Fue hasta hace poco uno de los pocos defensores que había dentro del PSOE de una gran coalición a la alemana entre los dos grandes partidos, pero ahora se apea de esta propuesta. El razonamiento que este viernes ha hecho para ello Felipe González es muy sencillo: si hubiera un pacto de gobierno entre el PP y el PSOE, los socialistas cederían toda la alternativa de oposición a Podemos. Y en el caso de que fuera el PP el menos votado y abriera paso a un entendimiento con el PSOE, sería Mariano Rajoy quien estaría cediendo la alternativa a Ciudadanos. Conclusión del expresidente: "Hoy la gran coalición es imposible". Los dos grandes partidos no llegan ni al 50% de los votos (último sondeo del CIS) y que la táctica de "mantener prietas las filas" para preservar el bipartidismo sería una gran equivocación y produciría el efecto contrario. Pero éste no es el único debate interno con el que llega el PSOE a estas próximas elecciones autonómicas y municipales del 24M.
Otras fuentes socialistas, según un sondeo interno, apuestan porque hay espacio más que suficiente para la conformación de un Frente Popular después de las legislativas ya que, según los expertos que trabajan para el PSOE, se está produciendo una fuerte inflexión hacia la izquierda entre el electorado español, tanto en lo que se refiere a las intenciones de voto declaradas como a la evolución de las autoubicaciones político-ideológicas.
En el equipo de Pedro Sánchez se comenta que cualquier inclinación en estos momentos hacia la moderación, apuesta que defienden miembros de la vieja guardia como Felipe González o Alfredo Pérez Rubalcaba, daría lugar a mayores pérdidas de votos que ganancias, en parte debido a la competencia que ejerce Podemos por el espacio de la izquierda. Este también es un peligro del que advierte la encuesta, al constatar que el PSOE dispone ahora de más votantes potenciales en su izquierda inmediata que en su derecha. Dentro de los que desean una clara decantación de los socialistas hacia sus posiciones tradicionales están los votantes jóvenes, estudiantes de clase media, parados y personas laicas. Por el contrario, entre los que agradaría un corrimiento del partido hacia espacios más conservadores, están los católicos practicantes, jubilados y un importante volumen de voto volátil que suele inclinarse a conveniencia por una u otra opción política.
Las elecciones municipales del próximo domingo 24 serán, por tanto, para el PSOE un termómetro bastante fiel para medir la temperatura del electorado de centro izquierda. En la dirección del partido se opina que todavía hay tiempo hasta las legislativas previstas en noviembre para ampliar el caladero de votos y rescatar a aquellos ciudadanos desencantados que miran con simpatía a Podemos, siempre que se aproveche la crisis en la que anda sumida la organización de Pablo Iglesias y se dirija el discurso a aquellos que todavía padecen los efectos de la crisis.