El 8 de mayo de 2018 se publicaron en la prensa española los resultados del barómetro electoral del CIS elaborado en abril. En ellos se daba el siguiente resultado de intención de voto: PP 24% ; Cs 22,4% ; PSOE 22% ; UP 19,6%
Eso fue hace apenas tres años, y como vemos, Ciudadanos era la segunda fuerza, el PSOE la tercera y Vox ni siquiera apuntaba a tener representación parlamentaria. A finales de ese mes ocurrió el terremoto político de la moción de censura de Sánchez con la excusa de la sentencia del “Caso Gürtel”, la primera que resultó exitosa en la historia de nuestra actual democracia.
La clave fue la unión de todos los grupos de izquierdas e independentistas del Hemiciclo más el apoyo del PNV que, una semana antes, había ayudado a aprobar los Presupuestos Generales del Estado del gobierno Rajoy. El siguiente barómetro del CIS, ya con Tezanos al frente y que se publicó en agosto, reflejó una intención de voto bastante diferente: PSOE 29,9% ; PP 20,4% ; Cs 20,4%; UP 15,6%
Resulta evidente que el haber llegado a formar gobierno contra todo pronóstico ayudó mucho a Sánchez, que consiguió mantener ese primer puesto en las dos elecciones generales de 2019 con un 28,67% de votos en las de abril y un 28,3% en las de noviembre.
Vamos a hacer un ejercicio de política ficción y supongamos dos escenarios. El primero es que la moción de censura de 2018 fracasara, por ejemplo porque el PNV mantuviera el mismo apoyo a Rajoy que ya le había demostrado pocos días antes. Dando por hecho que el bloque PP+Cs hubiera aguantado toda la legislatura, habrían tocado elecciones generales en verano de 2020. Unos meses antes España habría empezado a notar las consecuencias de la pandemia. Ignoramos cual hubiera sido la respuesta de un gobierno de Rajoy pero sí podemos imaginar, sin temor a equivocarnos mucho, que en ese ambiente pre-electoral, la actitud de la oposición habría sido muy dura. Basta con recordar la postura de Sánchez cuando en octubre de 2014 una enfermera se contagió de ébola y sus acusaciones: “Usted hoy no es presidente de gobierno, señor Rajoy; es el presidente de un auténtico desgobierno”. O el famoso tuit del PSOE citando una frase del hoy presidente “Rajoy es responsable de la crisis del ébola por poner a una irresponsable en Sanidad”.
La enfermera del ébola
Los hechos, muy resumidamente, fueron los siguientes:
Teresa Romero, auxiliar de enfermería del Hospital Carlos III, permaneció ingresada aproximadamente 26 días al haberse contagiado de ébola. El 1 de noviembre de 2014 recibió el alta y el 2 de diciembre la OMS consideró a España «país libre de ébola» al no detectarse más positivos. Dos enfermos repatriados –misioneros ambos– fallecieron, hubo 17 personas aisladas y unas 80 en seguimiento. El de Romero fue el único contagio confirmado en España.
En cuanto a Podemos, Pablo Iglesias –entonces eurodiputado- criticó la “gestión del ébola” y llegó a preguntar a la Comisión Europea si intervendría.
También es interesante recordar que se organizaron protestas callejeras en 24 ciudades por seguir el protocolo sanitario y sacrificar al perro de Teresa Romero, el famoso Excalibur. Incluso en años siguientes aún hubo concentraciones recordándole y criticando al gobierno por haber actuado así.
En resumen, no es difícil suponer las enormes críticas que tanto PSOE como UP hubieran vertido sobre cualquier decisión que hubiera tomado Rajoy en marzo de 2020, incluso si hubiera hecho exactamente lo mismo que hicieron ellos en el gobierno en aquellos días.
El otro escenario es que Rivera aceptara gobernar junto a Sánchez ya que sus 57 diputados más los 123 del PSOE, hubieran sido suficientes para una cómoda mayoría absoluta
El segundo escenario que imagino, y que tampoco es tan arriesgado suponer, es que tras las generales de abril de 2019, y contra su promesa electoral, Rivera aceptara gobernar junto a Sánchez ya que sus 57 diputados más los 123 del PSOE, hubieran sido suficientes para una cómoda mayoría absoluta. En ese caso, al llegar la pandemia a nuestras vidas tanto el PP como UP habrían coincidido en la oposición y también podemos suponer que a ambos les hubieran parecido muy malas las medidas tomadas por ese gobierno de coalición.
Curioso que dos partidos que, a día de hoy, tienen tan poco apoyo popular en España como el PNV y Ciudadanos (según el último CIS uno tiene el 1,5% de intención de voto y el otro menos del 7%) hayan sido tan decisivos para la política de todo el país.
Si Podemos estuviera en la oposición
En cualquiera de los dos escenarios, creo que a día de hoy Vox no tendría tantos apoyos (en mi opinión su ascenso se debe en gran medida al éxito de la moción de censura de Sánchez apoyándose en independentistas e izquierda radical, y su actual situación de tercer partido del Parlamento a la entrada de UP en el gobierno) pero más allá de ello, me gustaría incidir en cómo estaría la situación actual española con un Podemos en la oposición, tanto contra un posible gobierno de coalición de centro-derecha como contra uno de centro-izquierda.
La falta de ayudas directas desde el primer momento, la improvisación y retraso en las compras de suministros médicos, el afirmar en el verano pasado que ya se había vencido al virus, el solicitar un estado de alarma de 6 meses, la no subida del salario mínimo prometida, la fusión de Bankia con Caixabank generadora de miles de despidos, el veto a las manifestaciones multitudinarias el 8-M, las devoluciones en caliente en la frontera marroquí, el enorme gasto en consejeros...si hubieran ocurrido con un Podemos en la oposición hubieran provocado manifestaciones, huelgas y disturbios por toda España similares, o peores, a los ocurridos en Cataluña con el encarcelamiento del rapero Hasel. Es fácil suponer que hubieran denunciado las cifras oficiales absurdamente bajas de fallecidos por el coronavirus, la subida de la desigualdad, la de los embargos de vivienda habitual, al excesivo aumento de la tarifa de la luz… y, en general, todo lo que hoy apoya o consiente. Sin duda serían los más críticos con todo y habrían utilizado el cabreo general por la pandemia -y por sus consecuencias económicas- para incendiar las calles. Por mucho menos –la investidura de Rajoy de 2016- apoyaron “rodear el Congreso”.
Y es más que posible que todo ello, además de haber perjudicado mucho el clima social en España les hubiera convertido en un partido con una intención de voto muy superior a la que actualmente ostenta, capitalizando a su favor -con su habitual discurso populista- toda esta situación tan dramática (que aunque hubiéramos tenido un mejor gobierno, lo hubiera seguido siendo) que hemos vivido los españoles. Estoy más que seguro que con un Podemos en la oposición, los últimos 15 meses podían haber sido mucho más convulsos aún. Puede que mi postura no sea muy popular pero creo que para todo aquel que prefiere que UP nunca dirija el gobierno, el que haya estado como socio minoritario en el de Sánchez durante esta crisis sanitaria, económica y social, puede que sea una buena noticia para el futuro. Y el futuro, al contrario del pasado, sí se puede cambiar.