Opinión

Comparar a VOX con Bildu

Los progres de salón consideran a VOX como enemigo de la democracia y recomiendan aislarlos y marginarlos

  • El portavoz de Vox en las Cortes, Juan García-Gallardo y el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tras tomar Mañueco posesión de su cargo como presidente de la Junta de Castilla y León

Algo profundamente enfermizo ha echado raíces en el socialismo español. Empezó hace años cuando Maragall trazó conjuntamente con comunistas y separatistas el Pacto del Tinell en el que se juramentaban para no pactar jamás con el PP. Entonces la extrema derecha fascistoide la encarnaba el mismo partido con el que ahora Sánchez exige pactos de estado. Añadamos que C’s también fue en su momento extrema derecha. Pues bien, la sintomatología de ese cáncer que le permite al PSOE decidir desde su atalaya quién es fascista y quién no, reservándose acordar una legislatura con golpistas lazis, bilduetarras o comunistas defensores de Putin, ha producido metástasis.

Y es que al inquilino de la Moncloa VOX le parece un peligro para la democracia cuando, en realidad, los de Abascal son un peligro para que él continúe instalado en esa repulsiva red de mentiras, desgracias, sectarismos y ruina. VOX no, dicen, pero Bildu sí. Porque si se les integra en las instituciones acabarán por volverse demócratas, afirman con aire de mochuelo reumático los estrategas del socialismo. La barbaridad es de tamaño natural, porque ni Bildu es democrática, ni lo es su ideario ni el zulo del que provienen. Salvando las distancias, el separatismo catalán no se ha hecho más respetuoso con la constitución o la corona ni ha modulado sus ideario excluyente por estar en el congreso.

VOX, tercera fuerza en la cámara, acata las leyes, respeta las instituciones, defiende la constitución, no tiene las manos manchadas de sangre, no ha intentado dar un golpe de estado e intenta que exista gobernabilidad allí donde se solicita su concurso. Recordemos, además, que el juicio por el golpe de estado separata, como tantas otras cosas, fue hijo de las querellas que interpusieron en su momento. Resumiendo, es una formación política que, con su ideología que puede gustar o no, se mantiene escrupulosamente dentro del marco legal. ¿Quiénes no son partidarios de la UE? Bildu, Junts, Esquerra o los comunistas, tampoco; ¿abogan por un marco de defensa europeo, prescindiendo de la OTAN? Los anteriormente citados, lo mismo.

Pero a esta izquierda ful de pancarta, subvención y paguita le interesa tener un espantajo con el que asustar a los votantes que siguen viviendo en esa ínsula de Barataria llamada fe en el socialismo. “Si tú no vas, ellos vuelven”, decía un conocido lema de campaña del PSOE, que suelen ser apocalípticos, sacando imágenes de dóbérmanes furiosos representando a una derecha que, por suerte, no existe. Nadie que no sea del bando que apoya al gobierno desea la muerte de quien no piense como él, nadie quiere ver muertos a tiros a sus adversarios, nadie desea guetos para discrepantes, como un orate de las CUP decía hace poco, hablando de que los “quillos”, los que no son catalanes con certificado ario, debería quedarse en sus rincones sin osar profanar la tierra sacrosanta separatista.

Pero el peligro es VOX, nos dicen. Lo demás es admisible. Fíjense que incluso Feijoo se reúne primero con las dos centrales de enchufados denominadas sindicatos antes que con Abascal. Son décadas de comprar la falsa historia de esa izquierda mendaz. Así, no es de extrañar que si el líder del PP desprecia a su socio natural por miedo al qué dirán – pero bien que pacta con ellos para asegurar a Mañueco en la presidencia de Castilla y León – los socialistas demonicen a VOX por tierra, mar y aire y haya quien incluso se atreva a compararlo con Bildu.

Y no. No es lo mismo tener a Otegui como socio que tener a Ortega Lara. Verdugos y víctimas, he ahí el mello del asunto.

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