Adelantó hace unos días Santos Cerdán, propagandista en jefe de Ferraz, la intención de su partido de impulsar una especie de Comités de la Verdad para neutralizar, provincia a provincia, los bulos que fabrica la derecha. ¿Y qué es la verdad, señor Cerdán? Difícil respuesta la que tiene esa cuestión; y máxime para el empleado de un partido político de nuestros días. Sostuvo Woody Allen en Hannah y sus hermanas que la verdad es inalcanzable. "Me consuela que los grandes pensadores de la Humanidad dispusieran de las mismas respuestas sobre lo esencial que yo". Que soy un mindundi.
Decía Bob Woodward que el trabajo de cualquier periodista es ofrecer "la mejor versión obtenible de la verdad". Esa sentencia esconde una confesión: lo 'cierto' es inalcanzable. Recurramos de nuevo a una referencia cinematográfica, Rashomon, de Akira Kurosawa. La película que demuestra que la subjetividad de los testigos de un hecho puede impulsar a que las mentiras se tomen por verdades tras ser expuestas de forma realista.
Imaginemos que un conductor, ebrio, atropella a una señora en un paso de peatones ante un testigo presencial; y que, posteriormente, el autor se fuga. Pensemos en que la Policía le localiza unas horas después, pero se niega a confesar que conducía bajo los efectos del alcohol y los investigadores no pueden probarlo. Consideremos también que la persona que vio el arrollamiento es familiar del delincuente y explica a los investigadores del caso que la víctima cruzó la calle despistada, mientras miraba su teléfono móvil. ¿Cómo comprobar la verdad si no hay un cronista objetivo en el lugar del accidente?
La verdad de Moncloa
Viajemos ahora a Moncloa y comprobemos que desde allí se ha afirmado en varias ocasiones, últimamente, de que el proceso soberanista es una cosa del pasado y que Cataluña se encuentra en una nueva etapa, de paz y consenso, en la que no caben algaradas como las del otoño de 2017. Pongamos a continuación el oído en Barcelona y escuchemos a Pere Aragonès afirmar: "El conflicto no terminará hasta que Cataluña pueda decidir su futuro (…). Para ello, lo mejor es el referéndum". ¿De qué forma analizarán afrontarán los comités de la verdad del PSOE esta manifestación del 'efecto Rashomon'?
Vayamos ahora hasta los primeros días del atribulado verano de 2020, cuando los españoles planificaban sus vacaciones con el temor a contagiarse de un asesino silencioso, que es como tantos y tantos medios de comunicación habían definido el Covid-19. En esa época, los gobiernos de todo el mundo realizaban equilibrismos para tratar de evitar que ni los hospitales ni la economía colapsaran a la vez. Dado que el turismo tiene una importancia evidente en España, y dado que se acercaba el inicio de la temporada alta, Pedro Sánchez afirmó en el Parlamento: "Juntos, hemos derrotado al virus".
Unos meses después, llegó la variante ómicron a España y el Ejecutivo volvió a hacer obligatorio el uso de mascarillas en exteriores, siempre amparado en los informes de los expertos a los que quería escuchar en ese momento. Parece que ha pasado un mundo desde entonces, pero tan sólo hace 13 meses desde que se tomaron esas medidas.
Era invierno, los hospitales volvieron a llenarse y murieron varios miles de personas como consecuencia del coronavirus. Eso sí, en enero de 2022, mientras las salas de urgencias estaban repletas, el Gobierno decidió que a la Covid-19 había que tratarla como una gripe a todos los efectos. La prensa y las televisiones transmitieron ese mensaje y todo cambió. Los ciudadanos dejaron de hacerse test de antígenos en masa, pero en las siguientes semanas las funerarias se llenaron (basta consultar las estadísticas de fallecimientos de febrero de 2022). ¿No dijo el presidente que habíamos vencido el virus, señor Cerdán?
El PSOE y lo cierto
Sin duda, tendrán un mal patrón los vocales de los comités de defensa de la verdad del PSOE, dado que fue quien afirmó que "no dormiría tranquilo" si en su Consejo de Ministros hubiera afiliados de Unidas Podemos; y quien certificó ante sus electores que jamás pactaría con Bildu. Fue el mismo que durante la campaña de 2019 se abrió a la idea de tipificar el delito de referéndum ilegal y quien se comprometió a traer a Carles Puigdemont a España para que saldara sus deudas pendientes con la justicia.
Es quien acudió a RTVE como jefe de la oposición, con un lazo naranja en defensa de la independencia de esta empresa; y quien apeló a despolitizar la Justicia y las empresas públicas para acercar a España al concepto de 'democracia plena'. Es quien, ahora, ha decidido -o ha aceptado la decisión- suspender las ruedas de prensa en las que se informaba sobre los datos de afiliación a la Seguridad Social para no tener que enfrentar a José Luis Escrivá a las preguntas de los periodistas sobre el enfriamiento del mercado laboral.
Tendrán los Comités de la Verdad de Santos Cerdán una azarosa tarea si se tiene en cuenta que tendrán que arar con esos bueyes. No obstante, no cabe duda de que actuarán con objetividad y plena diligencia a la hora de detectar los bulos y denunciarlos ante sus afiliados. En ese sentido, Cerdán ya ha expuesto la primera conclusión: la culpa es de la derecha. ¿Cómo va el PSOE a consentir la mentira?
Sentémonos a esperar a que los mandarines de la Corte de Sánchez conformen estos organismos provinciales e inicien sus juegos de alquimia, que perseguirán la conversión de mentiras en certezas. Al final, la burguesía siempre ha adoptado el papel de apadrinar, presionar y machacar a la prensa, en función de sus filias y sus fobias. Sería estúpido ocultar que, en la España contemporánea, quien ejerce ese papel es el Partido Socialista.