Nadie podrá negarle al circo estelado la infatigable voluntad de ofrecer espectáculo al respetable. Tras años y años de performances ejecutadas a golpe de talonario oficial pasado por debajo de la mesa, tenían la obligación de superarse. Lejos de plagiarse a sí mismos plantando de nuevo cruces en las playas, de cara a este verano han inventado una nueva performance digna de La Cubana cuando hacía teatro en la calle, interactuando con los paseantes. Las compañías teatrales de la ANC y de Ómnium acaban de estrenar el autoescrache, singular sainete que consiste en insultar a su propios dirigentes. Como lo oyen.
Si el pasado miércoles los veíamos gritar consignas en contra de los dos partidos que forman Gobierno en la Generalitat ante sus respectivas sedes, el jueves estaban en la Diputación de Barcelona vociferando en contra de los mismos que hasta ahora los han pastoreado por esos misteriosos caminos que tiene la república catalana. Su ira se dirigía hacia el acuerdo entre puigdemontianos y socialistas, claro. Tampoco es que fueran muchos, apenas 100 personas. Se conoce que han optado por el teatro de pequeño formato, huyendo del gran movimiento de masas al estilo del mítico Cecil B. de Mille. Se acabaron las grandes superproducciones de vías catalanas.
Los silbidos eran entusiastas y las consignas, no por ser salmodiadas por un coro de cámara, menos contundentes. “Stop al 155”, “Ni pactos ni abstenciones”, “No tenéis vergüenza”, “ERC y PDeCAT, se nos ha acabado la paciencia” o, el más naif de todos, “No queremos sillas, queremos independencia”. Angelicos. ¿Ahora se enteran de que este quilombo ni iba de democracia, ni de presos, ni de independencia? ¿Tanto les ha costado entender que iba solamente de perpetuar a la ex Convergencia? Uno no puede por menos que preguntarse dónde ha estado, dónde ha vivido esta gente los últimos años. Porque hace mucho tiempo que se le ve el percal a esta clase dirigente, siendo como es tan solo digeriente, de digerir pitanzas pagadas por todos.
¿Nadie ha pensado lo que supone que el actual Govern solo haya aprobado una sola ley en lo que lleva Torra de mandato?
Les diré una cosa a quienes aún creen estas milongas: queridos y queridas, os han tomado el pelo cual indio navajo a un colono de carreta y banjo. Solo os querían como carne de cañón, como tontos útiles porque, a poco que se sepa como funciona el mundo, es sabido que la política ni se gana en las calles ni mucho menos encendiendo velitas o haciendo performances ridículas. La política se hace en los pasillos, en los despachos, en ciertos conciliábulos, y luego se lleva a los parlamentos en los que, según las mayorías, se hace hoy algo llamado Digo para, al día siguiente, hacer lo contrario llamándolo Diego. ¿O es que a nadie le escamó que Puigdemont proclamase aquella bobada para desactivarla tres segundos más tarde? ¿Nadie se mosqueó al verlo fugarse en un maletero? ¿Nadie se ha cuestionado porque desde entonces la autonomía catalana ha ido más y más de capa caída, perdiendo su preeminencia económica, su liderazgo social y político en el conjunto de España? ¿Nadie ha pensado lo que supone que el actual Govern solo haya aprobado una sola ley en lo que lleva Torra de mandato?
Bien está si les sirve para abrir los ojos y comprobar que tan fuleros son los suyos como los otros, pues el político es animal que come de todo y en todos los pesebres. Y, por si hay alguien que se pregunta qué razón puede haber llevado a los de Puigdemont y Torra, los de la conjura para la república, a ponerse de acuerdo con los sociatas del 155, se lo diré: hay 950 millones de razones, tantas como la cifra del presupuesto de la Diputación, presupuesto destinado a los ayuntamientos – los tuyos, claro – y a contratar amiguetes, asesores, compis yoguis y demás, que si hay tripartito en la Gene a partir de otoño y JxC se queda in albis de algo habrá que vivir.
Así que ya pueden hacerse autoescraches o vender gaseosa con jarabe de grosella, que el pescado está vendido y nunca mejor dicho. Rememorando a Tirso de Molina en su célebre 'Los tres maridos burlados', permítaseme acabar con los siguientes versos: “Y así te han puesto los cielos este cepo penitente. Por necio e impertinente, en ti su venganza funda el que te ha dado esta tunda. Por eso, si sales fuera, escarmienta en la primera y no aguares la segunda”.
Dicho queda.