Con el lema de ‘España adelanta por la izquierda’, sumidos en una bacanal de escándalos y corrupciones, y mientras la Justicia estrecha el cerco sobre el Palacio de La Moncloa y Sánchez y su familia, este viernes comienza en Sevilla el 41 Congreso del PSOE. Partido que dejó de ser una organización política para convertirse en máquina de poder al servicio del solo liderazgo autocrático de Pedro Sánchez, que llega a Sevilla enarbolando en una pica la cabeza del secretario del PSOE en Madrid, Juan Lobato.
Un Pedro Sánchez al que Aldama ha señalado en casos de su confesada corrupción y que, en una fecha no lejana, podría ser imputado y citado a declarar ante el Tribunal Supremo como consecuencia de alguno de los tres casos que se investigan en los tribunales y en los que ese ‘detecta’ la corresponsabilidad penal de Sánchez como presidente del Gobierno y líder del PSOE:
El caso Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, ya imputada y citada a declarar de nuevo por el juez Peinado para el día 18 de diciembre, fecha en la que el magistrado le podría comunicar su imputación en cinco delitos: tráfico de influencias, corrupción, apropiación indebida, intrusismo profesional y malversación. Y este último delito de malversación de especial manera al constatarse, en un documento aportado por la defensa de Begoña al juez Peinado, que está demostrado que la asistenta y asesora Cristina Álvarez, que la Presidencia del Gobierno asignó a la esposa del presidente para asuntos institucionales, y se paga con fondos públicos, se ha dedicado a trabajar para los negocios privados de Begoña Gómez. Motivo por el que el juez Peinado ha citado a declarar como testigo a Cristina Álvarez el próximo día 20 de diciembre.
El caso de Álvaro García Ortiz, Fiscal General del Estado, el que está imputado en el Tribunal Supremo por el delito de ‘revelación de secretos’ y puede que con el agravante de ‘continuado’, en relación con la filtración de los informes de la Agencia Tributaria y el posible acuerdo de conformidad con Hacienda del novio de Isabel Ayuso, Alberto González Amador, con la premeditada intención de dañar la reputación de la presidenta de Madrid.
Una revelación de secretos en la que, además de la Fiscalía del Estado, ha colaborado el palacio de La Moncloa, con la filtración de los documentos de la Agencia Tributaria a medios afines al PSOE y especialmente al hasta hace poco el secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, quien llevó los documentos filtrados a la Asamblea de Madrid para señalar a Ayuso. Pero que, sospechando de la ilegalidad de esta filtración, también aportó dichos documentos y la conversación que mantuvo con Pilar Sánchez Acera, la jefa de gabinete del hoy ministro Oscar López, a una notaría. Lo que en el PSOE se consideró una ‘deslealtad’. Inscripción notarial de Lobato que fue la gota provocó, por imposición de Sánchez, la dimisión de Juan Lobato.
El que ha sido citado a declarar este viernes -en plena apertura del 41 Congreso del PSOE- como ‘testigo’ ante el juez del Tribunal Supremo que instruye el caso del Fiscal General y que muy probablemente citará también a Pilar Sánchez Acera, la jefa de gabinete de Óscar López (el futuro sucesor de Lobato en Madrid) implicando así a La Moncloa.
El caso de David Sánchez, el hermano del presidente, quien también acaba de ser imputado y citado a declarar el próximo día 9 de enero por una juez de Badajoz y por varios presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción y malversación tras la creación de un cargo público y musical a la medida de David Sánchez, hermano del entonces secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Un puesto ‘fabricado’ por el actual presidente de la Diputación de Badajoz y líder del PSOE en Extremadura, Miguel Angel Gallardo. El que también está imputado y citado a declarar en base al informe detallado y presentado por parte de la UCO a la magistrada.
El presidente Sánchez, decapitado Lobato como un aviso a disidentes, espera culminar un 41 Congreso ‘triunfal’ a lomos de su claque y de su ‘pacto de hierro’ y apoyos parlamentarios con los nacionalistas de todo pelaje y la extrema izquierda
Pero las cosas de Palacio (de La Moncloa) y la Justicia ‘van despacio’. Y mientras tanto, el presidente Sánchez, decapitado Lobato como un aviso a disidentes, espera culminar un 41 Congreso ‘triunfal’ a lomos de su claque y de su ‘pacto de hierro’ y apoyos parlamentarios con los nacionalistas de todo pelaje y la extrema izquierda. Así, ha sacado adelante Sánchez su pacto fiscal, colocó a Teresa Ribera (en coincidencia con la extrema derecha europea) en la Comisión Europea y está convencido que los Reyes Magos le premiarán con los PGE de 2025, para permanecer en el poder hasta 2027, ‘y puede que más allá’ como dijo en el Congreso de UGT, sindicato recientemente condenado en Sevilla por corrupción.
Feijóo, Ayuso, Aznar y Trump
En la oposición, el PP de Feijóo se resiste a una moción de censura ‘de denuncia’ ante la opinión pública porque perdería la votación, mientras en el PP sueñan con ingenuidad que el PNV o Junts rompan con Sánchez lo que nunca ocurrirá. Máxime una vez que Sánchez sostiene el gobierno del PNV y le regala dádivas económicas, Bildu continúa sacando presos de ETA de la cárcel y los de Junts y Puigdemont saben que si rompen ‘la baraja’ Pumpido se cargará la Ley de Amnistía. Por su parte ERC está encantada en el gobierno de Salvador Illa, a la espera del cupo catalán y de competencias sobre inmigración, así como de un segundo indulto a Junqueras para acabar con su inhabilitación.
Consciente Sánchez, además, de que la extrema izquierda de Sumar, Podemos e IU está sumida en una crisis existencial agitada por el caso Errejón y no están en condiciones de romper nada.
Asimismo, el PP de Feijóo, debilitado en Valencia, está a la espera del nuevo desembarco europeo de Donald Trump una vez se instale en La Casa Blanca el 20 de enero de 2025. Un Trump cuya relación prioritaria en España está del lado de Santiago Abascal y Vox. Aunque Isabel Díaz Ayuso, que le acaba de ganar a Sánchez el pulso sobre el Fiscal General, no dudará en acercarse a Trump (a quien había criticado José María Aznar) en clara competencia con Vox, para resaltar su liderazgo en la derecha española donde cada vez se hace más necesario un Congreso nacional del PP que se podría convertir en una especie de moción de censura interna, pero en este caso contra Feijóo.
De momento estamos en el estreno del pretendido congreso triunfal, o ‘terminal’, del PSOE en Sevilla y en coincidencia con la declaración de Juan Lobato ante el juez del Tribunal Supremo que investiga al Fiscal General y que podría implicar a La Moncloa en su diligencia procesal.