el anonimato en las redes sociales. Ramón Espinar ha pedido que se exija el DNI para entrar a Twitter y poder procesar así a los mentirosos.
El problema de condenar los bulos y los delitos de odio más allá de la libertad de expresión es definir qué es la verdad y qué es el odio. En principio parece fácil, la verdad es lo que diga Ramón Espinar. Estos años hemos aprendido en Twitter por ejemplo a distinguir entre acoso violento y escrache democrático: acoso violento es cuando se lo hacen a los tuyos y escrache democrático cuando se lo hacen a los otros. Es curioso el deje estalinista que tiene la izquierda del buen rollo y los abrazos. Ahora mismo tienes a los mismos que hace unos años de manifestaban contra la Ley Mordaza pidiendo que se enjuicie a gente por mentir en Twitter.
Ramón Espinar no ha sido el primero en sacar el tema, hace unos días Leo Harlem pidió lo mismo en la COPE. Que todo el mundo tenga que firmar con nombres y apellidos una opinión en redes sociales. Lo dice un tío que en realidad se llama Leonardo González Feliz. A pesar de lo que pidan, España es un país tan libre y tan tolerante que ni siquiera está prohibida la filmografía de Leo Harlem. En cualquier otro país, después de Superagente Makey, Padre no hay más que uno, La familia Benetón y Cuerpo Escombro, la fiscalía habría actuado de oficio y lo habría procesado por terrorismo y atentado contra los Derechos Humanos.
Defender la libertad de expresión y prohibir la mentira no es compatible. España es un país en el que Alvise puede decir que Pedro Sánchez ha comprado un cargamento de navajas de Albacete para repartirlo entre los menas para sembrar el caos y Se Acabó La Fiesta va a sacar 800.000 votos. Son un 4% de los votos, hay un 96% que no lo vota. Se supone que esa gente desaparecerá con el tiempo según la selección natural, mientras tienes que convivir con ello.
El Tutiopía de hoy arranca con tweets sobre la policía del pensamiento.